Caleyando por San Tirso de Abres

La vida a la orilla del Eo discurre de forma tranquila en San Tirso de Abres. El extremo más occidental de Asturias, en Los Oscos, es un territorio especialmente atractivo para el turismo de naturaleza.

Quienes llegan al concejo de San Tirso de Abres /San Tiso d’Abres con la intención de conocer este rincón de Asturias de 36,31 km² han de estar dispuestos a llevar calzado adecuado para caminar por sus pistas y caleyas, ya que algunos de los parajes más espectaculares de este municipio occidental se encuentran en itinerarios senderistas.

Es el caso de la ruta de A Pena do Encanto (P.R. AS-253) que, partiendo de la capital de San Tirso, El Llano, discurre por tramos asfaltados, zonas boscosas y remonta el curso del arroyo de Ramalledo hasta llegar a la cascada que da nombre a la ruta y que acapara una leyenda popular. De ella se dice que en las noches de San Juan es posible encontrar aquí a una xana, una mujer joven y bella que peina sus cabellos con un peine de oro para hechizar a quien la vea. “El recorrido es corto, de tan solo 4 kilómetros, y de baja dificultad –explica Juan Carlos Parapar Yanes, teniente de alcalde en San Tirso–, así que es un itinerario muy asequible para hacer en familia”.

Juan Carlos es natural de San Tirso y, como la mayor parte de los que conocen este territorio, está enamorado de esta tierra que a su juicio “es privilegiada por todo lo que ofrece su entorno natural, y, por si fuera poco, está a tan solo veinte minutos de playas como la de Las Catedrales y de zonas de montaña. A pesar de esto, y aunque ahora tenemos muchísimos más servicios que antes, hemos perdido habitantes. Es lo que está ocurriendo en la mayor parte de los pueblos”.

El periodo estival, por el contrario, altera un poco el ritmo habitual del concejo, “aunque aquí no hay masificación, sí que podemos llegar a duplicar la población que ronda las 450 personas –explica el representante municipal–. La gente que viene a conocernos luego repite la visita y siempre destaca que los habitantes de San Tirso son acogedores y amables”.

“Esta tierra es privilegiada por todo lo que ofrece su entorno natural, y, por si fuera poco, está a tan solo veinte minutos de playas como la de Las Catedrales y de zonas de montaña”

Juan Carlos Parapar, teniente de alcalde.

En estas fechas, la ruta estrella del concejo, la Ruta del Ferrocarril (P.R.AS-300) acostumbra a tener bastante movimiento. El recorrido, que transita por una antigua vía ferroviaria, atraviesa seis túneles excavados en roca y permite disfrutar de los magníficos paisajes que ofrece el río Eo, el cauce fluvial en torno al cual se ha desarrollado el concejo. Caminando por este itinerario es inevitable retrotraerse en el tiempo a cuando todavía funcionaban los trenes, cargados de pasajeros y mercancías. Ahora es el silencio, solo roto por el canto de los pájaros, quien nos acompaña en esta excursión lineal que puede llevar alrededor de cuatro horas hasta finalizar en el Arroyo de O Cairo. Una vez allí, se puede regresar al punto inicial, San Tirso, desandando el trayecto realizado, o bien elegir un antiguo Camino de Santiago que utilizaban los romeros y que se conoce como la Ruta de los Pañeiros (P.R. AS-297).

Otra de las excursiones que tienen mucho que contar es la de los Arrieros, una antigua vía que utilizaban los comerciantes llegados de Castilla dispuestos a vender sus productos en Asturias y Galicia. Aquí, en vez del habitual traqueteo del tren, se escuchaba el chirriar de los carros arrastrados por bueyes avanzando entre bosques de robles y castaños, aunque hoy la mancha forestal del concejo tiene más que ver con pinos y eucaliptos.

El río Eo y todas las posibilidades que ofrece este curso es otro de los grandes reclamos del municipio. Ya lo era antaño, cuando los salmones que podían conseguir los pescadores llegaban a superar los catorce kilos; ahora sigue siendo de interés, aunque los pesajes y la abundancia de capturas han disminuido enormemente, como ocurre en otros cauces asturianos. Por eso, cuando se inicia la temporada de pesca, entre abril y mayo, según sea salmón y trucha, es habitual ver las cañas apuntando hacia las aguas de este río que –en algunas zonas– baña orillas tanto asturianas como gallegas.

La ruta estrella del concejo, la del Ferrocarril (P.R.AS-300) transita por una antigua vía ferroviaria, atraviesa seis túneles excavados en roca y permite disfrutar de los magníficos paisajes que ofrece el río Eo.

Sus aguas no solo acogen a pescadores, también a quienes deciden descenderlas en canoa o en pádel surf. Juan Carlos, que bajó en canoa, recomienda la experiencia de “conocer el río desde dentro porque disfrutas con un paisaje que no estás acostumbrado a ver, te permite contemplar mucha fauna de ribera”. El descenso, eso sí, no puede realizarse en verano porque la disminución del caudal del río lo impide, pero siempre se puede sustituir por un baño en alguna de las pozas naturales del río. “Hay una zona de baño junto al puente a la que va mucha gente –añade el teniente alcalde– y luego está el paseo fluvial de cerca de 2 kilómetros que, como está iluminado, se puede realizar incluso de noche”. El escenario natural de esta parte de San Tirso se completa con un parque biosaludable y un área recreativa en la que es posible parar a reponer fuerzas o tomarse algo preparado en alguna de las barbacoas.

El término municipal de San Tirso de Abres pertenece a la comarca Oscos-Eo, integrada también por los concejos de Castropol, San Martín de Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Taramundi, Vegadeo y Villanueva de Oscos. Los ocho municipios conforman una Reserva de la Biosfera que además de zona de montaña cuenta con territorio de costas y villas marineras. Las características orográficas y paisajísticas han propiciado un incremento del turismo rural que también se ha acusado notablemente en San Tirso de Abres.

La gastronomía es otro de los alicientes que encuentra quien llega hasta el extremo occidental de Asturias. Aquí la oferta llega por partida doble, pues la cercanía a la comunidad gallega –el término municipal de San Tirso se halla encajado entre A Pontenova, Ribadeo y Trabada- permite que se puedan degustar platos tradicionales de ambas comunidades. “En ocasiones, incluso se juntan, como cuando preparan las fabas con pulpo, que están buenísimas –añade Juan Carlos, al tiempo que sonríe–. Propio del concejo es, por ejemplo, la rosca de Jueves Santo que se prepara en Semana Santa. Todos los años por esas fechas hacemos una feria de Artesanía y en ella se venden también muchísimas roscas. Y eso a pesar de que ahora hay menos gente que las haga, no como antes, que cada casa tenía un horno y las preparaban allí”.