Es periodista y reportero en el programa de “Aquí la Tierra”, el espacio de TVE que proyecta una mirada diferente sobre España: gastronomía, oficios, meteorología, fauna, arte… Juan Pablo Carpintero y su equipo recorren nuestro país para darlo a conocer desde la realidad de las gentes que viven en él.
Carpintero sonríe sin parar. Dice que lo que verdaderamente le apasiona, donde siente que da el 100%, es cuando presenta. De verbo fácil, se nota que se mueve como pez en el agua entre cámaras, directos y platós.
Empezó como modelo, pero pronto se dio cuenta de que lo que realmente le gustaba era la televisión. Viajó a Méjico donde vivió durante una temporada haciendo algo de publicidad y participando en telenovelas, pero volvió a España tras recibir la llamada de Televisión Española.
Enamorado de Asturias, reconoce que la gente tiene una mirada muy amable sobre nuestra tierra: “en cuanto digo que soy asturiano, solo recibo palabras amables y esto me hace sentir muy orgulloso”.
-¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la televisión?
-Yo empecé con una aventura publicitaria como modelo, desfilando por España y participando en anuncios de televisión. Después trabajé el fin de semana en Telecinco en el Telecupón, que además de sacar la bolita de la suerte, había sketchs e hicimos un especial de Nochevieja. Ahí fue donde empecé a darme cuenta de que me gustaba la tele. Fui poco a poco metiendo cabeza y, al final, en un casting que había en Canal7 (la tele local con más audiencia de España en aquella época) me cogieron como copresentador de un programa que se llamaba “Corazón del milenio”.
A partir de ahí estuve en uno de música que duró un año, empecé a presentar magazines en teles locales como Canal 10, luego en TeleMadrid de reportero en una especie de programa que era como un directo nocturno. Después pasé a presentar programas en las autonómicas, primero un magazine de tarde en la TPA (mi primera experiencia en una autonómica como presentador) y luego teníamos una sección de animales que desembocó en otro programa que era “Animalandia”. Este fue el germen. El siguiente paso fue presentar un concurso para niños en Boing y ahí se me dio la oportunidad de saltar a cadenas nacionales.
“No sabemos muy bien dónde reside del quid del éxito porque, como digo normalmente, hablamos de patatas y tomates, pero de una manera muy cuidada porque nos exigimos bastante”
-“Aquí la Tierra” lleva emitiéndose desde el 2014. ¿Cuál es la clave para mantenerse en antena tanto tiempo?
-No sabemos muy bien dónde reside del quid del éxito porque, como digo normalmente, hablamos de patatas y tomates, pero de una manera muy cuidada porque nos exigimos mucho y es como nos gusta trabajar. Lo que hacemos es proyectar la mirada sobre cosas que han caído en el olvido. Mostramos nuestro apoyo al campo, la ganadería, la agricultura o la pesca; oficios que no tienen relevo generacional, artesanos que han sido auténticas figuras y que ahora su arte ya no vale dinero, ganaderos que ven que, con todo lo que han trabajado, no tienen futuro… La verdad es que es muy gratificante porque la gente nos recibe con mucho cariño y eso, hoy en día en la tele, es bastante difícil de conseguir. También conseguimos aguantar en plena pandemia, cosa que en sí misma es histórica. Nosotros lo hemos valorado mucho por dos cosas. Por una parte, por ser periodistas y tener que estar haciendo un trabajo que es el que nos corresponde en épocas como esa. Y por otra por poder ofrecer un contenido diferente a lo que se estaba ofreciendo en ese momento. No queríamos que la gente se olvidase de la realidad, pero sí que tuviesen un poco de aire fresco a la hora de encender la televisión. Y eso lo mantenemos a día de hoy: saber que el espectador va a poder olvidarse de lo que está de actualidad que, normalmente, es bastante crispante.
-¿Qué te aporta a nivel personal todo este bagaje?
-Nosotros podemos ir a entrevistar al cocinero de un restaurante con Estrellas Michelín o a una señora que esté guisando en su casa. Una cosa que tiene este programa, independientemente del bagaje que yo tenía de antes, es que se aprende todos los días. Ahora mismo, no soy la Guía Campsa, pero prácticamente. He recorrido y conocido lugares preciosos, probado gastronomía que, con la gran riqueza que tenemos en Asturias, no conocía. Igual en un mes visito Noruega, Sevilla, Córdoba y al siguiente voy a Barcelona y muchos más sitios. Lógicamente no lo disfruto como si estuviese haciendo turismo, pero me permite conocer lo que se mueve detrás de todas las cosas. El crecimiento personal es brutal al igual que el profesional. Estás grabando diariamente con personajes conocidos y esto también te da un nivel de normalidad muy necesario. La entrevista es el género que más me gusta y convertir esto en una especie de hábito, es lo que te hace crecer. Cuando lo que tienes por rutina es hacer cualquier cosa, es cuando puedes crecer y nosotros tenemos la suerte de hacerlo diariamente.
“En mi agenda tengo pastores, ganaderos, oficinas de turismo, restauradores y todos ellos son mi día a día”
-¿El valor más importante del programa es la gente?
-Sí. Es cierto que te vas de tu tierra y pierdes contacto con mucha gente, pero también es verdad que te encuentras con otra que es maravillosa. Yo no tengo tiempo para ir a ver a todas las personas que conozco. ¡Es imposible! En mi agenda tengo pastores, ganaderos, oficinas de turismo, restauradores y todos ellos son mi día a día. De todas formas, lo cierto es que aquí es donde tengo a mi familia y es a donde siempre quiero regresar. En cuanto puedo, grabo aquí. Esperemos que las comunicaciones nos unan un poco más para que nos venga a visitar más gente.
-¿Te apasiona lo que haces?
-Sí, es que si no es imposible. Aunque tengas todo preparado en una grabación, siempre pasa algo y, de vez en cuando, las liamos pardas. Pero la gente es muy amable. Piensa que, muchas veces, abren el restaurante para nosotros, quedamos a una hora y nosotros les hacemos esperar dos horas, no llegamos, no podemos grabar y pasan mil cosas. No es que esto sea exclusivo de nuestro programa, porque pasa en todos, pero todo esto te proporciona un crecimiento personal importante.
Me maravilla la cultura que tenemos en España, el gran patrimonio no solo material sino inmaterial. La gastronomía, pueblos bonitos, recetas… son tantas cosas que yo prefiero, a no ser que me pregunten, no decantarme por nada. Vamos conociendo artes, vemos cómo se pierden tradiciones y poder sentir que aportas tu granito de arena para que se puedan conservar es maravilloso. Tenemos la suerte de tener una audiencia que nos aprecia y valora, también las recomendaciones que le damos, así que sabemos que el coñazo que damos cuando vamos a grabar no cae en saco roto.
“Tenemos la suerte de tener una audiencia que nos aprecia y valora también las recomendaciones que le damos así que sabemos que el coñazo que damos cuando vamos a grabar no cae en saco roto”
-¿Todo esto forma parte de un compromiso?
-La cercanía que intentamos ofrecer junto con la rigurosidad es el éxito de nuestro programa. Indudablemente cometemos errores, nos equivocamos, a veces nos salen las cosas reguleras, pero, la única manera de que ese compromiso llegue a buen puerto, es tener la máxima exigencia porque, ya planteándote todo desde ahí, va a haber cosas que no puedas cumplir. Quien me conoce sabe que doy todo lo que puedo dar. La gente que ve nuestro programa se siente parte de él porque somos una pequeña gran familia. Son ellos los que nos hablan desde su campo, su cocina y desde lo que es su pasión y, normalmente, lo hacen a la primera. Cuando hay verdad, no tienes que repetir ni hacer mil tomas.
-¿Todas estas experiencias te han cambiado?
-Por supuesto. Yo tengo maletas en casa a todas horas. Sé que a veces me levanto en un sitio y no sé dónde voy a dormir, pero es muy enriquecedor. Al final la vida se trata de eso, de acumular experiencias. Visitar o vivir en otro país te hace crecer mucho, conocer que la forma que tú tienes de ver la gastronomía, si te alejas 300 kilómetros, ya es totalmente diferente, igual que la forma de realizar un cultivo, tener un rebaño, la arquitectura… Vas a diferentes lugares en momentos distintos y cada vez conoces algo nuevo. En España tenemos un patrimonio inigualable, hay pocos en el mundo como el nuestro. En lo que nos toca a nosotros, Asturias es una región súper querida, casi te diría que la que más. En el equipo cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre y todos los días, cuando vamos a grabar y la gente me pregunta de dónde soy, siempre recibo palabras amables para nuestra tierra, cosa de la que podemos estar muy orgullosos.
“En el equipo cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre y todos los días, cuando vamos a grabar y la gente me pregunta de dónde soy, siempre recibo palabras amables para nuestra tierra”
-¿Divertir para sensibilizar o concienciar?
-Es muy gratificante trasladarles a los espectadores la realidad, que sepan que la leche del brick no viene de la estantería número cinco del supermercado, sino que viene de una vaca ha sido madre. Incluso te diría que hay mucha gente que sabe que la leche viene de la vaca y que todo eso implica un trabajo, pero que no sabe que es porque la vaca ha parido. Todas esas cosas hay que transmitirlas y quien te lo puede contar es quien lo vive diariamente. Al final, nosotros solo transmitimos lo que sucede y con ello aportamos nuestro granito de arena.
-¿Cuál es la mejor forma de conservar el entorno en el que vivimos?
-No maltratar. Nosotros siempre intentamos transmitirle a la gente la cultura del reciclaje, de la reutilización, del producto de cercanía. Todo esto va en apoyo de la gente de campo, la pesca, la ganadería o de tu localidad que es donde puedes reducir tu huella de carbono. Hay que ser consciente de que tu día a día es lo que va a marcar la diferencia.
Estamos en un momento en el que un montón de cosas van a desaparecer. Actualmente, muchos oficios están en la última generación porque no hay relevo. La gente mandó a los hijos a las universidades pensando, con todo su cariño, que era lo mejor y se están perdiendo muchas cosas. Ahora mismo yo creo que hay oportunidades en el campo, pero hay que darles apoyo. Creo que ahí está el futuro.
“Estamos en un momento en el que un montón de cosas van a desaparecer. Actualmente, muchos oficios, están en la última generación porque no hay relevo”
-Tras tantos años viajando por España, ¿sigue habiendo margen para la sorpresa?
-Sí, es muy fácil en este programa. Nosotros llevamos a los personajes a determinado sitio y, en su propia localidad, muchas veces no conocen lo que hay. Nos pasa a nosotros, que vamos a una playa a Mallorca, viajamos a Suiza o a Italia, pero no conocemos Asturias.
-¿Qué metas se marca Juan Pablo Carpintero?
-Yo quiero trabajar. Que el trabajo me dé felicidad y ya veremos a dónde me lleva. En esta profesión da igual lo que tú pienses o quieras. Después de tanto tiempo, que ya son más de 22 años en el tema, sé que hoy estás aquí y mañana allí. Puedes tener un sueño o un objetivo, pero solo disfrutando de lo que haces en el presente y trabajando duro habrá oportunidades. Esto es lo que te da el futuro que mereces. Con lo cual, no me propongo nada, de verdad. Soy presentador, trabajo en la tele, intento transmitir cosas y, si a la gente le gusta, maravilloso. Al que no le guste, pues lo lamento mucho, pero siempre mirando hacia delante, intentando conseguir lo que me gusta que es presentar y marcándome metas muy cortitas.
“La Güela Pepi y yo nos llevamos muy bien y sé que soy su nieto postizo. Muchos la hemos adoptado como abuela”
-¿Y qué me cuentas de la Güela Pepi?
-Es una señora maravillosa que conocí por Instagram durante la pandemia y tiene una historia preciosa. Su familia es muy emprendedora, ellos regentaban su negocio y, de pronto, llega la pandemia y se atreven, sin tener ni puñetera idea de cómo manejar un teléfono, a meterse en redes sociales y consiguen un montón de seguidores en YouTube e Instagram. Todo esto hablando con naturalidad y desparpajo, que ahora mismo es lo que más se lleva. Ella comenzó cocinando y luego se ha ido haciendo a sí misma en innumerables ocasiones. Nos llevamos muy bien y sé que soy su nieto postizo. Muchos la hemos adoptado como abuela. A mí su familia me ha dado mucho cariño y mucha tranquilidad en bastantes momentos. Lo único es que, cada vez que entras en su casa, sales rodando.