La Agencia Internacional de la Energía ha alertado que “se avecina una crisis mucho mayor que la del crudo de los años 70, porque además del petróleo también se suman el gas y la electricidad”. Un escenario energético que según dicen muchos expertos puede ser lo más parecido a una guerra que no hemos vivido en mucho tiempo.
Cuando parece que todas las miradas se concentran en la invasión de Rusia a Ucrania y el chantaje que Putin quiere hacer con el precio del gas al resto del mundo -que por supuesto es una parte muy importante- hay otra que no podemos obviar, que está de fondo y se suma con lo anterior, y es el cambio de modelo energético actual que utiliza combustibles fósiles, algo totalmente insostenible. Dependemos de fuentes de energías caras y peligrosas para la vida en el planeta.
Hasta ahora, y de una forma bastante incomprensible cara a los consumidores pero muy lucrativo para las eléctricas, en el sistema de subasta energética mayorista, lo que marca el precio de la energía es la que cuesta más producir de todo el mix energético, en este caso… el gas, cuando solo representa un 17.6% del total. Y aunque las eléctricas también han empezado a producir con renovables -la energía más barata- lo han hecho de forma discreta para no ir contra esas ‘otras fuentes’ que le son más rentables. Esto se lo pueden permitir porque la realidad es que son muy pocas las empresas que se reparten el mercado, no hay competencia, y luego, la demanda está asegurada, el producto siempre está vendido.
Ahora, cuando el precio del gas se pone por las nubes, las eléctricas se frotan las manos por todos los millones de euros que se van a embolsar a costa de todos nosotros, los consumidores. Los gobiernos por su parte intentan parar esta sangría con paquetes de medidas urgentes que puedan aliviar la factura de la electricidad en los hogares cara a un invierno que está a la vuelta de la esquina. Aliviar sí, pero no solucionar porque son medidas a corto plazo.
En estos momentos de emergencia climática lo que se necesitan son medidas urgentes, de calado y muy valientes. Apostar por fuentes de energía renovables respetuosas con el medio ambiente y además más baratas. Eso supondría entrar en batalla con las eléctricas, no va a ser fácil, pero sí es posible, somos más. Exige unidad y mano firme.
El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico está preparando -al igual que el resto de los países europeos- un Plan de Contingencia que debe de remitir a la Comisión Europea a finales de septiembre, con ideas que ayuden a reducir la dependencia del gas ruso y hacer frente a las consecuencias que se derivan de la actual crisis socioeconómica que estamos atravesando. Para ello, la ministra Teresa Ribera invitó a las distintas CCAA y Ayuntamientos a que aportasen sus propuestas para dicho Plan al tiempo que les pidió diligencia para las convocatorias de ayudas a la eficiencia y renovables.
En esta lluvia de ideas que van desde el aprovechamiento de recursos e infraestructuras disponibles hasta la adopción de medidas para acelerar la generación renovable, el Principado plantea el uso de la regasificadora de El Musel no solo como un lugar de aprovisionamiento energético para el país y nuestros vecinos europeos -carga y descarga de buques metaneros de gran tonelaje- sino que también solicita conectar la regasificadora a la red gasista española, cosa que no se contempla por ahora desde el Gobierno central “para que se puedan aprovechar todas las funcionalidades con las que originariamente fue concebida”. Enagás, la empresa responsable, asegura que en unos seis u ocho meses puede estar preparada la regasificadora para funcionar a pleno rendimiento: tiene capacidad para la carga y descarga rápida de cien barcos de gas natural licuado al año de gran tonelaje.
La otra propuesta -esta sí va con vistas a un futuro- es la transformación de HUNOSA, empresa estatal minera, en una empresa pública energética con la que impulsar proyectos de biomasa, fotovoltaicos y de hidrógeno. Ya hay varios proyectos en marcha. Esto le permitiría “jugar un papel protagonista en las comarcas mineras, generando actividad económica y empleo” que buena falta nos hace.
Como tercera propuesta, el Principado propone “fomentar y mantener la diversificación del mix regional de generación eléctrica para que contribuya a la seguridad del suministro”. El gobierno regional quiere dar pasos para evitar una situación de dependencia energética a medio plazo.
Hace unos meses se anunció que Asturias había sido elegida para desarrollar el mayor complejo de producción de hidrógeno verde del mundo impulsado por Arcelor, Fertiberia, Enagás y DH2 Energy. Nada más ni nada menos que 200.000 toneladas anuales a partir de 2026. El hidrógeno es la panacea de los combustibles alternativos, puede almacenarse en estado gaseoso o líquido y distribuirse sin ningún problema a través de gaseoductos. Está llamado a ser el sustituto del gas natural, con una gran ventaja, no emite gases de efecto invernadero en su combustión… pero para ello aún habrá que esperar.
La reforma del mercado eléctrico es necesaria, imprescindible para la supervivencia de la vida en el planeta.