Por muchos motivos. Después de dos elecciones y demasiados meses desgobernados, iniciamos una andadura a destiempo y a la cola del resto del país, con la región desatendida y estancada, precisamente en unos momentos globales en los que los acontecimientos, lo estamos viendo, se precipitan de un día para otro.
La Asturias que hoy habitamos es el resultado del paso de decenas de generaciones que han sabido cuidar y a la vez modelar el paisaje, conservando sus rasgos característicos. También han creado esa huella única, que es precisamente la que atrae al turismo, que no se cansa de alabar el estupendo estado de conservación de bosques, praderías, montañas y ríos.
No nos tocaba, pero ahí vamos de nuevo a depositar el voto. ¿Por qué? Básicamente por malgobierno, por los intereses de unos sumados al desinterés de otros.
Se acabó el tiempo. Ya no podemos perder más esperando que quienes tienen que remangarse la camisa y tomar decisiones, hagan el trabajo que les corresponde y por el que cobran un sueldo.
Reconozcámoslo: no son tiempos fáciles. Prácticamente todos los medios de comunicación nos bombardean con terribles noticias que hablan de crisis globales, primas de riesgo, rescates económicos, ajustes sociales...
Porque vivimos donde vivimos, nos gusta el ciclismo. Como bien se cuenta en las siguientes páginas, la Vuelta Ciclista a España nos ha permitido lucir nuestra tierra en todo su esplendor: montaña dura, clima impredecible, tremendo paisaje.
Septiembre es mes de comienzos, de proyectos, de intenciones y de objetivos. Es la vuelta a la cotidianidad y hasta los que no se han marchado tienen la sensación de regreso.