En un mundo donde el dinero parece ser la medida de todas las cosas, hay personas que consiguen abstraerse de esa aparente realidad en la que estamos inmersos, tomar distancia y mirar alrededor para ver que se requieren alternativas.
Hombres y mujeres comprometen su vida, su tiempo, sus conocimientos y esfuerzos para cambiar esta sociedad por otra más humana y justa. Muchas personas necesitan ayuda y otras sencillamente quieren darla. Son nuestros héroes anónimos.
Han bajado las temperaturas y especialmente por las noches resulta insoportable. La situación se recrudece cuando Luis no encuentra un cajero donde protegerse. Amanece y se empieza a mover para intentar quitarse el frío de encima, cuando le sorprende el cartel de una cafetería que pone ‘pregunta por nuestros cafés pendientes’. Nunca se imaginó que detrás de aquella puerta estaba esperándole un café calentito que antes había pagado un cliente anónimo. Esta iniciativa solidaria nace en Nápoles y llega a nuestro país en 2013. A ella se han adherido bares y cafeterías que portan una pegatina en su puerta. Te tomas un café y a la hora de pagar, abonas otro que algún desconocido sin recursos se tomará gracias a ti. En torno a esta iniciativa se ha formado una cadena de locales y clientes que en silencio y de manera anónima ayudan a personas desfavorecidas han creado otra forma de luchar contra la discriminación.
Ponerte en la piel del otro, sentir lo que siente, dejarse contagiar y actuar es lo que hizo Belén Díaz. Tuvo a su padre hospitalizado durante cincuenta días en el HUCA. Al vivir fuera de Oviedo se veía obligada a comer en el centro sanitario y pagar sus costosos menús. En aquel momento no tenía demasiados ingresos y aquello le supuso un gran sacrificio. Hoy Belén regenta una cafetería en la zona de Montenuño cerca del HUCA y ha acondicionado una parte de su local para que familiares con enfermos en el hospital puedan llevar su propia comida. Necesitaba hacer algo para colaborar con personas que estaban viviendo lo mismo que ella y pensó que podía echarles una mano, hasta que se habilite un espacio para tal fin, dentro del propio hospital, como vienen demandando desde hace tiempo los usuarios.
En la nave del polígono industrial de Argame a la que recientemente se ha trasladado el Banco de Alimentos -gracias a Caja Rural-, hay mucho movimiento. Allí trabajan quince voluntarios preparando la nueva campaña de recogida de alimentos pero habría tarea para muchas más personas.
Aunque en teoría vivimos en un país del denominado primer mundo, en esta región más de un 18% de personas están en riesgo de pobreza y exclusión social. Es decir, pasan hambre. Desde abril, el maliayo Bernardo Sopeña es quien está al frente de la Fundación Banco de Alimentos de Asturias, es la persona que coordina todo este entramado para que cumpla su objetivo: hacer llegar alimentos a los más necesitados. «Después de nueve años de jubilado ves que todavía tienes mucho para dar y aportar y eso te da satisfacción. En este momento, colaborar con esta Fundación para mí más que un reto es una necesidad personal». Una realidad a la que se entrega en cuerpo y alma porque la situación en la calle es dura. Ahora mismo, 179 entidades y organizaciones se benefician de esta institución y estas a su vez distribuyen la comida a 22.450 personas pobres y en riesgo de pobreza y exclusión social.
Aunque es necesaria la colaboración durante todo el año, el Banco de Alimentos coordina campañas específicas para recaudar comida. En este caso, del 27 de noviembre al 2 de diciembre se está llevando a cabo en varios países de la UE, en España y por tanto también en Asturias, La Gran Recogida donde se espera recaudar al menos doscientos mil kilos de alimentos, «una cantidad que supone el 10% de la comida que llega al Banco de Alimentos de Asturias al año». Supermercados, grandes superficies, colegios, empresas y ayuntamientos de toda la región recogerán en esos días alimentos no perecederos bajo el lema 200.000 kilos 200.000 sonrisas. «Sin estas donaciones nos sería imposible cumplir todas las expectativas que demandan las personas en situación de exclusión social», advierte Sopeña. Para llevar a cabo esta tarea, la Fundación hace un llamamiento a la colaboración ciudadana, «además de alimentos, necesitamos al menos mil trescientos voluntarios antes de esa fecha. Serían colaboradores eventuales para ayudar en esas jornadas».
«En estos momentos distribuimos comida en Asturias a 22.450 personas pobres y en riesgo de exclusión social»
(Presidente del Banco de Alimentos)
¿Somos los asturianos solidarios? «Sí, para el volumen de población que hay en la región el pasado año repartimos 2.600.000 kilos, lo que supone una donación de más de dos kilos por persona. La solidaridad viene de tres sectores: industrial donde recuperamos excedentes de grandes empresas; centros comerciales, grandes superficies o cadenas de alimentación con las que realizamos dos grandes operaciones kilo a lo largo del año y en tercer lugar los municipios que lo deseen. Queremos que los ayuntamientos sean el vehículo para extender la campaña y que luego sus instalaciones -bibliotecas, Servicios Sociales, Servicios de Jubilados, colegios- sean los puntos de recogida». Los alimentos que vienen cocinados, recuperados del sector de hostelería después de un complejo sistema de conservación, se sirven directamente en entidades de consumo, comedores sociales, cocinas económicas: unas veinticinco en toda Asturias. Los alimentos no perecederos -legumbres, cacao, café, leche, galletas, sal, azúcar, etc- se distribuyen a través de otras entidades colaboradoras. «Todo ello bajo el control del Banco de Alimentos, una institución aconfesional, apolítica e independiente, -puntualiza Sopeña-. No solo se pueden donar alimentos sino también dinero que luego se utiliza para comprar alimentos cuando hay escasez de un determinado producto, cosa que ocurre en muchas ocasiones».
En este sentido, los asturianos somos generosos. Según datos del primer estudio sobre solidaridad y donaciones en España realizado por el portal guiaONGs.org, Asturias es la comunidad donde un mayor porcentaje de población ha donado dinero a alguna ONG en el último año. Además, es un acto que se hace con convicción para reivindicar derechos, no como una limosna.
Un juguete, un derecho
Tan importante como la comida es el juego para el ser humano, especialmente en las primeras etapas de vida. Aunque está presente en toda nuestra vida en mayor o menor medida, es en la infancia cuando tiene mucha más trascendencia porque es jugando como se desarrollan nuestras aptitudes físicas, inteligencia emocional, creatividad, imaginación, capacidad intelectual, habilidades sociales, personalidad, valores, conductas… y además, nos entretiene y nos hace disfrutar. En una palabra, los juegos, son los grandes aliados en el proceso de aprendizaje.
Mientras estas Navidades muchos niños van a recibir un exceso de regalos, otros no van a poder disfrutar de ninguno. Javier Amieva y Alicia Cabrera son director y coordinadora de Cruz Roja Juventud Asturias, la sección juvenil de esta entidad que se dedica sobre todo a la educación y sensibilización de los derechos de la infancia y de la juventud. Por eso es aquí donde nace la campaña de recogida de Juguetes Solidarios que se viene desarrollando desde hace varios años. «Se vio que los menores muchas veces carecían de juguetes o de un juego saludable, y también que a la propia sociedad le faltaba información sobre lo que es un buen juguete, qué características ha de tener para que contribuya al desarrollo del menor: juguete no bélico, no sexista, cooperativo, sostenible y saludable», comenta Javier. La campaña no solo está ligada a la Navidad sino a todo el año. «Los juguetes han de ser nuevos, puntualiza Alicia. Eso al principio no lo entiende la gente pero sí cuando se lo explicas. Todos los niños tienen derecho a tener un juguete nuevo y además eso aporta cualidades de seguridad». La campaña se puso en marcha hace unos meses.
Cruz Roja Juventud de Asturias en contacto con los responsables de los servicios sociales y usuarios recibe las peticiones, realiza una valoración previa y pone en marcha la campaña. A partir de ahí las empresas se ponen en contacto y realizan sus donaciones. «Nos preguntan el número de juguetes que necesitamos y los donan. También lo hacen particulares que los llevan a las oficinas de Cruz Roja más cercanas. Nosotros los reunimos y luego repartimos por toda Asturias según la necesidad. A esto se suman otras iniciativas de asociaciones que organizan eventos para recaudar fondos para esta causa y ellos mismos se encargan de distribuirlos. Este año son trece las localidades donde Cruz Roja va a realizar la entrega directa de juguetes», explica Alicia.
Campañas de sensibilización, recogida de juguetes, empaquetado, distribución… para eso hacen falta muchas manos. «Sin el voluntariado no habría campaña. Sin la participación y el movimiento asociativo que genera la población joven, no sería posible nada de esto, asegura el director de la oficina autonómica. Nosotros decidimos de forma autónoma lo que queremos hacer, cómo lo vamos a organizar y Cruz Roja nos da las herramientas para poder llevarlo a cabo, especialmente formando al voluntariado».
Son muchas las campañas que organizan, pero esta de recogida de juguetes tiene un matiz especial. «En esta experimentas el dar de forma tangible. Tienes un juguete, se lo haces llegar a una familia y contribuyes al desarrollo de un niño concreto. Participas de forma directa», dice Alicia. Dentro de unos días Javier, Alicia y otros voluntarios se pondrán a envolver los regalos conseguidos con todo el cariño del mundo. Vestidos de rojo como los pajes de los Reyes Magos, esta Navidad devolverán la ilusión a muchos niños que recibirán cada juguete con una sonrisa.
Correr por una buena causa
Asturias se convierte por unos días en territorio running. Como cada año, cientos de deportistas de todas las edades participarán en las distintas san silvestres solidarias que se organizan a lo largo de nuestra geografía. Pequeños y mayores calzarán sus zapatillas para correr por una buena causa. Las distancias son asequibles y los recorridos aceptables. La cita es para competir pero sobre todo para compartir.
Además de los deportistas, en cada edición hay muchas personas que a pesar de no correr se inscriben para colaborar de manera altruista y desinteresada con la causa. Solidaridad y deporte se unen en una cita casi familiar porque de una u otra forma todo el mundo colabora. La oferta es amplia, hay distintas distancias y a diferentes horas del día.
Deporte y solidaridad se funden en estas tradicionales citas deportivas
En Cangas de Narcea por ejemplo, la prueba tiene lugar el 31 de diciembre a las cinco de la tarde. La organiza la concejalía de Deportes y tiene dos recorridos, uno de 1.200 metros para los más pequeños y otro para mayores de 2.200 metros. Los que quieran inscribirse han de donar alimentos no perecederos o productos de higiene personal que recoge Cruz Roja y Servicios Sociales del ayuntamiento para luego repartir entre los más necesitados del concejo.
Langreo celebra también su San Silvestre el último día del año a las seis de la tarde. La salida y meta son en la Plaza del Ayuntamiento. Tiene distintos recorridos: 400 metros para benjamines, 800 metros para alevines y 1.200 metros para infantiles. El resto deberá de correr cinco kilómetros. El precio de inscripción es de dos euros y un kilo de comida. Los Servicios Sociales del Ayuntamiento son los encargados de entregar alimentos y fondos a la causa que días antes se haya decidido.
Deporte y solidaridad se funden en un perfecto binomio en estas tradicionales citas deportivas. Este esfuerzo que realizan cientos de asturianos cada año, servirá para ayudar a familias sin recursos.
‘Decidí dar una vuelta de tuerca a mi afición y utilizarla para recaudar fondos para la investigación contra el cáncer’
Ha sido el primero en cruzar la meta decenas de veces, fue subcampeón de Asturias en ciclomáster y sexto en su categoría en el Campeonato del Mundo de Duatlón Edimburgo 2010. A pesar de todo este palmarés, Héctor Moro es de los que piensa que no es ganador quien consigue victorias sino quien persevera por conseguir sus sueños. Y él tiene muy claro cuál es el suyo desde 2012.
«Ese año diagnostican a mi padre un cáncer de pulmón terminal. Consciente de que no podía hacer nada por su vida, decido estar en paz conmigo mismo y a través del deporte intentar recaudar fondos para la investigación de la enfermedad que meses despues acabaría con la vida de mi padre. Ese año organicé los 101 kilómetros solidarios que unen Pola de Laviana con el Santuario de Covadonga, subiendo a los Lagos. La experiencia resultó y la hemos repetido cada año».
Desde 2012, este deportista lavianés está llevando a cabo una serie de iniciativas que consisten en recorrer Kilómetros Solidarios, pruebas de ultrafondo con las que recauda dinero que luego destina a distintas causas sociales.
-¿Cuándo dejas que esa pasión por el deporte que te acompañó desde pequeño, pase a un segundo plano?
-La muerte de cáncer, no solo de mi padre sino de familiares cercanos y amigos, me hizo ver la vida desde otro prisma. Tengo claro que por genética poseo muchos boletos de que esa enfermedad llame a mi puerta, a la del resto de mi familia o a otros, así que pensé destinar una parte de mi vida a conseguir dinero para la investigación de la enfermedad y eso me resulta gratificante.
-¿Cuál es el reto que te has propuesto para este año?
-Completar veinticuatro maratones cruzando la meta en menos de tres horas. Teniendo en cuenta que los expertos recomiendan no hacer más de dos maratones al año, es algo que cuanto menos, llama la atención. Hasta la fecha llevo más de veinticuatromil euros recaudados. La sociedad apoya porque en el fondo cree en uno.
-¿Cómo consigues reunir esos fondos?
-Vendiendo camisetas, otras veces antes de la prueba hago cinta en el gimnasio y pongo al lado un bote y la gente que valora mi esfuerzo hace un donativo. Si por ejemplo hago un maratón para colaborar con la Asociación Galbán (Familias de Niños con Cáncer), quiero que sea la propia entidad quien esté ese día gestionando el dinero para dar mayor visibilidad y transparencia a todo. Como no hay grandes patrocinadores tengo que buscarme la vida continuamente y a través de pequeñas cosas.
-¿Tienes detrás algún equipo de apoyo?
-Si no tienes detrás a un equipo humano es imposible hacer nada. Tengo un grupín de amigos que siempre están ahí animándome, empujando y a veces cuando caes, amortiguando el golpe. Porque en un año pasan muchas cosas y cuando uno se ve guapo en el espejo todo va para adelante, pero el día que te levantas y te ves feo, todo cuesta el doble.
-En tu blog dices: «me niego a que la vida pase por delante de mis narices sin al menos intentar algo para hacer una vida mejor para mí y para los demás». ¿Resume tu filosofía de vida?
-Sin duda. Por el momento no tengo reconocida ninguna enfermedad -creo- que me vaya a matar próximamente pero por mi forma de ser convivo un poco con el fantasma de la depresión, así que cuando hago este tipo de cosas por los demás en el fondo también me estoy ayudando a mí. Al estar activo, entregándome, saco la cabeza de las sombras, hago mi vida mejor y también la de los demás.
-Acabas de publicar un libro sobre tu vida, «Corriente contra» también con fines solidarios.
-Me lo propuso una editorial y al principio dije que no, porque no me apetecía y pensaba que tampoco tenía nada interesante que contar. Luego accedí con dos condiciones: no quería ganar nada contando mi vida -eso se lo dejo a los de «Sálvame» de Telecinco-, así que los derechos de autor irían destinados al Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias. Y la segunda, quería contar mi realidad sin tapujos, así que me desnudé para mostrar mis luces y mis sombras porque de esta manera es como creo que puedo ayudar más a la gente. Cuando consigues retos la gente te idealiza, piensa que las cosas no te cuestan, que puedes con todo… y eso es mentira. Cuando alguien lee que padecí anorexia y salí de ello puede pensar que él también puede hacerlo. Comparto las frases que dicen: «Un hombre solo debe avergonzarse cuando sus palabras sean mayores que sus actos» y que «Somos lo que hacemos y no lo que decimos que hacemos».
-¿Qué es lo que más te reporta del tiempo que dedicas a los demás?
-Satisfacción. Podría tener una vida más sencilla sin tanta complicación pero tampoco sería tan plena. Sé que todo esto me ha ayudado a ser mejor persona porque en esta sociedad siempre vivimos con problemas, cuando no es que cobramos poco es porque estamos en el paro o ha subido la luz. Cuando te metes en algo así y ves a los nenos con cáncer en el hospital, riéndose, a gente en silla de ruedas de por vida con ilusión por las cosas, ves que hasta ahora eras un gilipollas que te quejabas de todo.
-Una curiosidad… ¿cómo consigues compaginar estos retos con tu trabajo y vida personal?
-Hoy día de fiesta, me levanté a las siete de la mañana para hacer mis obligaciones, ahora estaba entrenando que es cuando se suele levantar la gente. Otro día entreno por la noche que es cuando más apetece estar en el sofá. Creo que cuando las motivaciones son mayores que las excusas, siempre hay tiempo. /M.H.