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martes 19, marzo 2024

Productos asturianos. Buenos, sabrosos y baratos

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Conocer Asturias tiene un aliciente gastronómico que no es posible pasar por alto en forma de productos tradicionales, dulces o salados. Si en la mayoría de los lugares es habitual que los visitantes quieran llevarse a casa una muestra de los sabores que han conocido, en Asturias es una norma de la que nadie escapa.


De ahí que siempre se regrese con unas cajas de dulces, unas conservas, o unas botellas de licor. Y si no se quiere elegir lo mejor es llevarse un poco de todo, porque además se trata de un placer asequible.
Los productos tradicionales de Asturias no son ni mucho menos un lujo extraordinario, sino una concesión al alcance de gourmets cotidianos. La prueba es que es posible encontrarlos en las despensas de los asturianos con asiduidad. El que más o el que menos, cuando la ocasión lo requiere se lleva a casa unas casadielles, unos carajitos o unas marañuelas, por poner unos pocos ejemplos de un muestrario para «llambiones» que es mucho más amplio y que pasa tanto por dulces típicos preparados en confiterías, como productos naturales simplemente envasados. Un ejemplo es la miel: en Asturias existe una cultura apicultora profundamente enraizada y son numerosas las zonas que tienen su propia producción, aunque hay nombres que poseen ya un peso importante como Boal o Aller.
Entre los productos que inevitablemente aparecen dentro de las bolsas del visitante que regresa están las fabes típicas. Son sin duda el souvenir gastronómico por excelencia, pero son además habituales en la cesta de la compra de los propios asturianos, que no perdonan una buena fabada y que saben que para cocinar como se debe son imprescindibles los productos de calidad. Otro clásico es la sidra, de la que poco se puede decir que no se sepa. Por resaltar algo que quizá sorprenda a algún visitante primerizo: como bebida tradicional, su consumo cotidiano no sólo no ha descendido, sino que está asumido entre la población de todas las edades como imprescindible en reuniones festivas. Otras bebidas van ganando presencia, como las sidras de nueva creación, los licores artesanos o el vino de la Tierra de Cangas, que ha puesto a Asturias en el mapa vinícola nacional.

«Para el visitante Asturias tiene nombre quesero: el Cabrales, pionero en las Denominaciones de Origen. Aún así, hoy en día el abanico se ha ampliado bastante y el comprador quiere probar otras texturas y otros sabores»

Para el visitante Asturias también tiene nombre quesero: el Cabrales, pionero en las Denominaciones de Origen. Aunque hoy en día no es el único (tienen D.O.P. el Gamonéu, el Afuega’l Pitu y el Casín), hay que reconocerle el mérito de un esfuerzo promocional que ha llevado el nombre de Asturias y su fama quesera fuera de sus fronteras. Aún así, hoy en día el abanico se ha ampliado bastante y el comprador quiere probar otras texturas y otros sabores, sean fuertes o suaves, cremosos o secos, ahumados, con pimentón, con frutos secos, de producción restringida o fáciles de encontrar en el supermercado habitual.
Es además resaltable el esfuerzo que ha realizado la industria chacinera asturiana en los últimos años para ponerse al son de los tiempos y ofrecer a la vez calidad y producción. Que aquí hay embutidos de primera es bien sabido por los de casa, porque no hay reunión familiar en la que no se caten chorizos, morcilla o jamón. Pero las recientes marcas de calidad para el chorizo y morcilla asturianos suponen un impulso importante a la comercialización exterior y una herramienta para defender la producción propia, y se suman al reconocimiento ya obtenido por otros productos cárnicos propios como el Chosco de Tineo, que ostenta la Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Cualquier iniciativa es positiva si sirve para defender la idiosincrasia propia y facilitar su expansión en el exterior. El sector agroalimentario es sin lugar a dudas uno de los que tienen más posibilidades de desarrollo de cara al futuro. Calidad, hay.

Sidra ‘pata negra’De entre los vientres de la madera añeja, avalada por un certificado de garantía de calidad y elaborada con una selección de las mejores manzanas autóctonas, nace la Sidra de Manzana Seleccionada, conocida popularmente como ‘pata negra’.

Manzanas
Foto: Fusión Asturias
Han pasado más de diez años desde que esta marca de calidad vio la luz. Se empezó con una producción de 300.000 botellas y ahora se supera ampliamente el millón de unidades. La mayor parte de ellas se consumen en Asturias pero un importante número viaja no sólo a la capital de España -donde hay mucha demanda-, sino también fuera del país: EEUU, Alemania o Australia. La razón: a todo el mundo le gusta lo bueno, aseguran los lagareros.
La sidra «pata negra» es un producto autóctono que debe pasar por varios controles de calidad hasta obtener la contraetiqueta que le distingue como Sidra de Manzana Seleccionada.
Se elabora con tan sólo veinte variedades de manzana autóctona escogidas por el SERIDA. La manzana es suministrada por la Cooperativa de Cosecheros de Manzana de Sidra de Asturias (AACOMASI) para garantizar su exquisita calidad. El Bureau Veritas Certification es la entidad encargada de realizar las diferentes auditorías durante el proceso de elaboración para verificar el cumplimiento del Reglamento de esta modalidad de sidra. Pero no es suficiente garantizar la calidad y el punto óptimo de maduración de la materia prima, queda pendiente un control más: un grupo de expertos catadores prueba cada una de las pipas que quieren optar a la etiqueta y sólo las que obtengan una calificación de notable para arriba, merecerán el ansiado distintivo.
De esta forma llega al consumidor una sidra fresca, madura, con un sabor equilibrado y con toques herbáceos que recuerdan a los maravillosos prados asturianos.
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