Hace cuatro años, Pelayo Novo todavía era jugador profesional de fútbol. Poco podía imaginar que pronto esto cambiaría radicalmente debido a un fatal accidente que no le costó la vida, pero sí le arrebató parte de la movilidad de su cuerpo. Ahora, el ovetense ya es campeón de Asturias de tenis en silla, aunque su mayor logro tiene más que ver con su capacidad de disfrutar de una nueva vida.
El pasado mes de noviembre, recibió el premio a la Superación en la Gala del Deporte Asturiano. Un galardón más que merecido si tenemos en cuenta su recuperación tras precipitarse, en marzo de 2018, desde el tercer piso del hotel en el que se hallaba concentrado junto con sus compañeros del Albacete Balompié. Después de cincuenta días luchando por su vida en un hospital zaragozano y varios meses de rehabilitación en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, Pelayo Novo asumió su nueva condición física y no se rindió.
Lejos de bajar los brazos, el también ex-jugador del Real Oviedo, se inició en un deporte totalmente desconocido para él, el tenis en silla del que ahora ya es el número 16 en España.
Actualmente, compagina su entrenamiento con echar una mano en la Federación Asturiana de Tenis gestionando la sección de tenis playa y la de tenis en silla. Sigue también con proyectos de formación y apoyando a su pareja, Iciar, en la peluquería canina Dogs N’ Roses que han abierto en Oviedo.
-Próximamente se van a cumplir cuatro años desde que ocurrió el accidente. Echando la vista atrás ¿qué te ha enseñado la vida en este tiempo?
-A valorar emocionalmente muchas cosas. Siempre fui una persona muy racional, y lo sigo siendo, pero ahora he aprendido a darme cuenta de ciertas emociones y a aceptarlas, a no razonarlas todas, esto te permite disfrutar de muchas cosas, de amistades, de familiares… Aprendes a no basarlo todo en rendimiento, aunque es verdad que la cabra tira para el monte y ahora lo estoy viviendo con el tenis en silla, que me gusta y cada vez quiero más, pero también tengo otras fases en las que disfruto de esas emociones de las que te hablo. Me voy en la furgoneta con mi novia y los perros, nos gusta mucho el estilo de vida camper y disfrutamos de este tipo de cosas o, por ejemplo, de un día en la nieve con mis sobrinos, cosas que no enfoco a rendimiento y ahora las sé disfrutar.
-Entiendo que esa necesidad de superación traducida en rendimiento se debe a tu trayectoria como deportista profesional.
-Sí, pero el problema de esto es cuando quieres basar el cien por cien de las cosas en rendimiento, lo que está bien es tener una variedad y un equilibrio. La forma en la que yo he vivido y cómo me he educado es lo que me hace tener necesidad de superación, pero digamos que tiene que haber un 60-40 o un 70-30. Ese 30 por ciento de disfrutar es lo que he aprendido en este tiempo, y no lo hubiera conseguido sin la ayuda familiar y sin la ayuda profesional de Salud Mental, todo suma.
“Con 17 años me vi en el primer equipo del Oviedo, me gustaba jugar pero yo no me había planteado ser futbolista. Fue una suerte poder vivir de esto, pero nunca lo tuve claro porque cuando eres tan joven vas con lo que te va llevando”
-¿De dónde nació tu interés por el fútbol? ¿Hay algún familiar que te haya contagiado el gusto por este deporte?
-Mi padre jugó en tercera división pero no fue por esto, para mí el fútbol era una manera de relacionarme con mis amigos. Era algo que me pedía el cuerpo y se me fue dando bien. Al final, llegué a convertirme en profesional de una manera natural, sin ninguna obsesión. Con 17 años me vi en el primer equipo del Oviedo, me gustaba jugar pero yo no me había planteado ser futbolista. Fue una suerte poder vivir de esto, pero nunca lo tuve claro porque cuando eres tan joven vas con lo que te va llevando.
-Imagino que estos últimos cuatro años te habrán hecho madurar mucho más rápido ¿ha cambiado tu estructura mental?
-Sí, un poco ligado a esto tengo las ideas algo más claras de hacia dónde quiero ir y, aunque nunca lo sabes del todo, estoy más orientado. El tenis en silla empezó siendo una terapia, pero ahora cada vez más el cuerpo me pide ir yendo a competiciones. Si en un futuro se me sigue dando bien, quisiera seguir con ello y convertirme en profesional de tenis en silla, que hay pocos, pero algunos lo consiguen. Es un deporte con jugadores de más edad, la media no es tan joven como en el fútbol u otros deportes. Es algo que me está motivando mucho, y es importante tener metas que te permitan superarte y levantarte con ganas cada día.
“Si en un futuro se me sigue dando bien, quisiera convertirme en profesional de tenis en silla, que hay pocos, pero algunos lo consiguen”
-Tras una circunstancia como la tuya ¿qué es más difícil, recuperar el físico o la cabeza?
-Depende de la persona. A mí el físico me costó menos recuperarlo pero pienso que a una persona acostumbrada a trabajar en una oficina le costaría mucho más que a mí ir al gimnasio o hacer una rutina de ejercicios. En mi caso, me costó mucho entender que se podía entrenar la cabeza igual que había entrenado el físico durante tanto tiempo. Es otra cosa más que se aprende. Hubo momentos de dificultad, pero con el tiempo y el entrenamiento todo se ve mucho más nítido y a día de hoy tengo todo muy superado. Estoy haciendo una vida muy completa, es un cambio de vida pero tan pleno y tan bonito como el otro que tenía.
-Pasaste de practicar un deporte en equipo a otro individual que además se juega en silla de ruedas. ¿Cómo has conseguido hacerte a un deporte tan diferente?
-Al principio cuesta adaptarse, pero el ser humano se adapta. Lleva su tiempo, pero lo acabas logrando con paciencia y esfuerzo. Las primeras veces no llegas a las bolas con la silla pero a base de entrenamiento, de echar horas y, sobre todo, de disfrutar, acabas llegando. Y ahora, cada día disfruto más y el cuerpo me pide echar más horas y entrenar.
-¿Hasta dónde te gustaría llegar en tu nueva trayectoria deportiva?
-Yo me pongo objetivos realistas, creo que un objetivo bonito para esta temporada sería poder ir al Campeonato de España. Van los doce primeros del ranking y ahora mismo estoy en el número dieciséis, pero no me pongo ningún límite. Llegaré hasta donde el cuerpo y la cabeza me lleven y hasta donde me apetezca.
Si los retos son muy ambiciosos, la frustración puede aparecer. Los retos realistas, los objetivos a corto plazo, son más gratificantes; puede que tengas una pequeña alegría, que dure menos tiempo, pero te la llevas. Sin embargo, con los otros es más difícil disfrutar del camino.
“En mi caso, me costó mucho entender que se podía entrenar la cabeza igual que había entrenado el físico durante tanto tiempo”
-Estamos asistiendo a muchos casos de deportistas profesionales con dificultades para afrontar una presión excesiva, gente con necesidad de ayuda.
-El deporte profesional tiene una exigencia muy alta y esto es algo que solo lo sabe quien lo vive. Ahora los clubes tienen su equipo de psicólogos con los que trabajan y ojalá que cada vez se hable más de la salud mental y de la vida social en el deporte, en general. Es algo en lo que hemos crecido como sociedad y es positivo que se vea con normalidad, aunque es verdad que solo lo entiende quien lo vive porque desde fuera no es tan fácil. Lo importante es poder encontrar apoyos y que cada vez esté más a la orden del día.
-El deporte adaptado ha ganado en visibilización pero ¿cuánto más se puede hacer?
-Yo hablo de lo que más me toca, el tenis en silla, porque es el deporte adaptado que estoy viviendo, y cada vez se van retransmitiendo más partidos de jugadores muy buenos que tenemos en España, hay dos que están entre los diez mejores del mundo. Se están haciendo cosas pero sí sería positivo algún cambio.
A nivel internacional hay Grand Slams de tenis en silla en los que participan los ocho primeros del mundo, y algo que se comenta mucho entre los jugadores es que la Federación Internacional debería ir ampliando el cuadro de ocho a dieciséis participantes. Sería positivo porque el campeonato sería más grande, más visible, más profesional.
-Pasaste del mundo deportivo convencional profesional a empuñar una raqueta en silla de ruedas e imagino que el cambio sería brutal. ¿Cómo hay que entender el deporte adaptado?
-Para la persona que lo prueba son iguales, no hay diferencia entre deporte convencional y adaptado porque ambos te llenan lo mismo. Tanto si enfocas el deporte para pasar el rato y disfrutar, como si lo haces para obtener unos objetivos, las emociones que te da son buenas y hay mucha gente que gracias a esto no está todo el día encerrada en casa.
Pero hay un abismo de diferencia entre uno y otro en el sentido de la popularidad, esto hay que combatirlo haciéndose notar con iniciativas. El número de personas que participan en el adaptado es mucho menor y por eso se necesitan ayudas de las administraciones. Además, este también tiene unos costes mayores porque, por ejemplo, una silla de ruedas deportiva a medida te cuesta entre 4000 y 6000 euros.
Precisamente, una de las cosas que estamos haciendo desde la Federación Asturiana de Tenis, de la que ahora formo parte, es conseguir una silla propia para que quien quiera probar este deporte pueda hacerlo con una silla de pruebas, porque si no tendrías que gastarte un dineral en algo que a lo mejor luego no usas. Gracias a una gestión del presidente, Fernando León, la Federación Española nos va a facilitar una para que la tengamos en Asturias.
“Una de las cosas que estamos haciendo desde la Federación Asturiana de Tenis es conseguir una silla propia para que quien quiera probar este deporte pueda hacerlo con una silla de pruebas y no gastar un dineral en algo que a lo mejor luego no usas”
-Detrás de los deportistas asoman siempre historias personales que transmiten valores, ¿esto es especialmente relevante en el deporte adaptado?
-Personas buenas te encuentras en todos los lados, pero es verdad que en el adaptado es mayor la proporción de deportistas que te llegan, porque es gente que ha superado momentos muy difíciles, y esto hace que afloren cosas muy bonitas del ser humano.
-De alguna manera, ¿la dureza es proporcional a la satisfacción personal que se obtiene?
-En general pienso que sí, pero también hay personas que ante la dureza se encierran en sí mismas y no son capaces de exteriorizar esa superación por la que están peleando. Hay situaciones muy complicadas y también es lícito y respetable que no lo exterioricen. Pero, en líneas generales, la gente que ha pasado por situaciones difíciles valora otras circunstancias que antes no valoraba.
“Hubo momentos de dificultad, pero con el tiempo y el entrenamiento todo se ve mucho más nítido y a día de hoy tengo todo muy superado”
-Has adquirido una gran capacidad de adaptación ante la transformación total de tu vida, ¿te ha servido esta capacidad para afrontar también otros momentos complicados, como por ejemplo, la pandemia?
-Sí, pero no por haber vivido la situación difícil de la que salí, sino porque detrás hay un entrenamiento mental. Yo enseguida fui a una psicóloga, y la gente profesional te dota de estrategias y de técnicas que ellos han aprendido y eso es importante, porque situaciones difíciles pasamos todos y no hay ningún problema en que alguien te aporte esos conocimientos para llevarlas mejor.
-¿Qué te sugiere la frase: “Nunca supe lo que era ser fuerte hasta que ser fuerte era la única opción que me quedaba”?
-Es la frase que aparece en grande según llegas al hospital de parapléjicos de Toledo. Es representativa de lo que viven allí muchos pacientes y muchas personas porque llegar a adaptarte requiere su proceso y se pasa mal; pero el ser humano recupera y acaba obteniendo esa fortaleza.
-Evidentemente es una frase perfecta para ese contexto pero ¿es extrapolable a cualquier ámbito?
-Sí, es extrapolable a cualquier dificultad que una persona se pueda encontrar porque igual no tiene otra opción que ser fuerte y afrontarlo, y si tiene que pedir ayuda, que la pida para superarlo. A mí me impactó mucho la historia de Juan Carlos Unzué, que fue portero y también entrenador, y ahora tiene una enfermedad incurable, la ELA y es todo un ejemplo para la sociedad. Su vitalidad, ver cómo se lo ha tomado, me da muchas fuerzas. Aunque no lo vivas en primera persona, saber que hay gente que se lo toma con esta actitud admirable te da fuerza para seguir.
Es verdad que, al final, todos aprendemos en base a nuestras experiencias, pero cuanta más gente tenga historias de este tipo y las haga públicas, más personas serán capaces de empatizar. No te va a dar la solución a tus problemas que otro te cuente su historia, pero es algo que ayuda.
“En líneas generales, la gente que ha pasado por situaciones difíciles valora otras circunstancias que antes no valoraba”
-Dejar de ser bípedo y tener que afrontar el mundo desde una silla de ruedas ¿es lo más duro de encajar inicialmente?
-Sí, yo al principio no usaba las muletas, hasta que pude hacerlo pasó un tiempo y tuve que moverme con la silla a todos lados. Soy muy afortunado por poder ir con las muletas, porque me encuentro unas escaleras y las puedo superar, no tengo barreras arquitectónicas. Aunque es verdad que tengo muchos compañeros que, a pesar de tener más dificultades, con sus mañas hacen una vida que no envidia en muchos grados a los demás.
Yo ahora no puedo correr, pero puedo llegar. Y personalmente, me centro en las cosas que puedo hacer y disfruto mogollón con ellas.
-¿Tú todavía tienes capacidad de mejorar tu limitación física?
-Por mucha rehabilitación que haga es difícil, ahora depende más del avance científico. A nivel de la vértebra L3 no tengo una conexión para que mi cerebro mande información a mis pies, que es una de las partes que no puedo sentir y movilizar, y tampoco a los glúteos, por eso camino con muletas.
“Yo enseguida fui a una psicóloga, la gente profesional te dota de estrategias y de técnicas que ellos han aprendido y eso es importante”
-¿Nuestro entorno sigue poniendo muchas dificultades en cuestión de accesibilidad?
-Cada vez más las normativas están adaptándose a esta situación, y ya contemplan los accesos de otra forma. Las aceras y los bordillos tienen un rebaje y, si abres un establecimiento nuevo, ya tienes que incorporar una rampa para la silla, pero hay cosas que no las entiendes hasta que no las vives. Por ejemplo, una persona que utiliza la silla necesita un mayor espacio para poder sacarla, por eso las plazas de movilidad reducida son mucho más grandes que las otras, pero si luego hay otro coche que aparca muy cerca del suyo, ya no podrá acceder a la silla. Es algo que da mucha rabia y hasta que no lo vives no entiendes por qué esas plazas son tan grandes. No puedes culpar ni reprochar nada a nadie, pero claro, cuanto más se conozca la situación, mejor. Afortunadamente, las redes sociales están ayudando mucho a visibilizar estas cosas.
-¿Qué se siente al recibir el primer premio Superación en Asturias?
-Si te digo la verdad, en un principio dudaba si ir o no por él, porque creo que todas las personas en su vida diaria superan situaciones y no me sentía especial por ello. Pero no dejaba de ser cierto que yo he superado mi situación y al final pensé que yo también puedo aportar, y por eso fui. Estuve me muy a gusto, rodeado de gente muy potente deportivamente como Fernando Alonso, Yohanna Alonso, Marcelino, David Villa … y agradecí a la prensa deportiva asturiana y a la Dirección General de Deporte que hubieran pensado en mí.