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miércoles 4, diciembre 2024

Mujeres, motor de cambio

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Marta, Aitana, María y Verónica son cuatro mujeres que tienen algo en común, son emprendedoras en el medio rural. Las cuatro decidieron ganarse la vida en el pueblo fuera de los sectores tradicionales, y la verdad es que les ha ido muy bien. Acaban de ser reconocidas con el Premio de Excelencia a la Innovación para mujeres rurales 2022 por el primer podcast rural de España en clave femenina Dalle Mio Nena (Marta Pérez y Aitana Castaño), el cultivo ecológico de seta Shiit-Astur (María Monge) y la cooperativa asturiana Kikiricoop (Verónica Sánchez).

Tuvimos ocasión de hablar con algunas de ellas cuando empezaban a dar sus primeros pasos en el mundo del emprendimiento. Rebosaban fuerza y decisión cuando hablaban de sus novedosos proyectos fuera de los sectores tradicionales. Eran ideas innovadoras, lo que entrañaba su riesgo. ¡Pero ahí están! abriendo camino a las demás al igual que otras muchas.

En estos años hemos podido conocer de cerca, y así lo reflejamos en las páginas de nuestra revista, historias de mujeres emprendedoras que están liderando proyectos fuera de la ciudad. Muchos de ellos los iniciaron durante la pandemia, lo que tiene más mérito si cabe, y no solo sobrevivieron, sino que lo han hecho crecer. Cuando vemos sus logros no podemos por menos que emocionarnos, lo decimos de verdad, porque vemos que el trabajo realizado no ha sido en vano. El medio rural avanza y se adapta y lo hace con ellas.

Pero no nos engañemos, esto no es un camino de rosas. El emprendimiento en los pueblos no es fácil, requiere lidiar con cantidad de aspectos que serían mucho más asumibles en una ciudad. Hay muchos retos a los que ellas se han tenido que enfrentar como la falta de referentes, las malas comunicaciones, la brecha digital que ralentiza y mucho; tareas tan sencillas como la comunicación, las gestiones telemáticas o el acceso a recursos. O la conciliación que, aunque es tarea de dos, son ellas las que tienen más dificultad para compaginar sus carreras profesionales con la vida personal, lo que sigue siendo un freno importante a la hora de emprender.
En el camino también han echado de menos propuestas formativas ajustadas a las necesidades que plantean los negocios de las mujeres rurales como el asesoramiento para que con sus ideas de negocio no solo puedan subsistir si no también crecer. Pero como son peleonas, aún con todo esto en contra, lo han hecho.
Se ha comprobado que donde ellas se han quedado hay escuelas, empleo, porque están unidas a la tierra, a lo local, trabajan en red implicando a otros, son elementos transformadores de la realidad social y económica de los pueblos. Han recuperado valores de toda la vida de los pueblos relacionados con el aprovechamiento de los recursos naturales para impulsar la economía circular, con el conocimiento y valoración de la cultura, las tradiciones, los mayores, lo artesano.

Iris, Dafne, Alba, Elvira, Paula y Sara, Julia, Belén, Elena, Cristina… nos faltaría espacio para nombrar a cada una de las mujeres que hemos conocido en este tiempo con sus personales historias de emprendimiento. A todas vosotras y a las que aún no conocemos, os queremos hacer llegar nuestro reconocimiento. Todas con vuestro esfuerzo estáis siendo un verdadero motor de cambio en el medio rural. Faltan muchas cosas por hacer, pero eso no os ha detenido, habéis dado ese difícil primer paso y luego el siguiente. No paréis de transformar esta realidad. Nosotras seguiremos siendo vuestro altavoz.

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