En La Matosa, los Montes de Sevares (Piloña), se dice que las víboras paren sus crías y revientan al parir, y en Tiraña (Llaviana) cuentan que devoran a sus crías para evitar que estas coman a su madre. Biológicamente es cierto que las víboras, a diferencia de otros ofidios, paren a sus crías, en concreto la víbora de Seoane, un endemismo cantábrico, pero la creencia de que se devoran es meramente mitológica y para explicarla debemos recurrir a los bestiarios de la Edad Media. Así el bestiario de Oxford (siglo XII) nos dice de la víbora: (…) «La hembra no tiene vagina en el vientre sino una especie de ojo de aguja. Así pues, cuando el macho cubre a la hembra, eyacula en su boca y cuando ella ha tragado el semen, corta los órganos genitales del macho y este muere al instante. Cuando crecen los hijos, devoran el vientre de su madre y de tal manera salen a la luz. Las víboras son, por tanto, parricidas y matricidas (…)». De todos modos, estos tratados medievales beben de fuentes clásicas más antiguas. El griego Heródoto ya decía que la hembra devoraba al macho en el acoplamiento y que en el parto, las crías rasgaban el vientre de la madre. Plinio el Viejo en su obra «Historia Naturalis» (siglo I) también recoge tal creencia.
En Las Labores de San Juan (Ciudad Real) esta creencia se aplica a una serpiente llamada «Alicántara» (en realidad la víbora hocicuda). Allí se dice que se suben a los árboles y arbustos para parir y tirar desde allí a sus crías, evitando así ser devoradas por ellas, por eso causan muchas muertes al caer encima de la gente que pasa por allí. En realidad la víbora hocicuda -que no existe en Asturies- busca las ramas de los arbustos para refrigerarse en las horas de máximo calor, durante las cuales se recalienta el terreno.
Volviendo a Asturies, y ya como error muy común, se dice que la víbora tiene un collar por lo que muchas veces se interpreta a las crías de la culebra de agua o de collar (Natrix natrix) como víboras y se las mata indiscriminadamente, llamándolas «viborín de collar». Esos collares subnucales blanquecinos o amarillentos desaparecen cuando la Natrix natrix se hace adulta. Por otra parte difícilmente pueden confundirse los ejemplares de víbora de Seoane con Natrix. Además las víboras asturianas presentan una gran variabilidad cromática de colores y diseños, zig zag en el lomo, rayas paralelas, melanismo, etc…