Muchos y diversos son los atractivos de este concejo ubicado en un amplio valle, abrazado por montañas. La naturaleza figura a la cabeza y le siguen de cerca la cultura, la historia y el patrimonio arquitectónico.
Las principales arterias que dan vida al concejo son los ríos Sella y Piloña, a los que se suman pequeños arroyos que riegan bosques y praderías, dando a Parres el color verde que lo caracteriza.
En la margen oeste del río Sella nuestra vista se eleva hacia la Sierra del Sueve, cuya falda llega a rozar el mar Cantábrico, una estampa única para los marineros que la admiran desde el agua. Desde sus alturas de más de mil metros comandadas por el Picu Pienzu, se quedan grabadas en la retina los profundos valles surcados por el Sella, los Picos de Europa que vemos hacia el interior, y el mar y los concejos costeros, ubicados en dirección opuesta. El mejor lugar desde donde apostarse es el Mirador del Fitu. La Sierra es Reserva Nacional y así nos lo hacen saber sus bosques de acebos y hayas, y las zonas de pasto, donde podemos ver grupos de caballos asturcones de recia estampa.
Al sur del concejo, se levantan los montes de Cea y Cetín. Además de sus montañas de más de mil metros, como los Cuadrazales y la Mota de Cetín, destaca la espesura de su hayedo y robledal virgen. El silencioso caminante que quiera perderse en esta zona, podrá toparse con ardillas, corzos, gamos, zorros o rebecos, entre otros. Una de las épocas recomendadas para el paseo es el otoño, debido a la gama de amarillos, rojos y naranjas, salpicados del verde perenne de abetos, alerces y pinos.
Al sur del concejo, se levantan los montes de Cea y Cetín. Además de montañas destacan hayedos y robledales vírgenes.
Por los caminos verdes
Conocer a fondo la naturaleza del concejo requiere varias jornadas de caminata, pero para facilitar el trayecto, se han diseñado siete rutas de montaña que llevan a los puntos más emblemáticos. La primera precisa de cinco horas para ir del Mirador del Fitu hasta la majada El Bustacu; luego el camino se empina, pero se puede parar en dos fuentes, antes de acometer el tramo final hacia la Cruz del Pienzu, desde donde admirar una impresionante panorámica. En esta zona está la opción de hacer la ruta que va desde el pueblo de Cofiño al Mirador del Fitu, pasando por Bustacu.
Si optamos por una excursión más corta, podemos seguir la Ruta de la Verde. Se toma la que se conoce popularmente como carretera de Bode y tomamos un ramal que lleva al pueblo de Pendás, desde donde hay amplias vista de Parres, Picos de Europa y la Vega del Sella. Atravesamos el pueblo hasta donde termina la carretera y seguimos un camino hasta el caserío de Arpaes. Luego se continúa el camino de «la verde». El punto final del recorrido es Arriondas, que a su vez es también inicio de otra ruta que va hasta Bode por la carretera de Fuentes. Luego se toma una pista que va al pueblo de Trespando. La ruta finaliza en el Picu Moru.
Otras dos rutas que parten de Arriondas son: la que conduce a Cuadroveña, La Toya y Arobes para volver al punto de partida; y la que se dirige de Arriondas a Mota de Cea y Cetín, dos montes situados al sur del concejo, entre los ríos Mampodre y Sella.
Si lo que queremos es hollar una antigua calzada romana, dejemos que nuestros pies nos lleven por el Camín de la Reina, que debe su nombre a que Isabel II pasó por ella con dirección a Covadonga. A lo largo de once kilómetros y partiendo de Soto de Dueñas, veremos en la ruta las iglesias de San Martín de Escoto y la de Santa María. El recorrido tiene el encanto de atravesar varios puentes sobre riachuelos y encontrar un molino de agua. El punto final de la senda es Cangas de Onís.
Distintas rutas por el concejo nos llevan a conocer interesantes muestras de arte románico, barroco, renacentista, arquitectura popular o indiana. Un viaje por el tiempo hasta lugares poco conocidos que merece la pena visitar.
Ruta 1: Arriondas, Arenas, San Martín de Bada, Bada, Vallobil, Lago y San Juan de Parres.
• Puntos de interés: Capilla de los Mártires, en San Martín de Bada. La Casona y La Pedrera, en Bada. Capilla de San Francisco, en Lago. Iglesia de San Juan y Palacio de Robledo, en San Juan de Parres.
Ruta 2: Arriondas, Fíos, Villar de la Cuesta, Cofiño y Mirador del Fitu.
• Puntos de interés: Capilla de San Antonio, en Villar de la Cuesta. Iglesia de San Miguel, en Cofiño.
Ruta 3: Arriondas, Arobes, Llames de Parres, Priaes y Soto de Dueñas.
• Puntos de interés: Capilla de San Roque, Iglesia de San Martín de Escoto y Casa de Ángel Pando, en Llames de Parres.
Ruta 4: Arriondas, Cuadroveña, Huexes, Castiellu, Prunales y Soto de Dueñas.
• Puntos de interés: Capilla de Nuestra Señora de las Nieves y Villa Margarita, en Cuadroveña. Torre-Palacio de los Estrada y Cordero de Nevares e Iglesia de San Antonio, en Nevares. Iglesia de Santa María Magdalena, en Castiellu.
Ruta 5: Arriondas, Sobrepiedra, Prestín, Soto de Dego, Avalle y Santianes de Tornín.
• Puntos de interés: Capilla de San Bartolomé, a la salida de Les Roces. Chalé Moros y Cristianos, en Prestín.
Ruta 6: Arriondas, Bode, Fuentes y Sinariega.
• Puntos de interés: Puerta del siglo XVI e Iglesia de San Pedro, en Bode. La Casona, en Fuentes. Capilla de San Cosme y San Damián, y Capilla de San Nicolás, en Sinariega.
El último fin de semana de julio se celebra por todo lo grande en Arriondas, la Fiesta del Bollu o de La Peruyal. Un evento esencial para descubrir y disfrutar del folclore y la folixa asturiana.
La fiesta nace en 1949 de la mano de la Sociedad La Peruyal y evoluciona hasta convertirse en uno de los exponentes más importantes de la cultura tradicional asturiana. Son cuatro días de programa festivo -de viernes a lunes- pero el domingo es el día grande. Por la mañana se celebra el Festival Folclórico de la Peruyal donde participan bandas de gaitas y grupos folclóricos de distintas partes de España. Por la tarde tiene lugar el famoso desfile de carrozas. El pasado año participaron treinta y ocho carrozas y este año se espera volver a superar este récord. Posteriormente se celebra la merienda de prau con bollu preñau y sidra y cómo no, romería y verbena hasta altas horas de la madrugada.
Gracias a la Sociedad La Peruyal, la cultura asturiana y el carácter afable y acogedor de los parragueses ha traspasado fronteras y se ha convertido en uno de los eventos más multitudinarios del calendario festivo asturiano.