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domingo 24, noviembre 2024

Servicios funerarios. La importancia de la profesionalidad

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Intimidad, comodidad y despreocuparse de los detalles. Eso es lo que buscan los asturianos que, ante la muerte de un familiar, solicitan los servicios funerarios de cualquiera de las empresas radicadas en Asturias. Con el cambio de siglo las costumbres han ido evolucionando: crece el número de incineraciones y ya son muy pocos los que velan a su familiar en el domicilio. Igual que en otros campos, lo que se requiere es profesionalidad.

Hace unos años era habitual que, tras el fallecimiento, se velase al difunto en su mismo hogar. En la calle, a pie de portal, una mesa discreta con el libro para recoger las condolencias. Hoy esta imagen prácticamente ha desaparecido. La mayoría de los usuarios prefieren solicitar los servicios de un tanatorio, donde se valora especialmente la comodidad, tanto para la familia como para los visitantes. Espacio amplio, servicios complementarios, un equipo de profesionales a cargo de todo para que las familias puedan vivir los momentos de duelo sin ocuparse de cuestiones de organización o administrativas. Además, al ser un establecimiento con horario de apertura y cierre, se evitan las largas vigilias domiciliarias que se extendían incluso durante la noche; así, los familiares pueden retirarse a descansar, algo sumamente importante en un momento de alto estrés emocional.
Prueba de este cambio es la proliferación de los tanatorios en la última década, tanto en Asturias como en el resto del país. En nuestra comunidad todos son de iniciativa privada, en contraste con otras como la cercana Cantabria, donde existen algunos establecimientos de titularidad pública. No en todos los concejos hay un tanatorio, puesto que, como empresa que es, se estudia su ubicación en base a la población y otros baremos de corte económico. Y ni aún así su distribución es proporcional, puesto que grandes urbes como Avilés sólo tienen un tanatorio mientras que en el concejo de Siero hay tres.
Lo que sí es indudable es que se ha ido extendiendo progresivamente la idea de que constituye un servicio más, necesario y con una utilidad social, cuya cercanía al domicilio es un factor muy valorado por los vecinos.

Tener un tanatorio próximo al domicilio se considera como un servicio más en el concejo, necesario y con utilidad social.

Camposanto o cenizas

Es otro de los cambios más notables de la última década: cada vez más asturianos prefieren la incineración al tradicional entierro, especialmente en las zonas urbanas. Quizá influya el hecho de que los cementerios han ido quedando alejados de los núcleos de población y en las ciudades han perdido presencia en la vida cotidiana, no así en las zonas rurales, donde el camposanto es un lugar más familiar y cercano. Influye también necesariamente el factor económico. Hace quince años ni siquiera había horno crematorio en Asturias, por lo que la inhumación era la vía más rápida y sencilla. Quien tenía especial interés debía desplazarse: Bilbao era lo más cercano si no se quería llegar hasta Madrid. Lógicamente los gastos, al sumar desplazamientos más costes administrativos y burocráticos, se multiplicaban hasta alcanzar incluso el millón de las antiguas pesetas.
Hoy ya no es necesario desplazarse. Asturias cuenta con más de una decena de hornos crematorios distribuidos por su geografía, y una incineración ronda los 600 €. Es la opción que se elige aproximadamente en el 25% de los casos y la tendencia es claramente al alza.
Nichos en cementerio.

¿Se nota la crisis?

Como en el resto de los sectores, se nota. Evidentemente los servicios funerarios son imprescindibles siempre, pero los profesionales de este sector han visto que el aporte económico que se destina a ello ha descendido notablemente. «Todo el mundo estudia muchísimo la economía en todos los aspectos de la vida cotidiana –explica el gerente de una funeraria- y esto no es una excepción. Antes, en estas circunstancias, apenas se reparaba en gastos. Hoy nos piden presupuestos previos para poder analizar y comparar. Esto hace unos años era impensable». Además, la subida del IVA ha contribuido a engrosar las facturas, al pasar del 8 al 21%. Para los profesionales de este sector, en radical desacuerdo con la medida tomada por el Gobierno, la subida no debería haber afectado a los servicios básicos, los que son imprescindibles y de gasto obligado para todas las familias. «Uno puede elegir ir al cine o no ir, pero la muerte no se decide», comenta un trabajador del sector, por tanto el alza debería haberse reservado únicamente para los temas más exclusivos o los extras de lujo. Es una subida que el usuario trata de compensar recortando un poco en todos los apartados. Menos flores, esquelas reducidas, un ataúd más económico. Aún así, el precio medio de un servicio funerario puede situarse ahora en los tres mil euros.

Más servicios para mayor tranquilidad

A partir del momento en que una persona fallece y a la funeraria correspondiente se le entrega el número del DNI, la familia puede despreocuparse de los trámites y vivir ese momento con el recogimiento que la situación requiera. Las empresas se ocupan de todo y adelantan los gastos que sean necesarios, desde la recogida del cadáver, su instalación, organización de los actos del sepelio, encargo de ornamentos florales, esquela, música, además de toda la tramitación burocrática imprescindible. En ese momento los familiares necesitan todo el asesoramiento posible y especialmente no tener que pensar en cuestiones de las que podrán ocuparse en otro momento. Aunque la mayoría de los servicios funerarios se ajustan a la tradición católica, mayoritaria en España, a día de hoy se puede elegir, o bien la total retirada de símbolos religiosos o bien celebrar un sepelio de rito judío, musulmán, evangelista, o cualquier otra creencia, en proporción similar a la heterogeneidad que hoy en día refleja la sociedad española.

Lo más valorado

Sin dudas, el trato personal. Los profesionales de los servicios funerarios han de ser eficaces en el desarrollo de su trabajo pero además, dadas las circunstancias en las que se les requiere, deben ofrecer un plus que al final resulta ser lo que más valoran los usuarios. «Indudablemente todo eso debe estar muy presente. La profesionalidad no nos exime de vivir momentos muy difíciles acompañando a algunas familias», comenta un empresario del sector. Llámese amabilidad, psicología o simplemente trato humano, el caso es que en ese momento lo que se agradece especialmente es la cercanía y el calor. Eso es algo que no tiene precio.

Flores frescas Flores en nichos de cementerio.

Es lo que nunca falta. Formando coronas o centros, palmas o guirnaldas, de un solo color o de varios, discretas o llamativas… Claveles es lo más habitual, pero también se pueden ver rosas, lirios, gerberas, crisantemos, orquídeas y otras. Son muchas las posibilidades pero qué duda cabe que los adornos naturales son los más solicitados en todos los casos.

Arte funerario

La fachada es importante, por lo que la profesionalidad se extiende al ámbito de la marmolería y combina técnica con inspiración artística.
Lápida en cementerio. Un cementerio puede llegar a ser como una pequeña ciudad, con su particular trazado de calles y avenidas, con zonas verdes y de descanso, un espacio pensado para perdurar en el tiempo. Por eso el trabajo de los marmolistas es valioso, en la medida en que sus obras son el último homenaje a los seres queridos y por tanto deben captar y dar forma a los deseos y sensibilidades de los familiares de la persona fallecida. Su trabajo debe unir el conocimiento de los materiales, su manejo técnico y cierta dosis de intuición para dar forma a la piedra natural.
Nichos, panteones, lápidas… La arquitectura de un cementerio es variada y compleja, tanto como las personas que alberga. Los profesionales de la marmolería, en su especialidad de arte funerario, se ocupan de todo: arreglar fachadas y tejadillos, ajustar los recercos; grabar las placas, nombres y fechas, incluso frases para el recuerdo; decorar con búcaros, figuras, esculturas en mármol o bronce, y ornamentos de todo tipo.
Trabajan fundamentalmente con mármoles (blanco macael, portugués) y granito (verde, negro Sudáfrica, labradores claro y oscuro).

El trabajo de los marmolistas debe unir el conocimiento de los materiales, su manejo técnico y cierta dosis de intuición para dar forma a la piedra natural.

Las letras, según cada familia indique, sobrias y clásicas o más modernas. Pueden colocarse de acero inoxidable o de bronce, o bien grabarse directamente en la piedra, algo que puede realizarse con aparatos técnicos pero también es posible encontrar quien aún lo haga a mano.
El abanico de profesionales es amplio. Desde negocios familiares en los que hay una fuerte base artesana y un conocimiento transmitido de padres a hijos, hasta empresas muy tecnificadas que aplican las nuevas tecnologías para plasmar los diseños, y plantean técnicas novedosas como el grabado por chorro de arena. También hay innovación en este campo, por ejemplo la fotograbación en color, una ingeniosa técnica que nace en Asturias y que permite grabar una fotografía en la piedra.
En cualquier caso lo fundamental es la conexión con el cliente y el trato personal a la hora de asesorar y aconsejar. El trabajo bien hecho y ajustado a la idea de cada persona. Es lo fundamental para una obra que nace para sostener el recuerdo en el tiempo.

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