El pasado año, la banda naviega fue una de las siete agrupaciones seleccionadas a nivel mundial para tocar ante el príncipe heredero de Dubai y otras autoridades. El sonido de La Reina del Truébano se escuchaba por segunda vez en aquella tierra de jeques y emires, con un repertorio íntegramente asturiano. Luis Feito es el director y artífice de este grupo.
Feito está unido a la gaita desde pequeño. A través de su sonido descubrió y se enamoró de la música tradicional asturiana, la que se disfruta al aire libre y está enraizada con las personas y la naturaleza. A partir de ahí decidió contagiar su amor por la música a los jóvenes del occidente astur. Con la gaita al hombro recorrió Tineo, Navia, Coaña, El Franco, Vegadeo, Boal y Los Oscos en busca de talentos. Aquellos años de trabajo dieron sus frutos.
-Cuando te piden que presentes a La Reina del Truébano, ¿qué dices?
-Somos una banda de gaitas que, aunque representamos a Navia, entendemos el Occidente como un pueblo porque cuando sales fuera hablas de comarcas, regiones o incluso países, no hablas de lo pequeño. Nuestra agrupación la conforman personas con diferentes aptitudes musicales que buscan dar a conocer lo nuestro e investigar al máximo lo de los demás.
-Estáis considerados como una banda de gaitas de primer orden no solo en Asturias sino también en el resto del país. Hay mucho trabajo detrás de esto…
-Sí, son muchos años de trabajo. Yo empecé en el 96 dando clase en las escuelas de música que son la columna vertebral, en este caso la Escuela de Música Tradicional de Navia, que es del Ayuntamiento. En la banda somos alrededor de treinta personas y tocamos sobre todo gaitas asturianas en si bemol con dos roncones, cajas de alta tensión con percusión moderna y timbaleras, combinamos la percusión moderna con la tradicional.
“Somos una agrupación compuesta por personas con diferentes aptitudes musicales que buscamos dar a conocer lo nuestro y conocer al máximo lo de los demás”
-Además de la música asturiana introducís ritmos búlgaros, gallegos, irlandeses… Hacéis fusiones interesantes.
-Salvo cuatro o cinco canciones míticas, el resto del repertorio lo renovamos constantemente. No puedes estancarte, siempre estamos buscando nuevos referentes, nuevos retos. Queremos demostrar que la afinación de la gaita soporta canciones que en un principio no podrían ser tocadas por ese instrumento. Busco evolucionar, pero sobre todo motivar para que el alumno esté siempre vivo y aprendiendo. Esa es mi obligación, que la gente no se aburra bajo ningún concepto.
-¿Qué valores intentas inculcar a tus alumnos?
-Sobre todo la honestidad y la humildad, porque a través de la gaita no puedes enseñar otro tipo de valores. Ten en cuenta que la gaita siempre estuvo muy mal mirada. Para los asturianos, en la escala de valores, lo nuestro está en último lugar, y más la tradición. Por eso, lo que les quiero inculcar es dignificar el instrumento y hacerles protagonistas de esa dignificación. Que vean que depende de nosotros que la gaita sea tomada en serio y respetada. Primero por nosotros como pueblo, luego por el resto de la sociedad. La verdad es que ahora mismo no te imaginas ningún acto oficial o fiesta sin una banda de gaitas tocando el himno o una canción solemne. Por ejemplo en Navia, en todos los actos del Ayuntamiento siempre aparece la banda de gaitas y toda la gente que viene de fuera lo aprecia, les llama la atención cómo dignificamos los actos. Detrás hay mucho trabajo, pero es muy emocionante hacer este tipo de cosas.
-Una de las peculiaridades de la banda es el abanico de edad de sus integrantes, algo que sin duda ayuda a enriquecer a la agrupación.
-Enriquece muchísimo. En la escuela de Navia hay ahora unos setenta alumnos y dentro de ella está la Banda de Gaitas de El Enxambre donde están los pequeños que se preparan para luego formar parte de La Reina del Truébano. Hay una cosa que nos está pasando últimamente y es que con ellos también vienen los padres. ¿Qué mejor manera de disfrutar de la infancia de los hijos que apuntándose a clase con ellos?
A este abanico que vamos formando, hay que sumar un grupo que tengo ahora de mayores con una edad media de ochenta años con los que me lo paso genial. La música no tiene edad.
-¿La experiencia de Dubai ha sido la más intensa que habéis vivido como banda?
-Es la que recordamos con más cercanía. Nunca había tocado allí ninguna banda de gaitas -ni asturiana ni española- y eso es algo a destacar. Fuimos una de las siete bandas de treinta de todo el mundo, entre profesionales y militares, seleccionadas para tocar delante del príncipe heredero y fue toda una experiencia. La primera vez que fuimos logramos que la banda de allí tocara el Asturias Patria Querida, curiosamente el Día de Asturias. Son cosas que prestan.
Aunque la experiencia más bestial fue la de China: en quince días que estuvimos, recorrimos prácticamente todo el país y nos vinimos con muchos premios. Aquello es otro mundo.
“Intento inculcar a mis alumnos la honestidad y la humildad porque a través de la gaita no puedes enseñar otro tipo de valores. Quiero que vean que dignificar la gaita depende de nosotros, el que sea tomada en serio y respetada”
-¿En qué se parece y se diferencia aquella Reina del Truébano que nació en el 96 a la actual?
-Los años te van dando mucha experiencia. Quizá no tenga tanta ambición como en aquella época porque los años te van calmando, pero en lo que sí creo es en nuestras posibilidades y en el camino recorrido. La gente que llega a la Escuela lo hace con motivación porque entran en La Reina del Truébano, no en cualquier sitio. Detrás tenemos una historia y un prestigio.
-Lleváis el nombre de Navia por todo el mundo. ¿Notáis en el concejo el reconocimiento, el cariño de la gente?
-Sí, me paran por la calle personas que no conozco de nada para felicitarme y siempre recalcan lo orgullosos que están de tener a La Reina del Truébano en el Occidente. Esto no solo me lo dicen en Navia sino también en Boal, Luarca… Eso te motiva y te hace seguir luchando porque se valore y respete la gaita en la sociedad.
-¿Cómo vivisteis el confinamiento?
-En mi vida profesional nunca estuve parado tanto tiempo sin contacto físico con mis alumnos. Lo viví con preocupación pensando si la gente seguirá o no con ganas de tocar, cómo volver a iniciar todo esto, en qué condiciones. Teníamos muchas cosas programadas, pero por el momento está todo cancelado. Habrá que esperar a que vuelva la normalidad para ver cómo hacemos: la salud es lo primero.
Durante el Covid-19 tocábamos todos los días desde nuestras casas y luego lo colgábamos en el Facebook. La cantidad de gente que nos lo agradecía y hacía llegar su apoyo era increíble. Una cosa que me llamó la atención durante el confinamiento es que por ejemplo los futbolistas, Messi o Ronaldo, pasaron de ser dioses a ser nada; en cambio los gaiteros y los músicos pasamos a ser más importantes incluso para la gente que no nos tenía en cuenta. No había nada que hacer y todos salían a las 20:00 horas a escuchar los conciertos. Esa es una de las pocas cosas que saco en positivo de este parón.