Con “El chico que no sabía escribir” expreso mi interior y pasado en relatos cortos ficticios donde la realidad está dibujada en cada letra trazada y deseando tener esa ilusión de poner al lector en mi piel, que sea el presente de la historia.
Sin tocar el espacio entre la mesa y la silla, se izó bruscamente; su padre lo sujetaba por la muñeca con el fruto acompañado.–Si deseas ser mayor, harás trabajos de mayores. ¡¡¡Así sabrás apreciar lo que nos cuesta traer...
Para Emiliano la noche era el mejor momento del día, no por la cena con su familia, sino por dejar volar sus sueños sin el impedimento de una orden o deber asignado sólo a él. La noche y los...
Amanecía entre el canto de un gallo y los coros de animales ocultos entre las ciénagas, con el miedo ya macerado de sus cantos. Un cuenco de leche, caliente por la ubre de una cabra, nutría los cuerpos de...
Mientras Emiliano y sus tres hermanas buscaban alimentos para traer a casa, horas interminables entre ciénagas y campos llenos de frutos silvestres, su infancia se diluía con la madurez de subsistir en un mundo vacío de lujos de los...
“La riqueza de un pueblo no brilla, se vive si vives en él”
Sus calles eran fanganosas por la cercanía de las ciénagas que abastecían de aguas insalubres a los pueblos aledaños, entre barro y hierba secada al atardecer las...
Sus pasos débiles, su mente perdida y sus sueños con insomnio, Amaranto dejaba en cada paso un latido y cinco gotas de sangre de esa herida de venda desgarrada por el picor de cien hormigas.Su destino era cruzar mil...
Prólogo.
La noche disociaba la realidad de la luz diurna que se diluía en la ciénaga, hayas gigantes ante la menudez de mi cuerpo y mi voz no alcanzaba la altura para ser oída.
Capítulo 1. Amaranto
“Las ciénagas ocultan la verdad...