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sábado 23, noviembre 2024

Rumbo a Santiago

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Después de salir de Gijón, al peregrino le espera un bonito paseo por el Monte Areo, el valle de Carreño y los últimos ocho kilómetros por la AS-19 hasta llegar a Avilés. Un paisaje de contrastes que merece la pena.
Esta ruta ha sido muy importante para el concejo de Carreño, ya que era el Camino Real que unía Gijón con Avilés hasta que se abrió la carretera nacional. Son veintisiete kilómetros de recorrido donde realizaremos algunas paradas para visitar lugares curiosos.
Dejamos atrás las instalaciones industriales que ocupan las afueras de Gijón y el asfalto poco a poco se vuelve camino. Nos vamos encontrando verdes praderas, ganado pastando, lugareños trabajando la tierra, esencia del paisaje rural de la zona. En breve nos enfrentamos a la subida al Monte Areo, doscientos metros de desnivel que se notan en las piernas y haremos de manera progresiva. Aquí el Camino de la Costa se une con el GR-100 de la Ruta de la Plata. En la cima hay una necrópolis, con dólmenes y túmulos neolíticos, de entre tres mil y cinco mil años antes de Cristo.

Área dolménica Cierru Los Llanos
Área dolménica Cierru Los Llanos. / Foto: Fusión Asturias

El dolmen de San Pablo es el más conocido, lo podremos visitar siguiendo una desviación de unos cuatrocientos metros del Camino perfectamente señalizada. De regreso a la ruta y una vez pasado el cartel giramos a la izquierda, rodeados de eucaliptos, por un camino que desciende con una fuerte pendiente hasta Santa Eulalia del Valle. Antes pasaremos por la iglesia del mismo nombre del siglo XVII, con una fuente al lado, bancos y abundante sombra, lugar ideal para descansar y visitar, ya que en su interior se conserva una lápida del año 951, procedente de una iglesia ya desaparecida, de un «Alfonso, hijo del príncipe Fruela (II)». Se continúa por los Barrios de Lacín, El Palacio, Sopeñes, Santa Eulalia, la Maquila y La Torre. Muy cerca de este lugar se encuentra la Fuente de los Malatos, nombre con el que se conocía a los afectados por la pelagra o mal de la rosa, una degeneración de la antigua lepra. Dicen que en este lugar, los malatos aliviaban su enfermedad.
Atravesamos durante cuatro kilómetros el valle y llegamos a Tamón tras pasar por un túnel. En Tamón dejamos la AS-326 y enlazamos con la AS-19 que nos lleva a Trasona y luego a Avilés. El paisaje se torna de nuevo industrial.

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