Hoy ocioso está este mar de piel de armiño
en el que me recreo un tiempo a solas,
para ver chocar contra el rompiente olas,
un tesoro en mi memoria de niño,
prietas como vestidas de corpiño
y van una detrás de otra; y en sus colas
los pequeños peces y sus cabriolas,
que recuerdo con especial cariño
delirio en aquella edad y deseo
con brisa y sol, de alborada en el mar,
y arribo a puerto en brazos de Morfeo.
Reflejo en agua para no olvidar,
cómo el que admira el lienzo de un museo,
¡Qué soñar, la añoranza hace brotar!