“Van subiendo los mozos
Con los corderos al hombro
Sube la gente contenta
A la fiesta del patrono
Sube la niña que estrena
Zapatos, novio y un bolso
Y todo el verde del valle
Se refleja en el arroyo
Y la gente por el prado
No dejará de bailar
Mientras se escuche una gaita
O haya sidra en el lagar
Mientras se escuche una gaita
O haya sidra en el lagar…”
Seguro que muchos habéis leído esto, entonando la canción de Víctor Manuel, y es que así empieza una canción de uno de nuestros cantautores más famosos, concretamente la canción de La Romería. En ella como paisano de Mieres que es, relata la romería a los mártires San Cosme y San Damián que se celebra cada 27 de septiembre en el Valle de Cuna.
La tradición de la romería se remonta a nuestra herencia más primitiva de rituales paganos donde se celebraban los ciclos de la naturaleza, aunque luego la Iglesia aprovechó para consagrarlos y hacerlos suyos. Si nos ponemos a pensar veremos que muchas de las romerías que se hacen en lugares sagrados para la Iglesia, una capilla o ermita donde tenemos al santo o a la Virgen, se encuentran curiosamente cerca de una fuente o cueva por ejemplo…
La tradición de la romería se remonta a nuestra herencia más primitiva de rituales paganos donde se celebraban los ciclos de la naturaleza, aunque luego la Iglesia aprovechó para consagrarlos y hacerlos suyos.
Como os comentaba los ciclos de la naturaleza regían la vida de nuestros ancestros, eran comunes las fiestas al finalizar la cosecha de alguno de nuestros productos, momentos que también eran de esparcimiento para una vida austera; ahora tenemos folixa asgaya, pero antes eran momentos puntuales y celebrados por la comunidad en su totalidad, donde se daba las gracias por una buena cosecha o para pedir una buena temporada de pesca, por ejemplo. ¡Me imagino que estas celebraciones eran esperadas como agua de mayo!
La fiesta de la romería (seguro que no se llamaba así en épocas más ancestrales) ha ido evolucionando con el paso del tiempo y no solo por lo que os comentaba de la Iglesia, ya que ahora raro es la que no tenga Misa y procesión, sacando la talla concreta del santo o Virgen portado por los vecinos en un recorrido establecido.
En muchas romerías -y esto sí que para mí es bonito-, conservan la puya´l ramu, que seguro que lo habréis visto muchas veces, pero para los que no sepan lo que es, es una estructura de madera decorada con ramos de laurel y flores en las que cuelgan panes de rosca, que son sacados y bendecidos en la procesión y luego se subastan entre los vecinos de la manera más tradicional que hay: mano en alza y a ver quién paga más. Este dinero recaudado suele ir a las arcas para la siguiente fiesta.
Otra cosa muy típica son los volaores, vamos, los cohetes, que normalmente ya empiezan antes de la romería para llamar a los vecinos a la asistencia de esta.
Otra cosa muy típica son los volaores, vamos, los cohetes, que normalmente ya empiezan antes de la romería para llamar a los vecinos a la asistencia de esta. Yo me acuerdo de niña que luego iba a buscar las varas de los volaores, pero no sé para qué los quería, ¡sería pa enredar un rato por allí! Ja, ja, ja.
Y por supuesto que no falten nuestros trajes tradicionales, una gaita y un tambor, que nos inviten a bailar nuestras canciones tradicionales de romería como puede ser el Pericote, Si qués que baile contigo y, cómo no, el Xiringüelu:
¡Ai colín, ai colán!
Baila xiringüelu, xiringüelu
y nada más.
Y en nuestra tierra no puede faltar la pitanza. A mí que me digan en qué fiesta no se come, y si en alguna otra provincia comen tan bien como nosotros en sus fiestas… (siempre barriendo pa’ casa, je, je).
En toda fiesta hay barras con sidra y resto de bebidas (eso, porfi, cogerlo en la fiesta y no lo llevéis de casa, que hay que colaborar con la comisión de fiestas, que si no hacen caja la fiesta igual no se hace el año siguiente). En muchas barras también ponen comida, pa’ algún despistado o alguien que no quiera cocinar, -je,je-, incluso hay comida con vales de botella de vino y bollo preñao para los socios. Pero lo tradicional es llevarlo de casa. Os dejo una lista de cosas para una comida de romería asturiana y una receta como siempre para que la podáis hacer y llevar.
Y por supuesto, la fiesta ahora tiene que acabar en verbena, con una buena orquesta de las que por suerte abundan en Asturias, seguro que si os ponéis a contar os faltan dedos de la mano… Assia, Principado, Waikas, Pasito Show, Alonso y sus teclados.
Y cómo no, citemos algunas:
Fiesta de prau en Deva, Gijón. San Salvador. Del 5 al 7 de agosto.
El Carmín de la Pola, Pola de Siero. Fiestas de Nuestra Señora del Carmen. Lunes después del 16 de julio.
El Cordero en Prau de Llagüezos, Lena. 5 de julio.
El Xiringüelu en Pravia. Primer domingo de agosto.
San Timoteo, patrón de Luarca. 22 de agosto.
Vamos con una recetina para subir al prao y después tener energía para… “¡¡¡yo quiero verte bailar como bailen los someanos nel prau de la fiesta!!!” (versión asturiana de Franco Batiatto – Voglio vederti danzare) je, je.
Ingredientes
- 3 chorizos asturianos
- 500 gr de harina de fuerza
- 180 ml de leche tibia
- 100 gr de mantequilla (a temperatura ambiente)
- 1 huevo
- 25 gr de levadura de panadero
- 1 cda de sal
Elaboración paso a paso
- Echamos en nuestra jarra con la cuchara de amasar puesta, la leche, programamos a 40ºC y velocidad 1, -si tienes un robot con programas, solo tienes que poner el programa Pizza/amasar-, deshacemos la levadura en la leche tibia.
- Añadimos la mantequilla, la sal, el huevo batido y programamos a velocidad 1, -si tienes un robot con programas, solo tienes que poner el programa Pizza/amasar- y vamos echando la harina poco a poco, hasta conseguir una masa consistente que no resulte pegajosa.
- Tapamos la masa con un paño de algodón y la dejamos reposar hasta que doble su tamaño. Aproximadamente unos 30 minutos.
- Pasado este tiempo, extendemos la masa sobre la mesa y la dividimos en partes iguales.
- Ponemos un trozo de masa extendido sobre la palma de la mano y dentro un trocito de chorizo, al que habremos quitado la piel. Cerramos la masa y hacemos una bola.
- Colocamos los bollos sobre una fuente de horno y los dejamos en un sitio cálido para que suban. Dejamos reposar durante 1 hora.
- Precalentamos el horno a 200ºC.
- Introducimos la bandeja a media altura, horneamos durante 15 o 20 minutos, hasta que estén dorados.
- Sacamos los bollos y los ponemos a enfriar en una rejilla.