La catástrofe tras el paso de la DANA por nuestro país se ha llevado la vida de 215 personas y decenas de ellas permanecen desaparecidas. Nos ha mostrado con crudeza la insuficiencia de los protocolos de prevención para fenómenos extremos hasta ahora inimaginables, era la primera vez que nos enfrentábamos a algo así.
La comunidad valenciana ha quedado sumida en el caos. Ha pasado ya una semana de la catástrofe y alrededor de 70 municipios de la provincia de Valencia siguen retirando enseres, coches, lodo y achicando agua. Se ha restablecido el 98% del suministro eléctrico y el 93% de vecinos ya dispone de suministro de agua.
Hemos visto que para abordar este tipo de situaciones -que lamentablemente no serán las únicas- nuestro sistema de alertas y la reacción inmediata para hacer frente a estas situaciones de emergencia no fueron suficientes. Hay que ver qué prácticas han sido probadas en otros países en situaciones de riesgo extremo para incorporarlas. Hay que estudiar qué cosas no han funcionado para mejorarlas, pero eso ya será luego. Ahora lo que priman son las víctimas.
Como ciudadanos, nos quedamos sobrecogidos por la dimensión de la tragedia, pero también nos sentimos orgullosos al ver la ola espontánea de solidaridad que la tragedia desencadenó. Miles de personas venidas de todos los rincones se tragaron sus lágrimas y arrimaron el hombro sumándose a los dispositivos desplegados en la zona. Las calles hoy están llenas de héroes anónimos que han salvado vidas, y que han visto también cómo otras se les han escapado de las manos como si se tratara de un macabro juego de ruleta rusa. Han pasado varios días y -contra todo pronóstico- todavía aparece alguna persona con vida que nos hace creer que los milagros aún existen.
Asturias, como el resto de las comunidades, se ha volcado con Valencia. La colaboración ciudadana se ha sumado a las actuaciones que ha puesto en marcha el Principado, Delegación de Gobierno, Ayuntamientos y asociaciones para recoger donativos para los afectados por la DANA. Se han sumado las unidades caninas de intervención, médicos rescatadores, bomberos rescatadores, médicos forenses y auxiliares de autopsias para colaborar en las difíciles tareas de identificación de víctimas mortales; también se han incorporado voluntarios de Protección Civil además de la Brigada de Salvamento Minero con todos sus equipamientos. El Banco de Alimentos está actuando como centro logístico para la recogida de víveres y el envío a través de convoyes seguros para garantizar que les lleguen a todos los damnificados.
La respuesta ciudadana contrasta con la de otras autoridades y responsables políticos que no han sabido estar a la altura. Cuando aún quedan cadáveres por recoger, personas por localizar, gente que lo ha perdido todo y no sabe qué hacer con su vida, siguen con sus reproches, sus relatos partidistas, la defensa a ultranza de sus actuaciones intentando sacar rédito político a lo sucedido, buscando la foto… No es de extrañar que dentro de este maremágnum se hayan colado también teorías conspiranoicas, sin ninguna base científica, sobre el origen de esta DANA, y por qué no, grupos de exaltados neofascistas que han querido convertir esta tragedia en una campaña contra el Gobierno, agitada no solo en la calle si no también en las redes sociales.
Señores, el foco está en la tragedia, no en ustedes. Están pasando muchas cosas de las que no se están enterando y en las que no están participando. ¿Qué mensaje están trasladando a la población? Las cosas han cambiado y se están quedando atrás. Desde aquí un aplauso a los ciudadanos, a los que suman, a los que arriman en hombro, a los que aportan su grano de arena estén donde estén. Afortunadamente, somos más.