Todos los años Nava celebra un concurso para escoger el cartel anunciador del Festival de la Sidra. Este año, el artista Guillermo Lourido fue el ganador del certamen con una obra en la que se refleja el origen y el fin del nacimiento de la sidra. Creación en estado puro.
Aunque se identifica más con su parte de escultor, Guillermo tiene una faceta de pintor que le ha ayudado a dar vida a esta obra en la cual ha usado una técnica poco habitual. “El cartel es un grabado, no una pintura -comenta-. Es una talla que hice sobre una plancha de madera que luego se entinta y se pasa por un rodillo que es el que finalmente dibuja la talla sobre el papel. Esta técnica rompe un poco con lo más tradicional de los carteles que se suelen presentar con mucho color y descriptivos”.
El grabado gira en torno a un árbol del cual surge la vida del universo sidrero en el que predomina la ausencia de color para dar así más relevancia a la simbología que es el hilo conductor del diseño. “Trato de darle la vuelta a la realidad porque en definitiva la botella es casi el proceso final, pero en este caso es la génesis de todo -reflexiona Guillermo-.
De ahí surge la idea de la botella chorreando la bebida e introduciéndose sobre y dentro del árbol para generar la vida, las manzanas y todo el proceso que continúa después. Todo el cartel está ocupado por cosas, todo lleno de simbología y de vida porque están las hojas, el árbol con las ramas retorcidas, las manzanas, están las letras que también de alguna manera están evocando cosas, coincide que en la base del grabado está la leyenda Val de la sidra, porque es la parte baja donde se apoya el árbol y de donde salen las raíces. Tiene mucha simbología porque en realidad es el árbol de la vida”. Reconoce que el cartel tiene también su lado romántico, entendido como que es la sidra la que elabora toda la magia.
Para Guillermo Lourido todas las cosas que se expresan, tanto en el arte como en la vida, surgen de las experiencias que vive cada ser humano y también de todo lo que cada uno va incorporando gracias a su bagaje personal. Para él la tierra es algo importante ya no solo a nivel planetario con el momento crítico que se está viviendo actualmente, sino también porque su familia proviene del rural asturiano que le inculcó el respeto por la tierra. “Las cosas que acabamos expresando son lo que cada uno lleva en la mochila de la vida. Vas incorporandolas y luego, casi sin querer, te van saliendo en todo lo que haces. Nosotros -mi familia-, no elegimos ir a vivir a Oviedo o a Gijón, escogimos Nava y más concretamente un pueblín muy rural. La tierra me está llamando constantemente y es fácil que después esto se refleje en lo que hago”.