Barbao combina la alcaldía de Morcín con la gestión como máximo responsable del Grupo de Acción Local de la Montaña Central. El trabajo no le pesa; al contrario, se ilusiona con las posibilidades concretas para su concejo natal, y eso se traduce en sus palabras y sus gestos a la hora de explicar los nuevos proyectos que pretende abordar en Morcín, algunos de ellos con la ayuda del Plan Leader.
-¿Cómo cree que va a funcionar el Leader en el concejo de Morcín?
-No puedo cuantificarlas, pero hay numerosas solicitudes hechas en el concejo de Morcín. Todavía no se han estudiado en profundidad para ver si son viables, ni se ha determinado el porcentaje de ayuda que podrían recibir, pero lo que sí se puede constatar es una mayor afluencia de peticiones con respecto al Proder. Parece que la gente ya tiene más confianza en que es relativamente fácil conseguir esas ayudas en función del proyecto.
Seguro que el Leader va a ayudar a consolidar el empleo en la zona rural, incluso más que el Proder, porque ya tenemos más experiencia y rodaje. Ese es el objetivo fundamental de estos programas de desarrollo rural.
-¿Qué destacaría de las iniciativas que se plantean?
-Hay alguna muy interesante. Hace poco en el concejo había muchos bares que de alguna manera cumplían con la función de centros sociales, eran el lugar de reunión de la gente de los pueblos, sobre todo en la parte alta. Ahora estos locales han cerrado porque hay menos gente y no resultan rentables, pero los morciniegos tienen necesidad de comunicación, de disponer de un lugar donde charlar, recibir clases, jugar a las cartas, etc. Hay una asociación en El Vallín que está planteando al Leader una solicitud de ayuda para desarrollar un centro que cumpla esta función social.
Es un proyecto muy ambicioso que queremos estudiar al detalle porque podría tener un porcentaje de ayuda importante. El Ayuntamiento respaldaría también esta iniciativa, y sumado a lo que aporte la Asociación, podría dar un impulso a toda la parte alta del concejo, ya que abarca a varias parroquias.
-En este caso la iniciativa tendría una función social de gran importancia.
-En la zona rural cada vez hay menos población y la que hay es gente mayor, así que hay que intentar favorecer que puedan sentirse medianamente cómodos donde nacieron y donde están viviendo. Al final de la dictadura y principios de la democracia se vendieron todas las escuelas públicas que había en el concejo; visto desde la perspectiva actual considero que fue un error porque esos inmuebles habrían dado un juego muy importante como centros de reunión para toda esta gente mayor que no está en condiciones de trasladarse a Santa Eulalia o a La Foz. Así que desde el Ayuntamiento tenemos que facilitar que los vecinos tengan un punto de encuentro donde se puedan realizar actividades.
A veces a los alcaldes, y a las corporaciones en general, nos chifla echar hormigón y asfalto, y hay que hacerlo, pero eso no puede ser todo. Hay que pensar en la política social, sobre todo en la gente mayor que tenemos en el concejo.
“Para que el sector privado se anime a invertir, las entidades públicas, como los ayuntamientos, tenemos que poner en valor los recursos turísticos que hay en la zona”
-¿Podrían nacer nuevas iniciativas de turismo rural en el concejo gracias al Leader?
-El tema del sector turístico es la pescadilla que se muerde la cola, porque desde las entidades públicas siempre denunciamos que la iniciativa privada no hace nada, y no es así. En un momento de tanta dificultad económica para que el sector privado se anime a invertir, las entidades públicas, como los ayuntamientos, tenemos que poner en valor los recursos turísticos que hay en la zona. Para esto chocamos con la misma dificultad: la económica, pero tan importante como lo económico es tener la voluntad política para hacerlo. En Morcín tenemos recursos muy importantes, pienso que debemos ser atrevidos e incluso un poco egoístas. No podemos seguir ‘perdiendo’ más tiempo, hay que intentar aprovechar los fondos europeos, que cada vez van a ser menos.
-¿Hacia dónde puede reinventarse Morcín?
-Aquí hay cosas que, lamentablemente, nunca se tocaron, como por ejemplo el Monsacro. Ya tenemos la historia, sólo hay que ponerla en valor, para ello queremos mejorar los accesos y poner en marcha un teleférico que suba al Monsacro. Sería el primero en Asturias, un revulsivo importante para la zona, y estamos dando los primeros pasos para ello.
Lo mismo con el embalse de los Alfilorios, llevamos mucho tiempo peleando por la recuperación de su entorno de forma que se convierta en un lugar atractivo y de ocio, y aunque hay otros organismos que no lo ven de la misma manera que nosotros, seguiremos insistiendo. Si a todo esto sumamos el atractivo de la Sierra del Aramo, la iniciativa del CELME y la puesta en marcha del Museo de los Quesos, vemos que estamos caminando en la dirección adecuada.
-¿Cuál es el papel de Morcín dentro de la Montaña Central?
-En el Consorcio de la Montaña Central hay un anillo turístico en el que todos los municipios tienen su importancia. Por ejemplo, ¿hay algún territorio que pueda presumir de tener dos estaciones de esquí, con la importancia que tienen? Además de que, con unas buenas comunicaciones, están a cuarenta minutos de la playa. Nuestro territorio ofrece esa posibilidad y muchas más, como la gastronomía, porque en la Montaña Central se come muy bien. En Morcín tenemos dos ferias gastronómicas en torno a dos productos autóctonos, como son el gochu asturcelta y la oveya xalda, que además se complementa con el mercado rural que preparan las mujeres de la Asociación So la Malena, que hacen una muestra de los trabajos que realizan a lo largo del año. En ese sentido hay que destacar el trabajo que desarrollan todas las asociaciones del concejo. Otra fiesta gastronómica consolidada es la que se refiere al pote de nabos, además del certamen de quesos de Afuega’l Pitu. En otoño se cocina el cordero xaldu, junto a las castañas y la sidra dulce que preparan las mujeres. Morcín, en ese sentido, tiene mucho que aportar.
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