Intentar potenciar el medio rural y en paralelo privarlo de los servicios más esenciales es algo incompatible, se mire por donde se mire. Primero fueron las escuelas, luego el médico, la farmacia y ahora las oficinas bancarias. Asturias tenía, antes de la pandemia, 590 sucursales bancarias, ahora no llega a 490.
La sangría no viene de ahora, empezó con la crisis financiera de 2008 que obligó a hacer una reestructuración bancaria y a una fusión de entidades que en algunos casos se realizó con dinero público (como el caso de Bankia), por lo que, manteniendo participación pública, debería garantizarse el servicio bancario en condiciones de accesibilidad. Por el contrario, los cierres de las oficinas no han parado. Unicaja, el antiguo Liberbank tan presente en la región, ha anunciado la clausura de 271 oficinas en todo el país, 24 en Asturias. Algo que afecta especialmente a las zonas rurales, a la población más envejecida y por supuesto, a la actividad económica del lugar.
¿Cómo con estos mimbres se quiere dar vida a la Asturias vaciada? Bien difícil se lo están poniendo al pobre Jaime Izquierdo, comisionado para el Reto Demográfico en Asturias. Por muchos planes o iniciativas que esté poniendo en marcha, como este tema no se solvente, van a ser del todo inviables. Existe una brecha financiera y hay que abordar este problema.
Desde aquí queremos felicitar al alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández, por su actuación cuando la capital de concejo se quedó sin servicio bancario después de que la oficina de Unicaja cerrase sus puertas; en vez de lamentarse se puso manos a la obra. El cierre de esta entidad dejaba sin atención a Pola de Somiedo y alrededores, obligaba a los vecinos a desplazarse hasta Belmonte de Miranda, -a 30 kilómetros-, para poder realizar gestiones o sacar dinero y también dejaba sin servicio a los más de 130.000 visitantes que llegan cada año al Parque Natural de Somiedo. El regidor, tras imposibilidad de dialogar con dicha entidad, dirige su mirada a Caja Rural de Asturias y llegan al acuerdo de la apertura de una oficina en la capital del concejo. A raíz de eso, el consistorio ha anunciado que todas sus cuentas pasarán a esta nueva entidad y está seguro de que los vecinos también harán lo mismo por comodidad. Desde la dirección de Caja Rural se comprometen a atender de primera mano no solo al sector agrícola y ganadero, muy presente en la zona, sino también a emprendedores rurales y personas mayores que necesitan atención personalizada y presencial.
Hace muy poco nos comentaba la emprendedora Cristina Espina, cofundadora de la plataforma online Neonomad -nacida en el semillero de empresas de Somiedo-, que aquel lugar es un laboratorio vivo donde se están incubando empresas de lo más variado y eso estaba atrayendo a mucha gente joven que decidía quedarse allí a vivir y trabajar. Nos decía que en ello había tenido mucho que ver el alcalde, Belarmino Fernández, “una persona muy proactiva, abierta de mente y con mucha cultura emprendedora. Él ha visto en el teletrabajo una alternativa muy interesante para el medio rural y por eso está apoyando mucho a los pequeños emprendedores, gente joven con ideas de futuro, que creen que en Asturias hay un gran potencial. Es una persona que está ayudando a otras a alcanzar sus sueños y juntos conseguir que una parte de Asturias no se muera. Ojalá tuvieran esta mirada todos los alcaldes”, concluía.
Esperemos que esta nueva oficina bancaria que espera abrir en torno al mes de junio ayude a sumar dinamismo a la zona, y atienda a sus clientes, especialmente al público de mayor edad, como defiende su filosofía, “con vocación de servicio y cercanía con la sociedad asturiana”.
Además de una apuesta valiente nos parece un importante primer paso para frenar esta brecha financiera a la que nos están abocando poco a poco.