En medio de abundante vegetación y paralelo al río Pra se encuentra un camino transitado desde la antigüedad por los lugareños que iban a sus molinos para moler la escanda o el maíz. Hoy este itinerario conocido como la Ruta de los Molinos luce una nueva señalización. Con esta nueva imagen se relanza esta turística ruta para disfrutar de naturaleza y etnografía en Bimenes.
Parece que fue ayer cuando los yerbatos circulaban por esta senda con las sacas de maíz o escanda, acompañados por el rumor del agua y el ruido sordo y monótono de las muelas triturando el grano. Siglos después el recorrido sigue conservando todo su encanto.
La ruta estaba señalizada pero debido a su progresivo deterioro y la gran afluencia de visitantes, el Ayuntamiento renovó toda la señalización.
El itinerario, que también forma parte de la red de senderos de la Comarca de la Sidra, comienza en Llera donde encontramos un panel indicativo de toda la ruta en un pequeño aparcamiento. Acompañados desde el principio por bosques de castaños y robles, se llega hasta la primera construcción, el Molín de Barrial junto a una pequeña poza alimentada de una cascada.
Seguimos caminando y después de un repecho, tomando una desviación a la derecha encontramos el Molín del Ferreru -prácticamente destruido- pero en medio de un escenario natural maravilloso. Retomamos la ruta principal y llegamos al Molín de Máxima, del que sólo queda un conjunto de piedras apiladas. Después de una pronunciada subida en una zona de castañares, se puede ver una cuerría reconstruida -donde se almacenaban las castañas-, siguiendo el camino y cruzando de nuevo otro puente llegamos al Molín de Milio perfectamente restaurado. Cuenta con paneles explicativos que dan a conocer los instrumentos y mecanismos utilizados en la tradición molinera asturiana. Dispone también de una pequeña zona de mesas donde poder hacer un alto en el camino y disfrutar del entorno. A través de un trayecto empinado llegamos hasta el Molín de Honorio, rehabilitado y enclavado en un entorno privilegiado al lado de una cascada y un tejo centenario. Para muchos, uno de los rincones más bellos de todo el recorrido.
El camino de la izquierda nos lleva al pueblo de Melendreros, final del recorrido. Desde allí se pueden divisar las cumbres de la Sierra de Peñamayor. El regreso a Llera se hace por el mismo camino.