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viernes 5, diciembre 2025

Red de Representación Ambiental de Asturias: unidos frente al deterioro del patrimonio natural

Son muchos y diferentes los colectivos ecologistas que integran la Red de Representación Ambiental de Asturias (RRAA), pero todos ellos observan con preocupación un “proceso sostenido de deterioro” del patrimonio natural. Y no están dispuestos a ser cómplices ni pasivos espectadores de ello.

El pasado mes de febrero, quince grupos o asociaciones ambientales consolidaron la idea de crear la RRAA y en septiembre se dieron a conocer convocando a los medios de comunicación frente a la sede del Gobierno del Principado. Allí denunciaron la “extinción de especies en Asturias, la degradación de los espacios protegidos debido a una gestión ineficaz, la subordinación de los valores ambientales del patrimonio frente a otros intereses y el abandono de los objetivos de conservación, investigación y educación ambiental”.

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Clara Rosa Rodríguez, de la Asociación Teachers for future Asturias
Clara Rosa Rodríguez, de la Asociación Teachers for future Asturias / Foto: cedida por C.R.

Clara Rosa Rodríguez, de la Asociación Teachers for future Asturias (Profes por el futuro) e integrante de la RRAA, nos explica por qué han decidido crear la Red y qué esperan conseguir con ella. «Varias noticias dejaban patente la denostación que hacía la Administración, e incluso la población en general, de la conservación de la naturaleza. Y preocupados por lo que estaba pasando en parques naturales, nacionales y en otros paisajes protegidos, empezamos a plantearnos la mejor manera de reforzar el papel que tenemos como representantes ambientales en los diferentes consejos».

-Ahora ya sois dieciocho los colectivos que integráis la RRAA, ¿qué es lo que une a grupos tan diferentes?
-Todos estamos en entidades de diferente tipo, pero es mucha la población preocupada por el deterioro que está sufriendo la naturaleza en Asturias y queríamos que se hiciera evidente. Por eso queremos juntarnos y hacer fuerza. Queremos apoyar a los representantes que ya están haciendo su labor en los consejos y en los foros de los Parques con todos nuestros conocimientos y con todas nuestras acciones, todo lo que se pueda para juntar la mayor fuerza posible. 
Algunas organizaciones no se dedican a la línea de medio ambiente, pero aquí tiene cabida toda la gente que esté en sintonía, y luego hay asociaciones que llevan varios años centradas en la defensa general del medio ambiente asturiano, de su fauna o de una parte de la misma, como las aves. La asociación a la que yo pertenezco, Teachers for future Asturias, por ejemplo, se preocupa especialmente por la educación ambiental, uno de los parámetros que tienen que ver con la función de las figuras de protección y de lo que es la naturaleza asturiana.

-Unificar a diferentes colectivos no parece tarea fácil.
-Nosotros insistimos mucho en que tenemos que fijarnos en lo que coincidimos, en nuestra preocupación, más que en las diferencias que tenemos. Luego, dentro de eso, cada uno tiene su funcionamiento, damos más importancia a unas cosas que a otras y seguimos actuando por independiente.
Para nosotros es importante conseguir que la población nos apoye, que entienda que hay que cambiar de actitud;  está claro que es necesario seguir promoviendo toda la explotación de recursos naturales, las visitas, el turismo… pero hay que tener en cuenta también que hay que conservar. Hemos solicitado una entrevista al presidente del Principado, Adrián Barbón, y al de la Cámara, Juan Cofiño, porque tenemos mucho interés en mostrarles nuestra preocupación.

-Denunciáis un proceso continuado de deterioro del patrimonio natural asturiano. ¿Qué es lo que estáis observando que os preocupa especialmente?
-Llevamos unos años notando que cada vez es menor la preocupación del Gobierno de Asturias por la conservación de los ecosistemas. Se da prioridad a actividades económicas o turísticas que a veces ponen en peligro los objetivos básicos que tienen las figuras de protección, que es donde estamos centrados. Aunque también ocurre en zonas no protegidas, solo hay que ver la proliferación de eólicos y cómo el paisaje cambia completamente. Tiene que haber una medida en la que sea compatible fomentar las energías renovables, pero no podemos sacrificar Asturias para dar energía a toda Europa, tiene que ser una cosa razonable.
En vez de escuchar el criterio de los científicos o de los grupos que buscan una sostenibilidad razonable, se dejan guiar por el rendimiento económico o por el desarrollo rural no sostenible y dan paso a todo tipo de actividades. Vemos, por ejemplo, cómo hay actividades de desarrollo forestal que ponen en peligro las manchas de bosque; cómo demasiadas pistas, que en teoría son de uso ganadero, son luego de doble uso y dan acceso al turismo.  Y no es lo mismo que haya una cabaña en el monte sin acceso rodado a que, de repente, puedan subir veinte coches, porque esto tiene un impacto grave en la fauna. Se sacrifica sistemáticamente la conservación del medio ambiente para dar prioridad a todo tipo de proyectos, que están bien, que tienen que tener su espacio, pero a los que claramente hay que ponerles una medida.

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Parque eólico en el occidente asturiano
Parque eólico en el occidente asturiano / Foto: Fusión Asturias

-Una de las quejas reiteradas que vemos en la prensa es la organización de pruebas de running con trazados que atraviesan zonas sensibles para las especies.
-Claro, hay determinadas especies que necesitan tranquilidad para criar y por eso hay que alejar ese tipo de movidas que se organizan en la naturaleza. Esas pruebas están bien, pero tienen que ser compatibles con las especies que están ahí, porque la protección de esas especies y la biodiversidad es el objetivo prioritario de esas zonas.

-¿Os preocupan también las medidas que se proponen ante el incremento de incendios forestales?
-Sí, porque la única solución que plantean muchas entidades, algunas de ellas con claros intereses forestales, es que hay que eliminar la masa de sotobosque. Pero si eliminas el matorral, le quitas el hábitat a un montón de especies, y precisamente el matorral es una parte muy consistente del ecosistema, porque es la fase previa al bosque. Entonces, ¿cómo puedes decidir que, para que no queme, hay que eliminar toda la masa de sotobosque? No tiene ningún sentido. Es un criterio que va en contra de las recomendaciones de los científicos, pero se escucha poco a los científicos, a los biólogos y a los ecólogos y se escucha mucho al negocio.
Hay que pensar un poco en el futuro. Las intervenciones que se hacen en un minuto pueden tener consecuencias durante muchos años y pueden condenar el futuro de mucha gente. La llama se enciende en un periquete y el destrozo es brutal. Eso es un ejemplo de cómo intervenir en un ecosistema que está sano, igual que en el aire que respiramos y el agua que bebemos.

-En los medios de comunicación escuchamos también las recomendaciones de bomberos e ingenieros forestales, pero muchas veces no coinciden con este criterio. ¿Cómo es posible?
-Hay que entender que su opinión viene desde otro punto de vista, ocurre lo mismo que cuando habla la población que vive ahí, cuando hablan los ganaderos. Está claro: todos tenemos intereses y todos queremos desarrollar nuestra propia actividad, pero no se puede sacrificar siempre la protección de los hábitats porque entonces nos quedamos sin ellos. Creo que el problema está en que no se valoran lo suficiente; el funcionamiento de un ecosistema natural es una maravilla de engranaje que permite que todo se sostenga a sí mismo, pero ni ellos mismos saben ver las consecuencias de lo que puede pasar cuando se mete la mano.

-¿Qué consecuencias pueden tener incendios como los que sufrimos este verano en Somiedo?
-Respecto a las quemas, muchas de ellas sabemos que son intencionadas. Las laderas que ardieron este verano en Gúa, por ejemplo, son muy poco consistentes, con roca muy suelta y, aunque a muchos les parezca que lo que hay allí es vegetación no productiva, ese matorral, esa vegetación, tiene unas raíces que sujetan el terreno. Cuando empiece a llover, en esas zonas empezarán a bajar piedras a la carretera, habrá argayos y además se perderá suelo porque la vegetación que se instala encima es peor, es menos rica. El fuego es un factor erosivo muy importante y en esas laderas que tienen una pendiente tan grande, cuando empiecen a desprenderse se caerá todo.

Incendio en un bosque.

-¿Cada administración local quiere sacar partido de su territorio sin tener en cuenta la globalidad?
-Claro, comprensiblemente. Con esta nueva política de fomentar la población en el medio rural, se está exagerando en la oferta de oportunidades para obtener beneficios del medio natural sin darse cuenta de que a veces conservando vas a obtener mayor beneficio que continuamente explotando.
Recibimos un montón de visitantes que vienen a ver los hayedos en otoño y la fauna en la berrea. Esto fomenta el turismo y que tengamos riqueza, pero eso solo se sostiene si hay unos ecosistemas sanos. El territorio tiene capacidad hasta cierto punto para recuperarse de los impactos que le hacemos, pero con tanto explotar y sacar rendimiento, al final, te quedas sin ecosistemas. Eso es lo que a nosotros nos preocupa más.
Creemos que el propio Gobierno está enfocado en que hay que explotar todo lo explotable sin darse cuenta de la riqueza que tiene, y de que eso en sí mismo es un valor económico por lo que está suponiendo para nosotros, para la vida y para toda la gente que viene a Asturias y nos dice: “Cuidar esto porque en otros sitios ya no lo hay”.

-¿La solución pasa por concienciar a la población para que exija otro modelo de convivencia con la naturaleza?
-Creo que parte de ello tiene que ver con esto que planteas y es en lo que nosotros trabajamos. Yo soy profesora, docente en secundaria y estoy en contacto con muchos profes de primaria y de la universidad, y nuestra intención es aumentar el conocimiento del patrimonio natural asturiano porque a veces no lo valoramos y se nota esa falta de respeto, de cariño, de conocimiento de lo que es el entorno natural, la fauna y la flora que tenemos.
En otras comunidades hay albergues con capacidad de recepción de colegios, de institutos, en los que todo el alumnado, en algún momento del año, pasa por una estancia gratuita de uno o dos días en el monte. Es parte de la financiación de educación. Nosotros aquí eso solo lo tenemos si vamos a Cogersa, que es quien desde hace muchos años desarrolla en Asturias la educación ambiental. No existe la capacidad de ir a visitar centros de interpretación de los parques desde los colegios institutos o asociaciones de vecinos, etc. Y son esos centros quienes tendrían que hacer esa función didáctica, pero muchas veces están cerrados o solo abren los fines de semana o en periodo estival. Además, son los mismos centros educativos los que tienen que financiar la visita, y claro, no todos tienen la capacidad para ir a Muniellos, a Somiedo o a Picos de Europa porque es un importe económico importante.

«En otras comunidades hay albergues con capacidad de recepción de colegios, de institutos, en los que todo el alumnado, en algún momento del año, pasa por una estancia gratuita de uno o dos días en el monte»

Grupo de niños de excursión en la naturaleza

-¿Echáis en falta políticas para formar a la población en este sentido?
-Claro y, es más, a veces pensamos que con algunos discursos que dan lo que se quiere es culpar a la conservación de nuestro propio medio natural de dificultar el desarrollo económico, como si encima fuera malo conocer lo que tenemos. Eso se aprecia en estos últimos años, y te digo la verdad: la gente que había antes en los pueblos respetaban mucho hasta dónde podían explotar y hasta dónde no. Ahora somos muchos más y tenemos que ser conscientes de que hay un límite que no podemos pasar.
Como bien decía Alfredo Ojanguren, de Geotrupes, en un programa de la TPA hablando de los incendios, nosotros los conservacionistas, los ecologistas, la Red… no defendemos nada nuestro, solo luchamos frente a una administración que no protege suficientemente el patrimonio natural que tenemos. Son ellos los que tenían que estar haciendo esa función, porque la normativa desde Europa dice que hay que proteger los ecosistemas y la biodiversidad. Pero esa formación, que existe en otras comunidades y en otros países, aquí es nula, inexistente.

-¿Os tildan alguna vez de ser ecologistas de sillón?
-El conocimiento no tiene que ver con donde estés. Evidentemente, todos somos conscientes de que el que está en el territorio sabe mucho porque tiene un conocimiento diario, pero muchos de nosotros también vivimos en los pueblos, no todos somos de la calle Uría. Además, a excepción de Fridays for Future Asturias, que son estudiantes, los componentes del resto de asociaciones venimos de una trayectoria de años, más de 40, moviéndonos por el monte de Asturias. Vamos porque nos gusta y porque disfrutamos de observar y de estar en contacto con la naturaleza. Otros que viven allí puede ser que lo valoren o que no lo valoren, puede ser que lo exploten más o menos, pero lo que está claro es que es patrimonio de todos y protegerlo también debería ser función de todos. Como los demás no lo hacen, no nos queda más remedio que hacerlo nosotros.
Ese discurso de “ahí vienen los ecologistas” es muy intencionado para quitarle valor a nuestras opiniones frente a las de otros que tienen intereses económicos. Pero dar más importancia a palabras que tienen detrás intereses evidentes es el mundo al revés.

Rueda de prensa en Oviedo por la Red de Representación Ambiental de Asturias
Componentes de la Red de Representación Ambiental en una rueda de prensa en Oviedo, el pasado 9 de septiembre/ Foto: RRAA

«Ese discurso de “ahí vienen los ecologistas” es muy intencionado para quitarle valor a nuestras opiniones frente a las de otros que tienen intereses económicos. Pero dar más importancia a palabras que tienen detrás intereses evidentes es el mundo al revés»

-¿El conocimiento tradicional del medio rural puede jugar malas pasadas?
-Pues mira, algo que hablábamos a raíz de los incendios es que la gente mayor no ha evolucionado conforme a los tiempos, conforme a la variación climática, y continúa haciendo las cosas como hizo toda su vida, pero ahora mismo hay que cambiar. Fue evidente en los incendios de Valdés de 2023: alguien que solía quemar en esa época del año no se da cuenta que en este contexto de cambio climático la temperatura es más alta, la sequedad del suelo también y la vegetación está más seca. Y claro, no se le debería ocurrir a nadie encender un fuego en momentos de aire fuerte y proveniente del sur. Antes lo encendías y sabías que paraba porque había mucha más humedad, pero ahora tenemos menos masa forestal, mucho más ganado disperso que corre peligro, la población cada vez más metida en el monte… El peligro que se corre es cien veces mayor. La Administración tendría que estar vigilante, pero no como hace veinte años, sino con diez veces más personal para parar los incendios en el momento en el que se producen.

-De alguna manera, ¿se puede intuir cuando se pueden producir?
-Claro. Los días de viento de sur a las 9 de la noche, que es cuando los helicópteros ya no pueden salir, todos los montes deberían tener dos o tres guardas vigilando, porque se sabe que los incendios intencionados se forman ahí en dos o tres focos. Esto lleva pasando aquí toda la vida, solo que ahora ya no conseguimos frenarlo porque todo está más seco y no tenemos cuadrillas suficientes, y además la agresividad del fuego es tan grande que en muchos momentos no pueden entrar a extinguirlo. Pero la prevención no se debe hacer cortándolo todo. ¿Qué sentido tiene que protejas un entorno quitándole la vegetación? Lo que hay que hacer es poner medios para que no empiece, porque cuando se desarrolle ya no lo vamos a poder parar. 
Durante el mes de agosto les dieron una compensación, unas mejoras en las retribuciones y en las condiciones laborales a los bomberos forestales, pero no vimos una inversión para aumentar el número de personas que hacen esa vigilancia, que es la clave.

Bosque calcinado por un incendio.
Foto: Miguel Muñiz

-¿Hay ignorancia científica en la clase política?
-Bueno, yo no diría ignorancia, sino que se dejan asesorar por las personas que les aportan otras cosas; creo que viven mucho de cara a salir bien en la prensa, creando noticias que gusten a la gente. Pero hay veces que tienes que decir cosas que no tienen tan buena prensa, pero es lo que hay que hacer, porque son para el bien común o para el bien a largo plazo.
Habrá que buscarse otros asesores, dejarse guiar por la Universidad, que parece que le tienen alergia, y a lo mejor no ir sustituyendo tantos biólogos por ingenieros forestales como se está haciendo. Los ingenieros son titulados técnicos encargados de gestión, pero no tienen por qué conocer tanto las características del territorio, de su fauna y de su flora como sí lo hacen un ecólogo, un biólogo o un geólogo. Los ingenieros, evidentemente, saben explicar cómo hay que gestionar una plantación forestal de pinos o de eucaliptos, pero aquí estamos hablando de masas forestales con fauna y flora autóctonas, que son ecosistemas vivos.

-¿Existe confusión en este sentido cuando se apunta a desbrozar el monte como solución ante los incendios?
-Sí que la hay, y claro, no es lo mismo desbrozar un campo de eucaliptos que desbrozar un hayedo. Tampoco es lo mismo cortar un monte de pinos como el que se quemó en Barcia; tenía en explotación cincuenta rodales, cada cinco años cortaban uno y lo iban sustituyendo, así todos los años tenían una parte para cortar. Esto sí lo puedes desbrozar por abajo, porque es una especie que quema muy bien y más vale que la limpies y la protejas. Pero un bosque, un hayedo, un abedular, un robledal e incluso un encinar tienen sistemas de mantenimiento de la humedad que les permiten actuar de freno en los incendios. Si eliminas la estructura de sotobosque y de vegetación que hay bajo la masa forestal, le quitas su propia entidad.
Hace poco estuve en Somiedo y hace unos meses en el Monte Peloño y me quedé asustada del clareo de hayedos que están haciendo. Ahora están en plan explotarlo todo, pero el sotobosque necesita sombra, y si creas zonas de abertura, olvídate del matorral y de la cobertura de musgos que crece debajo. Como consecuencia ya no acumula tanta humedad, y cuando se acerque el fuego quemará más rápido que si tienes un hayedo bien estructurado al que no le quitas vegetación.

«Un bosque, un hayedo, un abedular, un robledal e incluso un encinar tienen sistemas de mantenimiento de la humedad que les permiten actuar de freno en los incendios»

Bosque de hayas
Bosque de hayas en Asturias / Foto: Fusión Asturias

-¿Vuestro trabajo se centra principalmente en los espacios naturales protegidos de Asturias?
-Como red, nos preocupa todo aquello que supone un deterioro de la naturaleza asturiana, pero focalizamos nuestros esfuerzos en los órganos de gestión y participación de parques naturales y en otras figuras de protección. Vemos que solamente se están aplicando criterios de desarrollo económico de la población y se están dejando de lado la educación ambiental, la conservación de las especies y la conservación del medio natural.

-¿Estáis suficientemente representados en los consejos de representación de estos espacios protegidos?
-No, estamos superinfrarrepresentados. Nosotros somos un representante frente a varios que tiene la Administración, la propia localidad, las asociaciones y el resto de entidades de la zona. Podemos ser uno de más de veinte componentes, una proporción muy baja, por eso hacemos hincapié en los argumentos.
Además, ahora que muchos de nuestros representantes necesitan un relevo generacional, vemos que están cambiando los criterios y hay organismos que se hacen pasar por grupos ambientales para ocupar esos miserables puestos que tenemos en los consejos. Un claro ejemplo fue la última renovación: la consejería dio prioridad a FADOVISA, una fundación que dice que defiende la naturaleza, pero todas sus acciones van orientadas a la caza. Casualmente las actividades que organizan son estudios cinegéticos, la defensa de la actividad cinegética y el asesoramiento cinegético.

«Si sacas más salmones que los que necesita el río para regenerarse, al final, te lo cargas. Y con la angula está pasando lo mismo, no son capaces de entender que hay que sacrificar unos años para poder mantener a largo plazo la especie»

-¿Sois el Pepito Grillo de los consejos?
-Eso fue siempre, porque nuestra función más que nada es preguntar: “¿Pensasteis esto bien?”, “¿No os dais cuenta que esto tiene estas consecuencias?”. Aunque últimamente ya no le importa a nadie porque llega un momento en que solo importa sacar para delante las cosas y que salga en el periódico todo lo que se va a hacer, sin mirar las consecuencias a largo plazo. Y ese es el problema de la angula y del salmón, en donde claramente hay un negocio montado. Estaría genial que ese negocio pudiera seguir así forever and ever, pero es imposible, porque si tú sacas más salmones que los que necesita el río para regenerarse, al final, te lo cargas. Y con la angula está pasando lo mismo, no son capaces de entender que hay que sacrificar unos años para poder mantener a largo plazo la especie. Y están jugando con algo que es patrimonio de todos.

-¿Cuál va a ser vuestra manera de actuar?
-Nuestra manera de trabajar es ir a solicitar, desde un ámbito formal y también de pedagogía, que, además de la normativa de desarrollo rural, se respete también la de conservación de la biodiversidad y de los hábitats y que la Administración haga sus funciones, que no las está haciendo. Nuestra intención no es herir a nadie, pero sí que se cumplan las normas y la función propia de esos espacios.
Basta ya de ponernos como si fuéramos nosotros el lobo (valga la situación en la que está el pobre), que no lo somos, pongámonos serios y dejemos de denostar la función de los grupos ecologistas como si fueran ahí cuatro hippies protestando, con todo mi respeto para los hippies. Somos todos personas que tenemos nuestro trabajo, que hacemos esta función en nuestro tiempo libre, dedicando bastante esfuerzo y sacrificando mucho tiempo, mientras que otras que están cobrando por ello y deberían estar haciendo esa función no la hacen. Nuestra manera de trabajar será estar ahí al pie del cañón, en todos los foros en los que tenemos representación, buscando que esto se haga lo mejor posible.

-¿Cómo podemos seguiros la pista?
-Tenemos una página web que recoge todas las normativas que se deben cumplir redambientalast.es y en ella iremos colgando las novedades que se van produciendo. Y, aunque estamos iniciando el camino, ahí también se podrán seguir las actividades que vayamos realizando.


La Red de Representación Ambiental de Asturias (RRAA) está formada por:

  • ANA / Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza
  • ASCEL / Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico
  • Asociación Ecofeminista Petra Kelly d’Asturies
  • Colectivo Ecologista de Avilés
  • Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
  • Ecoloxistes n’Aición d’Asturies
  • Fridays for Future Asturias
  • GAECM / Grupo Asturiano para el Estudio y Conservación de los Murciélagos
  • Geotrupes
  • Grupo Naturalista Mavea
  • INSCEAM / Instituto para la Calidad y la Educación Ambiental
  • PDCC / Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica
  • SOS Cuideiru
  • Teachers for Future Asturias
  • XR Asturies
  • COA / Coordinadora Ornitolóxica d’Asturies
  • ADAPAS / Asociación en defensa de las abejas del Principado de Asturias
  • Fontes del Porcía

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