A pesar de ser una modalidad milenaria, el dragón boat es todavía muy desconocido en nuestro país. En el Principado, el Club que practica esta disciplina deportiva ostenta el título nacional. Asturias Dragón Boat reúne en un mismo equipo a gente de diferentes edades y también de diversa condición física, pero cuando suena el tambor, todos reman bajo un mismo corazón.
Hace unos años, en octubre de 2017, pudimos ver en televisión al aventurero Jesús Calleja probando una embarcación de dragón boat en Murcia en compañía de un grupo de mujeres supervivientes al cáncer de mama: las Flamenco Rosa. Llamaba la atención la embarcación provista en su parte anterior de una cabeza de dragón y una cola en su parte posterior. A bordo, veinte mujeres remando al son de un tambor que tocaba Calleja mientras que otra tripulante se encargaba del timón. La experiencia de remar en estas super piraguas resultó muy gratificante tanto para el presentador leonés como para las mujeres que le acompañaron porque este es el resultado que provoca este deporte con orígenes orientales.
En octubre de 2017, pudimos ver en televisión al aventurero Jesús Calleja probando una embarcación de dragón boat en Murcia en compañía de un grupo de mujeres supervivientes al cáncer de mama.
En Asturias, el Club Dragón Boat insiste en que lo mejor es probar la experiencia y así cada uno puede tomar sus propias decisiones. Para Adolfo Alonso, presidente del Club, todo empezó de una manera natural cuando probó esta disciplina en la que participan personas de todas las edades. Al principio, ellos eran tan solo un grupo de veteranos del piragüismo que mataban el gusanillo compitiendo bajo el ala de la Federación Asturiana, pero un buen día decidieron dar el paso y montar su propio club. “No queríamos entrar en un club al uso porque suelen estar más enfocados a chavales jóvenes que van a competir. Nos gustó este deporte chino que utiliza una embarcación más ancha y en la cual no es necesario haber hecho piragüismo para poder remar en ella. Era ideal para gente con más edad a la que a lo mejor no le va bien meterse en una canoa y además permitía hacer deporte en equipo”.
Equipo es una palabra clave para este ex-profesional que llegó a formar parte de la Selección Nacional de Piragüismo y que, como otros, no entiende la vida sin el deporte. “Pensamos en hacer un club que diese apoyo a la gente, y en el que lo más importante fuese hacer una labor social. Y ese es el éxito de nuestro equipo en el que participan tanto deportistas veteranos como padres de chavales que están entrenando en Trasona y se animan a probar con nosotros, o mujeres que han superado un cáncer de mama. Aquí somos como una familia, y todo el mundo suma, unos meten 20 kilos por palada y otros 25, pero no hay diferencias, entrenamos todos juntos. Si alguien viene con nosotros y no puede seguir el ritmo, simplemente levanta la pala y no pasa nada”.
Adolfo nos avanza la importancia que cobra este deporte para todo aquel que lo practica, pero esto todavía se amplifica más en personas con alguna discapacidad o en proceso de recuperación de una enfermedad, como ocurre en el caso de supervivientes al cáncer de mama. Una de las categorías en las que el Club participa en competiciones es la conocida como BCS (breast cancer survivor), integrada en toda España y Europa por mujeres que están superando o ya han superado esta enfermedad. Las asturianas se hacen llamar Asturias Dragón Rosa y ya han demostrado su capacidad proclamándose campeonas de España en 2018. “Aquí no remamos hombres y mujeres por separado, así que ellas entrenan con nosotros y a veces aguantan hasta 70 paladas por minuto, que son muchas paladas -añade orgulloso el presidente del club-. Formamos este equipo BCS para que tuvieran su parte de visibilidad, pero realmente el club es uno, es Asturias Dragon Boat y es totalmente inclusivo”.
“Aquí somos como una familia, y todo el mundo suma, unos meten 20 kilos por palada y otros 25, pero no hay diferencias, entrenamos todos juntos”.
Adolfo Alonso, presidente de Asturias Dragón Boat
Viki Peña es una de las mujeres que han superado un cáncer de mama y que ahora entrena habitualmente en Trasona con el club asturiano. Fue una de las que vio a las Flamenco Rosa en el programa de Calleja y pensó que por qué no podía hacer ella lo mismo. Como Murcia estaba demasiado lejos buscó un homólogo en Asturias y conectó con el grupo Asturias Dragón Rosa que se había creado unos meses antes en el seno del Club. “Yo soy BCS, superé un cáncer de mama y cuando me levanto todos los días veo mis cicatrices pero esto no me impide hacer nada. A la mayoría de las que sobrevivimos a esta enfermedad, los médicos y nuestro entorno nos dicen ‘no hagas esto, no cojas peso…’ y es verdad que hasta que te recuperas y puedes hacer tu vida normal hay unas consecuencias, pero eso ocurre en la recuperación de cualquier enfermedad”.
Una de las categorías en las que el Club participa en competiciones es la conocida como BCS (breast cancer survivor), integrada en toda España y Europa por mujeres que están superando o ya han superado el cáncer de mama.
La castrillonense reconoce que siempre fue muy lanzada y cuando decidió probar la experiencia de remar en el barco dragón sus sensaciones no pudieron ser mejores. La atracción por este deporte, el disfrutar del agua y poder convivir con compañeros y compañeras dispuestos a ayudarle fueron razones más que suficientes para engancharse a esta disciplina. “Es super positivo, es más, no lo voy a dejar nunca, -añade convencida-. A mí, que tengo un linfedema en el brazo derecho, físicamente me ayudó no al 100 por 100, sino al 1000 por 1000. Porque remar te ayuda a drenar, mejora la movilidad, favorece la musculatura y te da más flexibilidad en los tejidos, ya que después de una cirugía tan agresiva puedes tener adherencias musculares”.
Peña sabe lo que es ser campeona de España en la categoría BCS, algo antes inimaginable para ella, una mujer cuya vida deportiva se limitaba a salir a caminar y que actualmente compagina el remo con la práctica del CrossFit. “Habrá personas que lo vean todo negativo, pero gracias a mi enfermedad conocí el piragüismo y le doy las gracias por ello. Esta experiencia me ha abierto puertas que desconocía y ahora nosotras estamos encantadísimas, disfrutando de un deporte que te hace grande, te empodera y te hace creer en ti misma. Es algo que si no se prueba no se sabe realmente, estoy muy agradecida a los compañeros del club por tener la iniciativa de crear un grupo BCS”.
El colectivo asturiano, el único existente en la región, dispone de tres embarcaciones, una de 22 tripulantes y dos de 12, con las que entrenan habitualmente en el embalse de Trasona. Cuentan con el apoyo de la Federación Asturiana que ve cómo el atractivo de este deporte se refleja en un incremento del número de licencias, algunas de ellas de ex-deportistas míticos que han dejado huella en el piragüismo y que tras varios años después deciden volver a subir a una embarcación y competir. Y los buenos resultados se trasladan fuera de los entrenamientos, sus integrantes saben lo que es subirse al podio más alto y colgarse el oro (en la actualidad el Club ostenta el título nacional en varias categorías de 200 y 500 metros). Adolfo entiende que esto se debe a los muchos días de entrenamiento y a que los barcos tienen una tripulación muy acoplada. “Al principio, cuando nos veían por aquí pensaban que éramos unos bichos raros, unos carrozas metidos en una barca ancha tocando el tambor, pero ahora con tres campeonatos de España esto ha cambiado e incluso nos piden que traigamos el barco dragón”.
El colectivo asturiano, el único existente en la región, dispone de tres embarcaciones, una de 22 tripulantes y dos de 12, con las que entrenan habitualmente en el embalse de Trasona.
Las embarcaciones del dragón asturiano se han ganado una reputación de lo más favorable en el entorno corverano donde se encuentra el Centro de Tecnificación Deportiva regional, no solo por los resultados en competición, sino por la ayuda que en ocasiones han prestado a jóvenes canoístas cuando han sufrido algún percance. “Al principio -explica el responsable del Club- parecía que hasta molestábamos cuando salíamos a entrenar, pero ahora muchos padres nos dicen que cuando nos ven en el agua están mucho más tranquilos. No es la primera vez que un crío vuelca en el pantano y cuando es así, nosotros paramos el entrenamiento, si está mojado o asustado lo traemos a tierra y si no, le ayudamos a subir a su piragua para que siga entrenando”.
La historia de los barcos dragón originarios de China se remonta a más de 2000 años de antigüedad. Por sus características, este deporte se ha convertido en toda una referencia en lo que se refiere a deportes de equipo, y aunque su práctica está ya extendida por todo el mundo, en el país asiático alcanza cotas de popularidad altísimas y cada año se celebra un festival en su honor. Al parecer, el origen de esta tradición se remonta al año 278 a.C. cuando el político y poeta Qu Yuan, muy querido en su país, se ahogó en un río en un acto de protesta contra la corrupción que afectaba a China en esa época. Los habitantes del lugar acudieron con sus botes para rescatar su cuerpo y para evitar que fuese comido por los peces, sacudían el agua con sus remos y arrojaban al río bolas de arroz hervido. “En China tienen hasta barcos con cien palistas, mientras que aquí son de 10 y 20 a los que luego hay que sumar un timonel y un tambor -explica Adolfo-. Aquí tenemos a una chica china, Shuhui Lin que nos apoyó mucho en nuestros inicios, y el día que hicimos una exhibición en la ría, la comunidad astur-china nos invitó a comer. Fue una jornada muy especial, vinieron personas de toda Asturias y nos explicaron cuál era el origen de esta tradición”.