La Plaza de Abastos de Navia cumple tres décadas de actividad con una oferta que no solo incluye alimentación, sino también pequeñas tiendas de servicios variados. Es una apuesta por el pequeño comercio, con el trato personal como bandera.
Las plazas de toda la vida se han puesto de moda. En muchas ciudades se han rehabilitado infraestructuras y modernizado propuestas, convirtiéndose incluso en lugar de visita turística y en referencia para las últimas tendencias gastronómicas. En el caso de Navia, la Plaza de Abastos mantiene su estructura de pequeño comercio, que en 2013 se revitalizó abriendo el espacio a nuevas actividades. Aquí los negocios de toda la vida -pescadería, carnicería, frutería- conviven con otras propuestas de nuevo cuño, como panadería, costura, zapatería, una gastrotienda…
Alberto López, de la Carnicería San Lorenzo, es uno de los que están aquí desde la inauguración de la Plaza, y ha visto cómo el negocio ha ido evolucionando con los tiempos: «Antes vendíamos sobre todo carne fresca y ahora la tendencia es consumir productos elaborados, que en nuestro caso son preparados muy sencillos, totalmente artesanos. La gente es práctica, tiene poco tiempo y quiere llevarse las cosas hechas».
Al combinar distintos tipos de negocio, la Plaza de Abastos funciona a modo de pequeño centro comercial.
Al combinar distintos tipos de negocio, la Plaza de Abastos funciona a modo de pequeño centro comercial, donde unos se complementan a los otros. «Y además, el funcionamiento es mucho más económico, pagamos una pequeña renta al Ayuntamiento y compartimos servicios», apunta Alberto.
Precisamente éste fue uno de los motivos que llevó a Soledad Roger a abrir aquí La Cantina Gastrotienda. «Nos decidimos a instalarnos aquí porque las condiciones eran muy ventajosas para empezar un negocio, y además porque últimamente los mercados están cogiendo mucha vida, cada vez más gente viene a comprar». Se da también la peculiaridad de que todos los negocios que han abierto recientemente están gestionados por mujeres. «Somos más emprendedoras, supongo, aunque no sé si en el caso de la Plaza tiene que ver».
Como inconvenientes, los comerciantes apuntan la falta de aparcamiento, especialmente problemática si se tiene en cuenta que la Plaza está en el centro de la villa. Como ventaja, aquí se termina conociendo al cliente por su nombre, y se establece una relación mucho más satisfactoria. «El trato aquí es distinto a las grandes superficies, es muy personalizado y eso la gente lo agradece», opina Alberto. «Y además intentamos ser selectivos con lo que vendemos, que sea siempre lo mejor». Al poner en valor los productos locales y artesanales, se reivindica la calidad del comercio «como el de antes», pero pasado por la óptica moderna que garantiza su futuro.