El primer gran éxito de Wanderlei Cordeiro de Lima a nivel internacional lo consiguió en los Juegos Panamericanos celebrados en Winnipeg, Canadá, consiguiendo el oro en el maratón. Al año siguiente, en los JJOO de Sídney, cosecharía un decepcionante 75º puesto; pero en 2003, en pleno período de preparación para su asalto a los JJOO de Atenas, repetiría victoria en los Panamericanos, esta vez en Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
Y llegamos a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El maratón transcurre en un calurosísimo día, con una humedad inhumana, un ambiente irrespirable e infame, y aún más para correr un maratón de este nivel.
Kilómetro 36. Wanderlei de Lima, que lideraba la prueba con unos 30 segundos de ventaja sobre el grupo perseguidor, es literalmente sacado de la carretera a empujones. El motivo, llamar la atención al mundo sobre la Biblia y sobre la segunda venida de Jesucristo (¡!).
¿Y el causante? Cornelius Horan, un ex sacerdote irlandés de 57 años. Ya en 2003, había sido centro de atención mundial durante unos segundos, al plantarse en mitad de la pista de Silverstone durante la celebración del Gran Premio de Fórmula 1, sosteniendo una pancarta con reivindicaciones religiosas, mientras los monoplazas pasaban a su lado a 300 kilómetros por hora.
Tras el ataque, Polyvios Kossivas, un griego que asistía como público a la prueba, atónito ante lo que ocurría, consiguió sujetar a Horan para que Wanderlei pudiera continuar la marcha. Sin embargo, esa ventaja que administraba el brasileño fue recuperada en apenas 2 kilómetros. De Lima dijo después que, a partir de ese punto del maratón, tuvo muchísimos problemas de concentración, que no le permitieron en ningún momento aislarse de los dolores en las piernas que a esas alturas ya sufría. Llegó incluso a pensar en la retirada, pese a que sólo faltaban 4 kilómetros para meta cuando el grupo perseguidor le daba alcance.
De Lima dijo después que, tras el ataque, a partir de ese punto del maratón, tuvo muchísimos problemas de concentración que no le permitieron en ningún momento aislarse de los dolores en las piernas que a esas alturas ya sufría.
El italiano Stefano Baldini y el norteamericano Mebrahtom Keflezighi llegaban primero y segundo al estadio Panatinaikos; de Lima, tras el incidente, conseguía la gesta: terminaba en tercer lugar. Sonriente, pletórico, lanzando besos al público, abriendo sus brazos al aire como si fueran las alas de un avión, devolviendo todo el cariño recibido y feliz pese a no haber conseguido la victoria. Así llegaba a meta un hombre que luchó contra la adversidad hasta la extenuación, hasta el punto de tener que zafarse de un loco que lo echó de la carretera, al margen de tener que derrotar las penurias de la maratón.
Después, ya en frío y habiendo asumido lo que le había pasado, Wanderlei dijo: “Da igual lo que haya ocurrido. Estoy feliz por haber conseguido mi meta, que era una medalla olímpica, mi bronce es de oro”.
El brasileño reconoció que, en ese momento, temió por su vida, pensando que su asaltante podría tener, quizá, un cuchillo. A partir de ahí, perdió ritmo, siendo incapaz de mantener la concentración hasta el final. Es posible que, incluso sin el ataque de Horan, De Lima no hubiera podido tampoco conseguir la victoria, ya que su ventaja estaba siendo recortada súbitamente por un Baldini que realizó una parte final de carrera sensacional. Nunca sabremos lo que hubiese ocurrido.
El asaltante irlandés, por su parte, fue ridículamente sancionado (3.000 dólares de multa, y una suspensión de tres meses para acceder a cualquier evento deportivo). Horan se disculpó públicamente, pero no dejó de afirmar que él contribuyó a eternizar la fama de Wanderlei de Lima.
Desde Brasil, las autoridades deportivas instaron al Comité Olímpico Internacional a que se le entregara una segunda medalla de oro a De Lima. La petición fue desestimada, pero a Wanderlei se le entregó la más alta condecoración que se le puede entregar a un deportista olímpico: la Medalla Pierre de Coubertin al Verdadero Espíritu Deportivo.
Él siempre reconoció su completa satisfacción, y aseguró no guardarle a Horan ningún rencor, ya que había conseguido su meta, el objetivo por el que tanto había luchado y para el que se había preparado. Una de esas historias de atletismo puro que tanto nos gustan. Wanderlei de Lima: un verdadero héroe, al que ni los empujones de un demente pudieron apartar de su sueño.
Mejores marcas
Milla: 4′ 06”
3000m: 8′ 02”
5000m: 13′ 55”
10000m: 28′ 08”
15 kilómetros: 43′
Media Maratón: 1 h 01′ 24”
Maratón: 2 h 8′ 31”
Las 10 actuaciones en Maratón
2 h 08′ 31”. 2º Tokyo 08/02/98
2 h 08′ 34”. 3º Rotterdam 04/16/00
2 h 08′ 38”. 1º Tokio 12/02/96
2 h 08′ 40”. 3º Fukuoka 05/12/99
2 h 09′ 39”. 1º Hamburg 18/04/04
2 h 10′ 02”. 2º Oita 04/02/01
2 h 10′ 38”. 12º Fukuoka 07/12/03
2 h 10′ 42”. 5º Nueva York, NY 01/11/98
2 h 11′ 06”. 1º Reims 23.10.94
2 h 11′ 19”. 1º São Paulo 14/07/02