El riosano de Villlamer, Jairo Álvarez, de 23 años, es la cabeza de uno de los proyectos empresariales más recientes dentro del ámbito de Montaña Central. Se trata de una explotación dedicada al cultivo de fresas mediante un sistema hidropónico.
Nada menos que 3.700 metros de canaletas en líneas que albergan 43.200 plantas. Es lo que hay que recorrer un día y otro, mil veces, podando «estolones», vigilando la temida araña roja, controlando que llegue el riego y el abono, y finalmente recolectando. Hasta 150 kilos en los mejores días, a plena producción. Y la explotación, situada en La Vega de Cardeo (Morcín) todavía está arrancando. Es su primer año de vida y la experiencia se adquiere sobre la marcha, con asesoramiento de expertos del lugar donde la fresa es más famosa, esto es, Huelva; sumados a los conocimientos que brindan los técnicos de Asturianberries, más versados en arándanos pero igualmente entendidos en fresas, con quienes Jairo Álvarez ha sellado el compromiso de comercialización. Quién lo iba a decir: Asturias ha resultado ser buen lugar para el cultivo de las popularmente conocidas como «frutas del bosque», resumidas como «berries» para el mercado anglosajón.
De hecho Jairo Álvarez trabajó un tiempo en una plantación de arándanos ubicada desde hace unos años en Riosa. Con esa experiencia decidió crear su propio negocio dando de paso utilidad a unos terrenos familiares. Y se pusieron en marcha los invernaderos que albergarían variedades de fresas Portola, Albión y San Andreas, la más aromática.
Como deportista, aficionado al ciclismo, Jairo explica que el mismo espíritu que se aplica a una cosa vale para la otra: el mundo empresarial, como el deportivo, exige ser disciplinado, constante, luchador y sacrificado. Pero tener un negocio propio vale la pena. «Hay que conocer bien el mercado y lanzarse a la aventura. Para poder sacar adelante un proyecto propio hay que arriesgar».Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo