Fue después de haber recorrido el Camino de Santiago cuando un grupo de amigos deciden, en 2003, crear en Vegadeo la sociedad que lleva el nombre de un montículo local. Resultó apropiado para el nuevo grupo de senderismo, que a partir de entonces se dedicó a recorrer las sendas y caminos de la geografía asturiana.
Eligen sus itinerarios dando prioridad al paisaje. No se trata de llevar a cabo grandes gestas deportivas, sino de disfrutar de un senderismo relajado que les haga conocer en mayor profundidad Asturias, y en particular el Occidente. José Luis Prieto Bajo es presidente de la agrupación: “Procuramos elegir siempre rutas bonitas, con paisaje. Nos gusta recorrer los valles de los ríos y también las rutas costeras. Por la media de edad, preferimos hacer senderismo, aunque en alguna ocasión nos hemos animado a retos mayores, como el Alto de la Xamoca, que tiene su miga”. Y es que la mayoría de sus miembros apuntan a la franja que ya ha llegado a la jubilación. “Hay algunos más jóvenes, pero lo cierto es que hay actividades deportivas que los atraen más, como el fútbol o el baloncesto. Para nosotros, caminar es una actividad de la que disfrutamos mucho”.
En Vegadeo hay afición. En relación a su población, un grupo con algo más de ciento cincuenta miembros es muy destacable, con algunos venidos de El Franco, Castropol, Taramundi, incluso los Oscos y el vecino Ribadeo. De todos ellos, alrededor de veinticinco son los que acuden asiduamente a las citas para hacer una ruta, siguiendo el calendario que prepara semestralmente la directiva y que procura recoger las sugerencias de todos siempre que sea factible. “Buscamos el atractivo de la ruta, y de momento siempre hemos tenido mucha suerte en la organización, suele estar bien señalizado y nunca ha habido incidentes”. Además de las salidas quincenales, todos los años se organizan un par de viajes turísticos que tienen mucha demanda entre los socios, la última a la Granja de San Ildefonso en Segovia, con una visita guiada a la ciudad. También hay dos fiestas anuales: en verano, una marcha ligera que termina con un churrasco en un área recreativa local; en invierno, la reunión se traslada al interior de un restaurante. La clave: disfrutar de la naturaleza en compañía de amigos.