Viendo que la monarquía no pasa por su mejor momento, y que las instituciones están de capa caída, este año la carta tiene que ir dirigida a todos los que, en algún momento dado, han hecho magia o van a tener que hacerla en este año que empieza.
Y dejemos de lado a los ilusionistas mediocres, prestidigitadores que te hacen mirar hacia otro lado cuando el truco está delante de tus narices, aprovechando para privatizar un hospital mientras medio país comenta el último escándalo político o futbolístico. No: esta carta va a los que hacen magia para llegar a fin de mes, a las ONGs y organizaciones varias que sacan recursos de donde no los hay, a toda esa gente que planta cara a los maleficios que los más poderosos, nos quieren colar como imposición divina.
Queridos Magos: no deis por perdida la educación. Ni tampoco la investigación o la innovación, porque en ella está la clave del futuro. Sabéis que esos presupuestos deben ser considerados como inversión, y no como gasto. Sabéis que la ciencia española se exilia por falta de apoyos y perspectivas, y que ese capital humano es fundamental, no ya en esta economía de libre mercado que manejamos con tanta soltura, sino en una sociedad que, cuanto más sepa, más difícil será de manipular.
Queridos Magos: vais a tener que pelear por la sanidad. En otras comunidades ya se ve por dónde van los tiros, así que aquí hay que aferrarse a las buenas noticias, como esos trescientos inmigrantes sin papeles que, excluidos por decreto de la sanidad pública, han sido atendidos por los servicios de salud del Principado. Pero no os confiéis. Las huelgas van a seguir, los acuerdos no llegan, el conflicto se alarga demasiado y no se ve la luz al final del túnel. Por eso hay que tener claro lo básico: la sanidad ha de ser pública y para todos, y eso no se negocia.
Queridos Magos: la justicia va a ser un gran caballo de batalla. Si ya antes era lenta y farragosa, ahora se ha convertido en un lujo. Pero sabéis bien que el acceso a la justicia debe ser público, que la aplicación de las nuevas tasas aleja aún más un derecho que corresponde a todos y que no puede, o no debe, haber una justicia sólo para ricos, porque entonces debería cambiar de nombre. Así que habrá que empezar a llamar las cosas de otra manera, y quizá refrescar conceptos como justicia social o desobediencia civil. Conceptos que, al fin y al cabo, ya estáis manejando cuando paráis desahucios o protestáis contra los desmanes del poder.
Queridos Magos: habrá que trabajar. Pero ni eso parece fácil, tras la reforma laboral del año pasado y unas normativas que premian la chapuza, la evasión fiscal y la venta de activos públicos a los amigos de turno. Que permiten EREs en empresas con beneficios. Que se saltan acuerdos a la torera, como el Plan del Carbón, que tiene en vilo a miles de familias. Pero vosotros sabéis, o lo estáis descubriendo, que hay otras formas de trabajar: en cooperativa, con propuestas de economía social, forzando como consumidores a que las empresas mantengan determinada ética si quieren que sigáis comprando…
Queridos Magos: no perdáis de vista que hay vida más allá de la crisis. Que el universo es inmenso, y que lo mismo podemos hablar de tormentas solares que de nuevos planetas que ni imaginábamos que podrían existir. Que el planeta es grande, y hay que cuidarlo, y que pasan más cosas en él que lo que aparece en los medios, por eso de vez en cuando hay que levantar la vista hacia el cielo y salirnos de lo cotidiano.
Queridos Magos: la cosa está difícil. El propio Houdini tendría problemas para librarse de las ataduras que nos están imponiendo, y va a haber que rebuscar mucho en la chistera para encontrar el exorcismo adecuado. Pero no desesperéis, porque sois muchos. Y, tirando de un encantamiento clásico, recordad que la unión hace la fuerza. Así que este año toca hacer magia, pero de la buena.