De todos es conocida la belleza del litoral asturiano, y el concejo de El Franco es un buen exponente de ello. Sus hermosas playas y acantilados se combinan con exuberantes zonas de interior, pero lo que este 2016 ha puesto de manifiesto es que lo espectacular de este concejo no se halla exclusivamente en su paisaje. La solidaridad demostrada por sus vecinos a raíz del incendio que asoló el municipio ha hecho brillar este territorio con luz propia. Y podría incluso convertirlo en Pueblo Ejemplar de Asturias.
Hay que explicar que el pasado mes de diciembre, un gran incendio arrasó buena parte del occidente asturiano y el concejo de El Franco fue el mayor perjudicado. No solo se llevó la tercera parte de su superficie forestal (alrededor de 2500 ha),
sino que también una explotación ganadera y tres viviendas fueron pasto de las llamas. Lo que parecía una película de ciencia ficción -inaudito un incendio de estas características en esta época del año en Asturias- terminó con grandes daños en un concejo pequeño y eminentemente rural.
Nueve meses después, las secuelas del incendio siguen visibles en el territorio franquino aunque en los bosques calcinados ya predomina el verde sobre el negro tizón. Tras el fuego llegan los nuevos brotes, y en este caso el de la solidaridad arraigó con fuerza en este municipio sacando a la luz actitudes dignas de resaltar. La cooperación entre los locales ya se puso de manifiesto en la lucha contra el gigante ígneo. Los vecinos, armados con todo aquello que hiciera frente a las llamas, avanzaron intentado controlar lo incontrolable. «Todo el mundo salió a la calle, cada uno con lo que tenía -explica Cecilia Pérez, alcaldesa de El Franco-. Los propietarios salían con sus mangueras a regar alrededor de sus casas con el agua de la traída y los ganaderos del concejo y de otros municipios limítrofes empezaron a montar sus cubas. La situación era tremenda porque iban a meterse en lugares de difícil acceso, algunos con mucha pendiente y en donde un tractor podía volcar fácilmente». El fuerte viento, con rachas de hasta 100 km/hora, dificultaba la tarea. El objetivo en muchos casos era enfriar las viviendas y cuando el agua escaseaba se utilizó todo aquello que tenían a mano: «En Viavélez se utilizó el agua del mar y en el pueblo de San Julián, una localidad que cuenta con muchas ganaderías, se enfriaron las casas con purín».
La Braña fue uno de los primeros pueblos a los que llegó el fuego. El pasado mes de abril una marcha solidaria recorrió cinco kilómetros por las zonas afectadas.
La lucha contra las llamas se prolongó durante varios días, y una vez controlados todos los focos, los vecinos empezaron a respirar con cierto alivio. «Lo más importante es que no hubo daños en lo personal, porque dada la magnitud pudo haber sido peor», añade la alcaldesa. El día 30 de diciembre vecinos de El Franco y concejos cercanos se reunieron en la plaza del pueblo para mostrar su apoyo a los damnificados y rendir homenaje a todos aquellos que habían colaborado en la lucha contra el fuego. La mención extraordinaria fue sin duda para los ‘ganaderos-bomberos’ que participaron con su maquinaria agrícola en la extinción.
A un diciembre negro, le siguieron varios meses de solidaridad. Se organizaron actividades de lo más diverso, como la marcha que el 7 de febrero recorría seis kilómetros por algunas de las localidades afectadas: Viávelez, La Ronda y La Rocica. Alrededor de 250 personas llegadas de distintos puntos de Asturias se unían para mostrar su apoyo.
Numerosos colectivos se unieron para organizar galas con las que recaudar fondos para los damnificados. Y en ellas, participaron también organizaciones de otras localidades cercanas que hicieron suya su causa, como la Banda de Música de Vegadeo que organizó dos conciertos. Cualquier manifestación cultural o deportiva fue bien recibida, y hubo festivales de teatro, fiestas de carnaval, conciertos, espectáculos de danza, exhibiciones de gimnasia rítmica, ruta ciclista, etc.
Los vecinos del Occidente se han volcado en la ayuda a los damnificados mediante la participación en numerosos eventos.
Los ganaderos-bomberos, como fueron bautizados aquellos que con sus tractores participaron en la extinción, contribuyeron con la creación de un calendario solidario que recaudó más de 8.000 euros para la causa. El almanaque fue financiado por diversas asociaciones y recoge fotografías de los parajes afectados por el incendio.
«Desde el minuto cero sabíamos que había que afrontarlo con ánimo. Todo el mundo quería hacer cosas para recaudar fondos y desde el ámbito municipal nos encargamos de coordinarlas para asegurar que todo lo que se recogiese tuviera el destino adecuado. Abrimos cuentas solidarias en varios municipios que se han mantenido hasta el pasado día 30 de junio». La recaudación final ha alcanzado los 35.000 euros y próximamente se creará un Consejo Ciudadano que asesore al Consistorio sobre el destino de esos fondos. Cecilia explica que «a la hora de asignar las ayudas se establecerán criterios objetivos cuantificables. Hablamos de viviendas y empresas afectadas pero hay más cosas que se pueden incluir».
La magnitud de la respuesta popular ante la tragedia, y que se ha mantenido durante todo el 2016, sorprendió a la primera edil, «aunque también hay que decir que esto no es nuevo. En este concejo hay un movimiento vecinal muy importante, con mucha iniciativa y que tiene visibilidad a través de la cultura». A raíz de lo sucedido, el concejo de El Franco ha decidido presentar su candidatura a Pueblo Ejemplar 2017, el galardón asociado a los Premios Princesa de Asturias. En caso de resultar ganador, el reconocimiento daría mayor visibilidad a la conciencia social que habita en el occidente de Asturias.
Financiado por distintas asociaciones se editó un calendario solidario basado en los ganaderos-bomberos que participaron en la extinción del incendio. Las imágenes fueron facilitadas por los fotógrafos locales Paula de Villar y Miguel de Mántaras.
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