Todas los comercios se dedican a bombardearnos con el inicio del curso de los niños, aprovechando vamos a volver a pasar todos por el cole, particularmente políticos, futbolistas y comentaristas varios, porque hay cosas difíciles de digerir en los medios de comunicación. Ejemplo, en plena crisis helena dice Albert Rivera en RNE: «Espero que nuestros compatriotas griegos…» Que está bien, no digo que no, eso de considerar Europa casa común, pero justo ahora que ciertos catalanes y sus oponentes andan manoseando el concepto «patria» parece una exageración, la verdad.
Esperemos que el regreso a las aulas sea apacible, porque empezó agosto con tres sucesos terribles: El asesinato de la hostelera de Gijón, la maldad de un padre que corta en pedazos a sus niñas y el impresionante accidente de un ciudadano portugués camino de sus vacaciones, en el que mueren sus tres hijos. Cuando informan en El País, -artículo sin firma remitido desde Zamora-, escriben «falta desenlace», en una mala broma de los duendes de la imprenta, donde debería decir «fatal desenlace». No es imputable a los geniecillos la información que hace El Comercio sobre el arresto del primer sospechoso en el caso de Gijón, de acuerdo con el recorte que amablemente me hace llegar Jaime Poncela: presentarse cada quince días y semanalmente parece tarea complicada, incluso para el diligente «camarero del año».
Tiene la policía una tarea delicada para encontrar pruebas; claro que si los periodistas los maltratan van a distraerlos de sus funciones. Informa TVE de una manifestación en Manila el 27 de julio, el telediario de medio día asegura que «al menos 3 policías y 16 personas han resultado heridas». ¿Considerará la redactora que los policías en general no son personas o se refiere sólo a los filipinos? Peor lo hace quien en la SER da una noticia de sucesos en la que explica «…más tarde un presunto hombre llamó al 112 para confirmar que…»
La versión regional de la tele nacional tuvo a bien ilustrarnos el 8 de julio de que había dos razones por las que se habían perdido 6.000 habitantes en Asturias, «la primera es que nacen más que mueren». Me sorprendió un poco, ciertamente, al contrario que otra de TPA, desgraciadamente muy repetida, el señor del tractor que volcó en Piloña «tiene varios politraumatismos»; aunque para asombro la siguiente, misma cadena, comentarista transmitiendo el Tour: «¡Como se ponga a tirar el kilómetro 10 al 5!» (La cuenta atrás es por lo que faltaba a la cumbre, el chiste viene a continuación) «¡Como se ponga a tirar…que son por lo menos tres o cuatro kilómetros!»
Marga es una buena amiga cuya hija acaba de procurarle su primer nieto. Celebramos su abuelidad con sidra y comentamos alguna de estas anécdotas; como Irene es periodista Marga me pide comprensión, sobre todo para el becariado, que en los meses de verano malvive en las redacciones, con tajo abundante y mal pagado. Eso ya lo había observado, sobre todo en los rótulos de los informativos de TVE. Para no cargar sobre las becarias ni sobre la tele pública os muestro dos pifias, de la 5 y en invierno: La primera recoge un viejo error de cuando en la escuela el Conocimiento del medio era simplemente Geografía. Se recitaban de memoria las regiones de España y nosotros vivíamos en la Provincia de Oviedo; luego ya pasamos a ser un Principado, que suena más importante, aunque nuestro nivel de renta siga cayendo en picado. Informa Telecinco de un serio temporal que azota el Cantábrico y, a juzgar por el rótulo de la parte superior izquierda se ha conseguido el sueño de Gabino de Lorenzo, posiblemente porque un delegado de gobierno manda más que un alcalde: ¡Por fin Oviedo tiene mar! 
Habrá más, permanezcan atentos a la pantalla, volvemos en cuatro párrafos. Veo un reportaje que cuenta como ya los antiguos patios de operaciones de la banca y de la Bolsa han perdido su sentido desde que todo se gestiona por ordenador; un periódico de color salmón explica el trabajo de los agentes que deben hacer turno de noche para operar en las bolsas orientales. Sin embargo todavía algunos pequeños grupos de inversores, entrados en años, siguen acudiendo cada mañana a donde solían; me acuerdo, por ejemplo, de un recinto acogedor que tenía una pandilla de ellos en el elegante palacete del Banco de Gijón (luego Banco Hispano, luego Santander) en la confluencia de las calles Moros y Munuza; me contaban que estaban más de tertulia que otra cosa, cultivando la amistad a la par que los caudales. Pues bien, la redactora entrevista en Madrid a uno de estos inversores, que rechaza frontalmente cualquier gestión cibernética; no por odio a la técnica, sino por razones menos defendibles: «No quiero estar en mi casa con el ordenador y que me diga mi mujer que le mire las judías o las lentejas…»
Un respiro para el periodismo, vamos a ver un organismo oficial asturiano, donde no se pueden presentar escritos más que en castellano. El portal informático del Servicio de Empleo del Principado de Asturias publica una oferta terminada en 2223 procedente el ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, también citado en el mismo texto como (sic) Ayuntamiento de; se trata de buscar 8 alumnos para conservación y mejora de montes del Programa Joven Ocúpate, Tiene quien redacta cuidado con el género, así orienta a «los y las» solicitantes, pero luego tropieza con el asturiano, empezando por su propia empresa: llama al de Samartín del Rei Aurelio Ayuntamiento, con «o» redonda, y luego informa que se puede descargar la solicitud «en www.smra.eu o calcando aquí«. Esquizofrenia: si la lengua astur fuera oficial nos estaría aconsejando «pulsar sobre este enlace», como el anuncio es en castellano nos sugiere «apretar aquí con el pie»; postura a la par complicada y peligrosa en menesteres informáticos.
Mientras comentábamos estas cosas ya los de Telecinco se han enterado de que la mar cantábrica está en la latitud de la ciudad de Gijón, aunque sea para dar una noticia mal redactada que nos permite cerrar la página con optimismo; por arte de magia convierte lo luctuoso en esperanzador: tres de los fallecidos ¡han sido dados de alta!