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domingo 5, mayo 2024

Migaya, una historia de emprendimiento en tiempos de pandemia

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Se disfruta hasta el último pedacito, hasta la última migaja. No hay más que probar los productos de los emprendedores Laura y Rubén para entender por qué han llamado ‘Migaya’ a la marca asturiana que combina arte y repostería. “Las Chaponas”, las exquisitas galletas gijonesas que reproducen el monumento Sombras de Luz, son un buen ejemplo de ello.

Rubén García nos explica el origen de este proyecto, cuyas raíces se hunden profundamente en el amor por Asturias y la necesidad de darla a conocer a través de dulces creaciones vinculadas a esta tierra.

-¿Cuál es el origen de Las Chaponas de Gijón?
-Las Chaponas se crearon en 2013. Su creadora original fue Rosa Vílchez, que tenía la confitería Biarritz en Gijón. Ella tenía amistad con el artista Fernando Alba, y desde el momento en que empezó a hacer el monumento Sombras de Luz, conocido coloquialmente como “Las Chaponas”, Rosa se quedó enamorada de este proyecto y decidió replicarlo. Quiso hacerlo a escala y le costó dos años crear este producto porque, entre otras cosas, hacer los agujeros era muy complicado. Era un proceso muy laborioso y super artesanal. Los moldes que usaba eran de taracea, y ella se fue hasta Granada a por ellos, porque es una técnica que se utilizaba mucho allí.

“Migaya representa una forma sana de comer y Las Chaponas son nuestro primer producto”

-¿Cuándo y por qué se produce el relevo?
-Mi mujer y yo conocimos a Rosa en 2019 cuando nos íbamos a casar porque tenía un formato de las galletas en pequeño para bodas. Nos pareció una idea genial y las incluimos en nuestra boda. Rosa ese año se jubilaba, de hecho, la última boda que hizo fue la nuestra; el día que fui a recoger Las Chaponas ella cerraba la confitería.
Como le daba pena que se perdieran nos propuso continuar juntos en el tema de la distribución, pero con tan mala suerte que abrimos el nuevo local una semana antes del estado de alarma y ahí se fue todo al garete. Ella tenía 72 años y ya no se veía con la fuerza necesaria para seguir, así que decidió vendernos todas las patentes, y mi mujer y yo continuamos el proyecto. Fue una historia un poco romántica y turbulenta. No sé si por arrojo o por estupidez, pero decidimos seguir con el negocio ese año.

-¿Fue a raíz de ese momento que nació la marca Migaya?
-Sí, porque mi mujer y yo teníamos la idea de potenciar Asturias y darla a conocer, en este caso, a través de los dulces. Migaya representaba una forma sana de comer y Las Chaponas fue lo que utilizamos como primer producto. Las sacamos con receta y packaging renovados el 15 de diciembre de 2020.

Galletas Las Chaponas elaboradas por Migaya
Las Chaponas / Foto: Migaya

-¿En qué varía la galleta actual respecto a la original?
-Seguimos utilizando productos de máxima calidad como ya hacía Rosa, pero la receta se modificó, se hizo mucho más natural. Cambiamos a productos no refinados como el azúcar moreno y la harina de escanda ecológica de Speltastur. También redujimos los cuatro modelos de galleta a un solo formato, al original, el elaborado con chocolate con leche y mantequilla.
El cacao es natural y se extrae directamente del haba; el chocolate también es natural, nada que ver con los sucedáneos que abundan en la industria. Los puntos de fusión son mucho más bajos, con lo cual las calorías que tienen son más sanas y más fáciles de eliminar que las de otros chocolates.
También hubo algunas modificaciones en el sistema de producción porque el que había no era viable para un negocio solo sustentando por este producto. Una parte del proceso se hace con bañadora y cortadora, pero seguimos limpiando cada galleta a mano, revisando cada agujero a mano; es un trabajo muy artesanal.

-¿Qué hace que un ingeniero técnico y una enfermera se líen la manta a la cabeza y se conviertan en emprendedores? La decisión tendría sus pros y sus contras.
-Sí, claro, de hecho, tenía muchos más contras si te parabas a pensarlo, porque mi mujer trabaja de enfermera y yo estoy de comercial en el sector eléctrico, y una época de pandemia parece que invita a no complicarse la vida y asegurar lo que ya tienes, pero mi mujer y yo queríamos tener un proyecto en común, algo que nos ilusionase y nos gustaba mucho dar a conocer Asturias, así que no lo pensamos mucho.
Estábamos convencidos de tirar para adelante y tampoco pretendíamos hacernos ricos, pero sí crear algo bonito, algo que esperamos que la gente valore. También nos gustaba que podíamos emplear a personal que tenía Rosa anteriormente, alguno con una edad complicada para el panorama laboral actual. Era una forma de poner tu grano de arena y ayudar a levantar una situación tan jodida como tenemos.

“Una época de pandemia parece que invita a no complicarse la vida, pero mi mujer y yo queríamos tener un proyecto en común, algo que nos ilusionase, así que no lo pensamos mucho”

-¿Vuestro sello a la hora de sacar productos es Asturias?
-Sí, el sello de identidad es Asturias y potenciar todo lo bueno que tenemos. En el caso de Gijón aprovechamos el tirón de Las Chaponas y el buen trabajo de Rosa.
Ahora hemos sacado la roca de arroz con leche y tenemos muchas más ideas en mente que pueden ir por diferentes líneas, porque al final todo va en el mismo camino, todo discurre en el sentido del arte, de los productos de calidad, de artesanía, de productos de la tierra, etc.

-Háblanos del trabajo que hay detrás de estos productos.
-Todo esto es gracias a nuestro pastelero, que muy pronto daremos a conocer. Es un amigo íntimo nuestro desde pequeño y un grandísimo profesional. Él fue quien nos ayudó a esto, porque evidentemente nosotros no teníamos ni idea.
Las Chaponas es una galleta estilo sablé, sablé viene del francés y hace referencia a la textura que te da en boca. Es una galleta elaborada con mantequilla, yema de huevo, azúcar lustre, harina de escanda ecológica, chocolate y cacao. Hay cuatro tipos de galleta en función de los agujeros que simulan las diferentes esculturas del monumento Sombras de Luz.
El chocolate con leche, al ser natural, lleva un proceso de cristalización complicado con cinco etapas, y es como un puzzle, si no haces bien los diferentes procesos de enfriamiento y calentamiento, el puzzle no encaja y no queda como debería hacerlo. Es una parte muy delicada. Y luego hay que reducir la parte de cacao, para que dé un toque amargo pero que siga siendo dulce y agradable y eso requiere que el chocolate esté en un punto muy preciso, de forma que cuando espolvoreas el cacao lo absorba inmediatamente y dé el aspecto de óxido que sigue simulando todavía.

“Ahora hemos sacado las rocas de arroz con leche y tenemos muchas más ideas en mente. Al final todo discurre en el sentido del arte, de los productos de calidad, de artesanía, de productos de la tierra, etc.”

-Parece un proceso alquímico
-Sí, hay que tener un mimo increíble y estar muy muy pendiente de cada parte desde el minuto uno en el que haces la masa. El amasado tiene que hacerse perfecto, respetando los tiempos y el orden de incorporación de los ingredientes; el corte de la galleta también es muy delicado, y en la parte del bañado del chocolate influye mucho la temperatura y es clave echar el cacao en el punto exacto.
Incluso el preparado del packaging es un proceso laborioso que se cuida al detalle, porque si tú presentas un producto de alta calidad, absolutamente todo lo que rodea a ese producto tiene que estar a la misma altura.

Rocas de arroz con leche de Migaya
Rocas de arroz con leche / Foto: Migaya

-Y vuestro último producto, la roca crujiente de arroz con leche, ¿en qué consiste?
-La roca crujiente es un producto de chocolatería elaborado con los ingredientes del arroz con leche. Lleva el arroz inflado, que le da esa textura crujiente y alveolada, también chocolate blanco que lleva leche y es un chocolate natural, y luego lo perfumamos con limón y con canela, para conseguir ese toque completo de lo que es el arroz con leche.

-¿Qué aceptación está teniendo vuestro trabajo?
-En general la respuesta ha sido magnífica. Notamos el apoyo de la gente y estamos bastante emocionados, no esperábamos tal recibimiento.

“Desde que era pequeño mi padre me decía: “arrepiéntete de lo que hagas, no de lo que no hagas, eso es lo peor que puedes hacer”.

-Visto lo visto, ¿recomendaríais a más gente lanzarse a cumplir sus sueños?
-Yo aconsejaría a todo el mundo que se arriesgue si tiene un sueño o cree en una idea, por muy difícil que le parezca o por muchas cosas que haya en contra. A mí esto me lo inculcó mi padre desde pequeño con una frase que decía: “arrepiéntete de lo que hagas no de lo que no hagas, eso es lo peor que puedes hacer”. Esa filosofía va conmigo a la tumba y voy a hacer siempre lo que quiera. Sé que es duro en estos momentos, más aún cuando no hay ayudas y te encuentras totalmente solo, pero aun así lo recomiendo. Creo que la gente debería arriesgarse porque es bonito tener tu empresa y cuando haces lo que te gusta, disfrutas el doble.
Si además lo haces con la persona con la que tienes que estar haciéndolo, como es mi caso, con mi mujer y mi compañera de viaje, eres feliz. Haces lo que más te gusta con la persona que más quieres, ¿qué más puedes pedir?

-¿Tenéis ya otros proyectos en mente?
-Sí, hay muchos. Veremos en los próximos meses qué camino vamos a seguir, pero seguramente este año va a haber más novedades.

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