La pesca es una actividad fascinante que proporciona experiencias únicas y memorables. El pescador José Manuel Álvarez Mayo ha querido recopilar las anécdotas de 21 años de pesca en los ríos asturianos para contagiar “la magia de este deporte que hechiza tanto en la medida que sorprende”, igual a pescadores experimentados como aquellos que acaban de empezar.
No se trata de una lista de capturas. «Tantos años por el río me han aportado muchas vivencias de índole tan diversa como inesperada. Son más bien recuerdos de unos tiempos que, lamentablemente, no volverán».
-Comenzó pescando en el mar, ¿cómo nació su interés por la pesca en el río?
-Mi padre es cazador y pescador tanto de mar como de río. De pequeñín me llevaba al puerto del Musel a pescar. Cogíamos lubinas, chopas, calamares… Luego a los once años empecé a pescar también en el río y descubrí que aquello me gustaba más, era un tipo de pesca más variado, emocionante. Además de la forma en que yo lo hacía que era a la vista. La verdad es que pescaba muchísimo no como ahora que prácticamente no hay peces. Los ríos asturianos lamentablemente están acabados.
-¿Por qué?
-Bueno, pues sobre todo por los predadores. Hay una invasión de cormoranes y garzas, también nutrias. Bueno, nutrias ha habido siempre, pero hay zonas donde pesco desde hace años donde nunca las hubo y ahora las hay. Los cormoranes están en los ríos grandes y las garzas en los pequeños. Están acabando con todo.
«Además de la pesca me gusta escribir y con este libro he querido unir ambas pasiones»

-¿Qué razones le han llevado a escribir Anécdotas de 21 años de río?
-Además de la pesca me gusta escribir y con este libro he querido unir ambas pasiones. Aunque uno no pueda vivir sólo de recuerdos, está claro que si estos son buenos te ayudan a vivir. Y pescando descubres que todos los recuerdos son buenos, tanto cuando pescas como cuando no pescas y has de sacar enseñanzas. Todo te ayuda a sentirte vivo.
-De las artes de pesca ¿cuál es su preferida?
-Utilizo sobre todo el cebo natural, moscas y saltamontes que cojo en el lugar.
-¿Cuál es el mejor río para pescar?
-Donde más me he divertido hace bastantes años quizá haya sido en los ríos de Somiedo. Luego también estaba el Esva y el río Luna en la zona de Barrios de Luna (León). En este último pesqué las mayores truchas de mi vida.
-Dígame cómo se puede mantener la pasión por este deporte cuando uno regresa a casa con las manos vacías.
-Pues es muy difícil sobre todo cuando se han conocido tiempos mejores. En mi caso es difícil que llegue a casa sin nada, puedo coger dos, cuatro truchas, pero es que antes, que iba a pescar en cuanto salía del trabajo, cogía dos o tres kilos.
-¿Hay alguna especie de pez en particular que le provoque mayor emoción?
-Bueno, lo que más me gustaba pescar eran reos, ahora hace años que no pesco ninguno. Y luego en el mar me gustaba pescar sargos y lubinas.

-¿En el mar también escasea la pesca?
-No, en el mar sigue habiendo pesca. Quizá los peces sean un poco más pequeños, pero se pesca bien. Yo en los últimos años iba a pescar a Galicia y no he notado cambios.
-Son 21 años de anécdotas, ¿cómo decide qué lances y momentos merecen ser relatados? ¿Hay alguna anécdota que haya sido especialmente difícil de plasmar?
-Bueno, difícil de plasmar no porque cuando vives con pasión este deporte, como me ocurre a mí, el relato casi te sale solo. Cuando lanzo, saco la pieza y veo que aquello es más grande de lo que me había imaginado experimento un montón de emociones juntas que luego relato. Ahora no podría hacerlo porque esas cosas por lo menos a mí ya no me pasan. Hombre, siempre habrá algún afortunado que conozca algún río que todavía tenga peces y pueda disfrutar. Yo los ríos que conocía están acabados.
-¿Qué valores diría que le ha despertado este deporte?
-La paciencia, la intuición, la observación, el respeto por la naturaleza. Pesco básicamente a la vista, intuyendo dónde puede haber un pez y las truchas tienen una vista impresionante, tienes que estar escondido, ser más listo que ellas y engañarlas, es todo un reto. Es un juego de estrategia.
«Pesco básicamente a la vista, intuyendo dónde puede haber un pez y las truchas tienen una vista impresionante. Es un juego de estrategia»
-¿Le gusta pescar solo o en compañía?
-Pues la verdad que casi siempre voy solo porque te da mucha independencia y libertad. Si estoy en una zona y veo que no hay nada, cojo el coche y me voy a otro lado. Si vas con gente has de turnarte en los sitios, y si vas por distintas zonas tienes que estar pendiente de la otra persona. Cuando era más joven iba con mi padre y otros amigos porque tampoco tenía coche.
-¿Qué papel juega el paisaje asturiano en sus relatos?
-Vivimos en una región con un paisaje privilegiado. Pescar es también disfrutar de la naturaleza. Me encanta caminar por el río en silencio, observar y descubrir escenarios idílicos, luego todo eso intento transmitirlo con la misma intensidad que cuando lo vivo, para que el lector se transporte hasta el lugar y lo viva como propio.
-¿Cómo transcurre el tiempo cuando estás pescando?
-Pasa rapidísimo. Cuando estás haciendo una cosa que te gusta y además estás concentrado, absorto, el tiempo pasa muy rápido. Pesco en las horas centrales del día, salgo de casa tarde y llego al lugar sobre las once. Echo como media o una hora en coger el cebo -mosca y saltamontes-, me pongo a pescar, hago un descanso para el bocadillo y continuo la faena. Me pueden dar las seis tranquilamente. Lo que te mantiene entretenido es la posibilidad de pescar algo, así el tiempo se pasa volando. Hace quince días fue al río, cogí el cebo, pero bajaban tan sucios que ni monté la caña.
«La culpa del desequilibrio biológico es de los “gestores”, que en el fondo no lo son, ya que consienten que proliferen sin control la población de predadores. Las tres especies (cormoranes, garzas y nutrias) están protegidas»

-¿Qué consejo les daría a quienes están comenzando a pescar en el río?
-Poca gente empieza ahora a pescar en el río. De hecho, yo me encuentro a poquísima gente, y los que me encuentro es gente mayor. ¿Quién se puede aficionar a pescar cuando no pescas nada? Así no se puede aficionar nadie. Yo recuerdo que el primer día que fui a pescar con ocho años cogí cuatro truchas.
-¿Cómo se ha roto ese equilibrio biológico?
-La culpa es de los “gestores”, que en el fondo no lo son, ya que consienten que proliferen sin control la población de predadores. Las tres especies están protegidas y si estos animales se pasan todo el día comiendo, no puede haber peces. Salvando las distancias, es lo mismo que está pasando con la descontrolada población de lobos en el monte. Si lo que de verdad se quiere es que haya peces en el río, lo primero sería dejar la gestión a los mejores, pescadores y guardas veteranos, expertos de la zona y biólogos independientes de reconocido prestigio. No políticos. Si ahora quedan cuatro peces en los ríos, es gracias a las asociaciones de pescadores.
-¿Cuándo empezó este declive?
-Entre 2000 y 2005. Yo ahora voy al río y prácticamente no me encuentro a nadie pescando. Suelo ir a ríos que me pillan cerca –vivo en Gijón– porque no me gusta conducir, y los pocos que van utilizan otras artes diferentes a las mías: van al amanecer o al sereno. No coincidimos.