Hace varios años que Lucía Álvarez decidió que lo suyo era el baile y que quería vivir de su pasión. Después de unos inicios difíciles, la semilla de la danza ha prendido en Vegadeo gracias a ella. Y el fruto lleva el nombre de dancEo.
Hace siete años empezó la historia de dancEo, el nombre bajo el cual bailan niños desde tres años hasta mayores de setenta. El nexo común a todos ellos es la Escuela de Danza que regenta la joven Lucía Álvarez. La veiguense ha contagiado su pasión por esta modalidad deportiva a muchos vecinos del concejo y también de otros municipios cercanos. «Tenemos varios grupos en Vegadeo, uno de iniciación al baile para niños a partir de tres años, otro de zumba kids para niños de mayor edad, uno de zumba fitness para gente de más de quince años y el zumba gold, en el que participan personas mayores de setenta años», explica la instructora de zumba. Ella misma reconoce cómo se enamoró de esta práctica sin pretenderlo. En realidad, decidió sacar su titulación porque las madres de los niños «también querían bailar, y como ya había una persona impartiendo aerobic en Vegadeo, buscaba algo diferente». Lo encontró y le gustó tanto que continuó ampliando conocimientos en este sentido hasta crear diferentes grupos, algunos fuera del concejo como el formado en Meira, el de Los Oscos o el del municipio lucense de Trabada. «El baile es muy bueno para los niños -añade Álvarez- porque aprenden a trabajar en grupo, a formar equipo. Les ayuda a quitarse complejos y miedos y lo único que se les inculca es que salgan a disfrutar con lo que hacen, sin preocuparse por hacerlo bien o mal».
El objetivo principal de dancEo es enseñar a disfrutar del baile, sin límite de edad y sin ningún tipo de presión.
Lucía, que se inició en la gimnasia rítmica, conoce lo que es sufrir la tensión de la competición, por eso en su escuela enseña a disfrutar del baile sin ningún tipo de presión. Solo hay una norma: salir al escenario con ganas de bailar.
Para los más pequeños, el centro alberga una sala de juegos en la que desarrollan actividades orientadas al baile. Aquí se cumple el dicho de ‘la música amansa las fieras’, pues el bullicio normal que acompaña a los más pequeños cesa en cuanto empieza a sonar la música. «Van aprendiendo poco a poco, y cuando te das cuenta ya conocen una coreografía entera».
La Escuela tiene desde hace pocos días nuevo local en la villa, en las instalaciones de lo que antaño fue el Centro Deportivo Vegadeo. La puesta en marcha del nuevo centro supuso una intensa tarea de acondicionamiento para la cual Lucía ha contado con el apoyo de muchos de sus alumnos. «La verdad es que fue impresionante -explica su hermana Mar-. Estuvimos un mes y medio trabajando en el local y vinieron muchas personas y amigos a echarnos una mano. Su presentación era ‘yo sé pintar, yo pongo suelos, yo sé emplastecer… y se ponían manos a la obra.’ Como anécdota la de un fontanero que vino porque su mujer le había dicho que se acercara a ayudarnos y que no nos cobrase».
La colaboración que Lucía encuentra entre sus vecinos es correspondida por su parte asistiendo a muchos de los actos y galas benéficas que se organizan en el concejo. Entre las últimas, la gala de Fraternidad que el pasado mes de febrero organizó la Asociación Fraternidad, en Castropol, y para la cual Lucía preparó una clase magistral de zumba.
«Mi hermana está superorgullosa de sus alumnos, son sus estrellas. A los padres les gusta ver lo que aprenden sus hijos, y a ellos también les motiva mucho bailar en público, así que desde dancEo se organizan diferentes actos. Y si hace falta salir a la calle a bailar, como por ejemplo en las Noches Blancas, no hay ningún problema en hacerlo», comenta Mar.