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viernes 22, noviembre 2024

Nava. Exaltación de la sidra

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El Festival de la Sidra de Nava, del 10 al 12 de julio, es por derecho propio la celebración de la bebida más asturiana. De Interés Turístico Nacional, esta fiesta se sitúa a medias entre lo lúdico y lo profesional: en ningún otro sitio se vive la cultura de la sidra con tanto entusiasmo.
Aquí hay para todos. Para el que simplemente quiere tomar unos culines con los amigos, y dar buena cuenta de la degustación gratuita; pero también para el lagarero que presenta su producto, buscando obtener el reconocimiento y el beneplácito de los catadores expertos. Para el neófito en esta cultura de la sidra, que alucina con el escanciado y toda la ceremonia alrededor de la bebida; y por supuesto para los escanciadores profesionales, que se enfrentan aquí a uno de los concursos más importantes de la temporada. Para unos y otros, el programa del Festival desarrolla un amplio número de actividades.

Los grandes escanciadores buscan la perfección técnica y se miden en concursos tan prestigiosos como el de Nava, con un arraigo importante y una altísima capacidad de convocatoria.

Son ya 38 ediciones de este evento. «El Festival de la Sidra de Nava fue uno de los grandes aciertos con los que el sector revitalizó un producto que estaba en horas bajas», cuenta el experto en cultura de la sidra Luis Benito García. «Los lagareros de Nava, los políticos y la gente interesada en el mundo de la sidra vieron que era necesario darle visibilidad a todo el trabajo que se estaba haciendo, así que abrieron los lagares al público y organizaron una serie de actividades culturales». Desde aquel primer festival, «que fue espectacular», el de Nava se ha convertido en una cita ineludible, reivindicando la calidad de la bebida y su vinculación con las ocasiones festivas.

Cultura sidrera, cultura viva

El concurso más clásico es el que premia la Mejor Sidra Natural, tanto la elaborada en Nava como en toda Asturias. Con el tiempo el espectro se ha ido ampliando, y existen galardones para la Mejor Sidra Natural de Mesa, Sidra Espumosa, Sidra de Hielo, Aperitivos de Manzana, Aguardientes y Vinagres. También hay otros reconocimientos, como el que valora la Mejor Pomarada, al Llagarero Insigne de Nava o a la Etiqueta «más guapina» del concurso.
El Concurso de Escanciadores es de mención aparte, ya que es uno de los más prestigiosos de toda Asturias. Según explica Luis Benito García, este certamen no estaba en la primera edición del Festival, sino que se añadió posteriormente. «Es un ejemplo más de que ésta es una cultura viva, en constante evolución y adaptándose a los tiempos. Hay que pensar que la cultura de la sidra es milenaria y el escanciador es apenas centenario, los primeros concursos de escanciado como tal empiezan en los años cincuenta y no tenían nada que ver con lo que se hace hoy en día: no se medía el sobrante, iba a cuatro culetes…». Actualmente, sin embargo, los grandes escanciadores buscan la perfección técnica y se miden en concursos tan prestigiosos como el de Nava, con un arraigo importante y una altísima capacidad de convocatoria.

La candidatura de sidra a ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO supondría un reconocimiento internacional a una cultura viva y en constante evolución.

El fin de semana del Festival da para mucho, y no todo está centrado en la vertiente profesional. El gran público disfruta del ambiente de calle, y colabora creándolo y moviéndose por las diferentes actividades culturales: teatro, grupos de baile, bandas de gaitas, orquestas… La gastronomía es fundamental en el programa, no sólo por la esperada degustación de sidra natural, sino también por el Festival del Tortu, organizado por la Asociación de Mujeres Doña Jimena, que incluye asimismo una prueba gratuita. Digno de ver es el Hermanamiento de todas las sidras de Asturias, de la mano de la Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias, que junta el trabajo de diferentes llagares de la región en un caldo que meses más tarde se corchará en un acto simbólico.
Los navetos participan muy activamente en un Festival que sienten como suyo, y ejercen de anfitriones para los cientos de personas que se acercan al concejo en estos días. Muchos de ellos utilizan los Sidrotrenes: un servicio especial habilitado por RENFE/FEVE que permite dejar el coche en casa y disfrutar de la sidra sin riesgos. Los horarios pueden consultarse en la web www.ayto-nava.es.

Patrimonio inmaterial

La sidra es una fiesta, pero tiene detrás todo un trasfondo económico, cultural, social e histórico que no se puede tomar a broma. «Es el producto más identitario de Asturias, a muchos niveles: en la gastronomía, en la sociabilidad y el ocio, en las tradiciones, en la organización del campo asturiano…», opina Luis Benito García. La sidra es, efectivamente, una cultura cambiante, que evoluciona con el tiempo: «y eso es fundamental, porque no es una realidad folclórica ni un experimento arqueológico, sino una cultura que ha sabido adaptarse a coyunturas muy diversas».
Precisamente ésa es la base que sustenta la candidatura a Patrimonio Cultural Inmaterial reconocido por la UNESCO. Se trata de un trabajo promovido por este investigador, que ha derivado en una candidatura un tanto accidentada, que incluye tres cambios de gobierno (este último es el cuarto), el logro de reconocer la cultura de la sidra como Bien de Interés Cultural, y un cambio a parámetros más restrictivos por parte de la UNESCO, que García observa con cierta prevención: «La UNESCO, como todo, ha sufrido la crisis, y revisa muchas menos candidaturas al año. Así que la nuestra tiene que estar muy, muy bien hecha. Tenemos la ventaja de contar con la declaración de BIC, y de que el Consejo de Patrimonio Histórico Español sabe que nos queremos presentar. El problema es que con el cambio en las últimas elecciones estamos otra vez parados, así que esperemos que el nuevo ejecutivo vuelva a retomar el tema».

Siglos de sidra

El germen de esta candidatura fue la tesis doctoral de Luis Benito García, dedicada a la Sidra y manzana en Asturias: sociabilidad, produccion y consumo (1875-1936). El trabajo, que fue sobresaliente cum laude, se centra en la «época de oro» de la sidra. «Se convirtió en el producto estrella por algo muy sencillo: no había competencia. No existían los refrescos, la cerveza tenía un consumo testimonial y el vino era caro. Y además fue una gran época para la producción de manzana, que incluso se exportaba en cantidades ingentes. Gracias a esto la sidra se convirtió en la bebida hegemónica, en torno a la cual se propiciaron unas pautas culturales muy interesantes».

La sidra es una fiesta, pero tiene detrás todo un trasfondo económico, cultural, social e histórico que no se puede tomar a broma. «Es el producto más identitario de Asturias.»

Posteriormente este trabajo se amplió hasta la actualidad, contemplando la evolución de la cultura sidrera desde la Guerra Civil española hasta la actualidad. Hoy la sidra es la tercera producción agroalimentaria de Asturias, cimiento de una importante industria que ha sabido profesionalizarse -aunque la mayoría de los lagares mantienen una base familiar- y conseguir la Denominación de Origen Protegida.
Además del concepto de patrimonio inmaterial, García llama la atención sobre todo el patrimonio material asociado al sector, «que habría que empezar a recuperar. Por un lado, hay toda una serie de artefactos, recipientes y maquinaria que merecen un inventario exhaustivo. Y por otra parte, yo tengo en proyecto iniciar un archivo de memorias de la sidra, porque todavía quedan lagareros artesanos que elaboran con sistemas de antaño, pero todo eso se va a ir perdiendo».
A la espera de que la candidatura de la UNESCO se reactive, Nava ofrece una oportunidad única para comprobar que esa cultura de la sidra sigue viva y con buena salud. La bebida regional por excelencia es capaz de poner a todo el mundo de acuerdo en torno a un culete fresco: Asturias en estado puro.

Museo de la Sidra
Museo de la Sidra de Nava
Foto: Infoasturias-Juanjo Arrojo
En los últimos tiempos ha atravesado ciertos problemas, que de momento parecen haberse salvado. La movilización popular ha sido clave, y los mismos navetos se han puesto serios con un tema que consideran fundamental. Varios grupos en redes sociales dan fe de ello, y diferentes asociaciones relacionadas con la sidra, como la Cofradía de los Siceratores, han declarado su apoyo expreso al Museo. La sensación es casi unánime: se trata de un equipamiento que hay que mantener y potenciar, como centro de referencia para la difusión e investigación.
El Museo ofrece un recorrido interactivo por la historia de la sidra, dando información sobre la producción, consumo y cultura asociadas a esta bebida, más un apartado dedicado a los juegos tradicionales y el folclore musical, representado en la gaita asturiana. La manzana es el hilo conductor de todo el recorrido, a lo largo de distintos escenarios: la pomarada, la prensa, el lagar, el chigre…

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