Los restos arqueológicos debidos a la minería aurífera romana, acostumbran a atribuirse a los míticos moros, al diablo o a misteriosas filanderas (hilanderas).
Los antiguos canales de conducción del agua para provocar la «ruina montium» para extraer el oro, suelen llamarse «Antiguas». Así por ejemplo en A Ruñada (Samartín d’Ozcos) los canales fueron hechos por una apuesta para ver quién se casaba primero con una reina mora de gran belleza; una de las Antiguas traía agua del río San Cristobo y otra del río Pastur. En Cangas del Narcea se habla de La Presa la Mora, un canal que hizo una filandera, mientras iba filando con la huella que dejaba marcada con el tarugu de su madreña, del río Ourallu hasta el castro de la Zapatina, en Purllei. En Benllera (León) se habla del molino de La Griega y de la Peña de la Griega donde quedó marcada una presa que hizo esta mujer con el taco de su madreña. También se atribuye a la filandera la construcción del dólmen de Enterríos (Eilas) conocido como Llastra da Filadoira y el dolmen de Pradias (en el monte A Gramela-Ibias). Las piedras cobertoras fueron transportadas sobre su cabeza, mientras no dejaba de filar. Leyendas de este tipo también las encontramos en otros países europeos, y parecen referirse a una antigua divinidad modeladora del paisaje.