Atraídos por los paisajes, el silencio y su riqueza natural, cada vez son más los que se quedan a vivir en Santa Eulalia, haciendo crecer los pueblos del concejo. En cada uno de ellos encontramos señas de identidad de un pasado remoto que todavía sigue en pie.
A Santa Eulalia de Oscos, se la conoce en la zona como Santalla. Un nombre corto y sonoro, que guarda en sí el encanto de un lenguaje propio y el reconocimiento de las costumbres típicas santallesas. Esas señas de identidad llevadas con orgullo son las mismas que encontramos desperdigadas a lo largo de pueblos como Ferreira, que conserva excelentes muestras de arquitectura popular. Construcciones recias a base de piedra, vigas de madera de roble y techos de pizarra, que llegan hasta hoy. Las calles han sido empedradas, y en las cercanías del pueblo se encuentra un área recreativa, junto a la playa fluvial del río Agüeira, donde se dan cita los que vienen a realizar la Ruta de A Coba o a practicar turismo activo en el río o el embalse. Muy cerca de este pueblo está Talladas, que también guarda excelentes muestras de arquitectura tradicional.
El propio nombre de Ferreira indica que en la zona hubo abundancia de hierro, y consecuentemente de herreros; lo que se confirma si observamos la cantidad de mazos que todavía existen en Pumares o Peizáis. En pleno funcionamiento está el de la Ferrería de Mazonovo, a orillas del río del mismo nombre. En sus instalaciones, Friedrich Bramsteidl realiza demostraciones de este antiguo oficio, y además se dedica a la forja artística actualizada. En el Conjunto Etnográfico de Mazonovo se puede ver en todo su esplendor un edificio antiguo, a la vez que se disfruta en vivo del funcionamiento de esta obra de ingeniería. También ha sido rehabilitado el pueblo A Valía y sus elementos etnográficos, y se ha empedrado As Barreiras.
En cambio, el pasado señorial de Santa Eulalia de Oscos se refleja fielmente en Pumares, con abundancia de casonas rehabilitadas y un mazo; en Barcia y su Casa de Aquel Cabo; y también en Ferreirela de Baxo, pueblo natal del Marqués de Sargadelos. El hogar donde nació es hoy el Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos, que recuerda la figura del industrial y se completa con un taller de alfarería, una tienda de artesanía local y una sala de exposiciones.
Para el final del camino queda Santa Eulalia de Oscos, que invita al viajero a conocer la casa blasonada de La Pruida, la Casa Nova y el Aula de la Naturaleza, lo que puede marcar el inicio de nuevos paseos, tras informarse de la fauna y flora de la zona.