En Asturias hay más de 300.000 pensionistas que cobran al año 5.359 millones de euros de la Seguridad Social. Cantidades que se abonan cada mes a sus titulares a través de una cuenta bancaria. Los pensionistas son para los bancos uno de sus clientes más valiosos por eso se esfuerzan en lanzarles suculentas ofertas para captar su atención y por supuesto, su dinero.
“No paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online… Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono, pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas manera de llegar. Esto no es justo ni humano”, se queja Carlos San Juan. Este jubilado valenciano de 78 años se ha hecho famoso porque acaba de recoger más de 600.000 firmas en la campaña “Soy Mayor No idiota” que lanzó en change.org para reclamar a los bancos “un trato más humano en las sucursales bancarias”. Esas palabras podía haberlas pronunciado cualquier jubilado porque las quejas en este sentido son continuas a pesar de que nadie les hace caso. Pero resulta que en esta ocasión su protesta, que ha recibido tantas adhesiones en tan poco tiempo, ha saltado a los medios porque San Juan ha conseguido hablar con la ministra de Economía, Nadia Calviño para hacerle llegar la protesta. La titular de Economía le ha explicado que el Gobierno mantiene diversas reuniones con patronales y asociaciones del sector para buscar el modo de mejorar la atención a los mayores que se ha resentido por la digitalización acelerada durante la pandemia, el cierre de oficinas y los recortes de personal.
Y es que la situación no hay por dónde cogerla: primero te obligan a abrir una cuenta para poder cobrar la pensión. Luego, los bancos te cobran elevadas comisiones, algunos hasta 240€ al año por tener tu dinero ahí. Y más tarde, si las cuentas de resultados no son las esperadas, prescinden de ti, no de tu dinero, claro. Esta es la queja generalizada de nuestros mayores, especialmente los de las zonas rurales que han asistido en muchos casos a la desaparición de su única sucursal. Y en Asturias sabemos bien de qué hablamos ya que somos la quinta comunidad con menor porcentaje de población sin acceso directo y cercano a una oficina bancaria y la cuarta con el menor número de municipios sin al menos una sucursal. Es más, se prevé que el número de cajeros y oficinas siga reduciéndose en los próximos años por la galopante concentración bancaria que está teniendo lugar.
La tecnología y los ‘buitres’ que se están haciendo ricos a costa de los mayores -una parte de los casi nueve mil millones de euros que ganaron los bancos por comisiones provienen de la cuenta de los pensionistas- han decidido cargarse a los ‘ineptos seniors’ imponiéndoles la tecnología y expulsándoles así del sistema. O también colocarles en una situación de vulnerabilidad al hacerles depender de una tercera persona para realizar determinados trámites con sus datos personales, una persona en la que deben de confiar sí o sí.
El Gobierno ha dado el plazo de un mes a las entidades bancarias para que revisen y modifiquen los protocolos de atención a las personas mayores para garantizar su inclusión financiera. También se barajan otras opciones, entre las que destacan por ejemplo las oficinas móviles, el uso de la red de correos como puntos de acceso complementarios a sucursales y cajeros o la disposición de dinero en tiendas, alternativas que por lo visto ya funcionan en otros lugares de Europa.
Habrá que buscar soluciones. Lo que está claro es que la voz de nuestros mayores no solo ha sonado, sino que ha retumbado en todo el país en busca de una solución. Son nuestros padres, nuestros abuelos y algún día seremos nosotros.