Las imágenes en blanco y negro de los primeros establecimientos naviegos nos retrotraen a épocas anteriores, nos conducen a momentos que hicieron historia y a personajes que dejaron huella. Nos hablan de pioneros y emprendedores cuyo legado fue alimento para posteriores generaciones.
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No hay un presente sin pasado y no hay desarrollo sin un corazón que lo sustente. El de Navia tiene en el comercio sus primeros latidos y hay que remontarse a la Carta Puebla, concedida por el rey Alfonso X en el año 1270, para reconocer sus primeros pasos en los dos mercados semanales.
A partir de ese momento se desarrolló un comercio relacionado sobre todo con el cabotaje tanto desde el puerto de Vega como desde Navia. Puerto de Vega alcanzó en el siglo XVIII un momento culminante, “el poderoso gremio de marinería y comercio era el que más contribuía a la Real Hacienda de toda Asturias, era por así decirlo, la primera empresa asturiana” -explica el cronista de Navia, Servando Fernández-.
Aunque el comercio moderno, el precedente del actual, hay que buscarlo en la segunda mitad del siglo XIX. Es la época que Jesús Martínez daba en llamar ‘el final de un letargo en Navia’. El cronista de Navia considera muy acertada esta apreciación del historiador y médico que tan honda huella dejó en el concejo. “Efectivamente es el final de un letargo, porque por una parte la burguesía local empieza a invertir en negocios de ultramarinos y hostelería, y ya no digamos los capitales que llegan repatriados de Cuba, Puerto Rico y de toda América -explica el Servando-. A finales de siglo es también el comienzo de la construcción naval en la ría, que supuso una vitamina para el desarrollo de Navia, aunque el impulso mayor lo dan la llegada de grandes empresas en la segunda mitad del siglo XX”.
Nuestro agradecimiento a los fotógrafos de ‘época’ y a todos los que en la actualidad
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