Con él no se cumple el dicho de que ‘nadie es profeta en su tierra’: con solo cincuenta años la calle en la que vive en su concejo natal lleva su nombre. No es para menos: septacampeón del mundo en cálculo mental y catorce récords Guinness conseguidos. Los números dicen mucho de este asturiano natural de las cuencas mineras, y él les corresponde incondicionalmente, enseñando al mundo que la matemática está en todas partes y que su conocimiento nos ayuda a tomar mejores decisiones.
¿Quién es capaz de multiplicar dos números de 8 cifras en 38 segundos? ¿Y sumar 100 dígitos en solo 19? Estas son algunas de las hazañas que han llevado a Alberto Coto a ser uno de los calculistas más grandes de la historia. Pero detrás de una mente brillante y hábil con los números hay una persona comprometida, que desde su conocimiento se esfuerza en dar a conocer los peligros del juego comercial.
-Eres imagen de una campaña contra la ludopatía en Asturias, ¿por qué?
-Es algo que encajó muy bien con lo que yo ya venía haciendo. Mi labor básica en estos años como calculista era la de divulgar matemáticas, dar a conocer el mundo de los números, sobre todo en centros educativos. He recorrido colegios e institutos de todas las provincias españolas y de muchos países americanos para hablar del tema del juego porque conocía la problemática que hay. A los chavales siempre les daba el mismo mensaje, “cada uno es libre, podéis hacer lo que queráis, pero hacedlo desde el conocimiento. Estudiar un poco matemáticas, la parte probabilística de cada juego y luego decidid vosotros lo que os convenga”. Un día me contactaron de la Consejería para proponerme la campaña ¡Tú ganas! y les dije que sí porque iba en la línea de lo que yo pensaba.
“Siempre digo a los chavales que cada uno es libre de jugar, que pueden hacer lo que quieran, pero que lo hagan desde el conocimiento”
-Además tu atuendo se asemeja al de un mago, parece que juegas con los conceptos.
-Sí, lo hago, y es que además soy una persona muy cercana al juego, aprendí a calcular jugando a las cartas con mi familia. Soy el menor de cuatro hermanos y cuando era pequeño, como quería ganar, contaba las cartas de la baraja. A partir de ahí empecé a jugar mentalmente con números y empecé a desarrollar la habilidad. El tema del juego a mí me gusta, pero una cosa es el recreativo, de igual a igual y sin apuestas, y otra el juego en el que uno está en desventaja y detrás hay alguien lucrándose con ello mientras otros están enganchándose.
-¿Crees que los jóvenes están desprotegidos ante el bombardeo creciente de empresas dedicadas al juego online?
-Sí, ahora que estoy más tiempo en casa observo que la publicidad de este tipo de empresas está a todas horas. Si haces un análisis y ves cuántas casas de apuestas hay diferentes te das cuenta de que el mercado que hay es tremendo y que obviamente da para todas. Esto es porque hay mucha gente jugando y perdiendo, es un problemón. Y ataca a la persona que más dopamina genera ante el riesgo que son los jóvenes. En las charlas siempre les pregunto ¿por qué creéis que las casas de apuestas os dan bonos de bienvenida? Ellos saben lo que hacen, es para que empecéis a jugar y os enganchéis y fidelicéis como clientes. Es una trampa y juegan con la química del cerebro. La dopamina genera felicidad, entusiasmo… y a esto le sumas que las apuestas son muy rápidas. Si ganas, genial, y si pierdes, te ofrecen la revancha inmediata y al final entras en un bucle.
-¿Qué es para ti la suerte?
-Creo que era Picasso el que decía que la suerte siempre le encontraba trabajando. Para mí, la suerte es algo que cada persona se busca. El azar es algo diferente, si subes a un avión y tienes la improbabilísima remota de que pase algo y el avión caiga, eso es azar. La suerte para mí está unida a la probabilidad, es decir, si trabajas hacia un objetivo es más probable que tengas eso que llaman suerte.
-Conociendo los porcentajes ¿compras lotería?
-No, nunca, pero podría hacerlo por una cuestión social, yo eso lo entiendo y me parece bien. A mí me gusta jugar en aquello en lo que yo decido algo.
“Soy el menor de cuatro hermanos y cuando era pequeño, como quería ganar, contaba las cartas de la baraja. A partir de ahí empecé a jugar mentalmente con números y empecé a desarrollar la habilidad”
-La campaña te está llevando por centros de medio mundo. ¿Cómo percibes a la gente joven? ¿Crees que el auge de las tecnologías les está perjudicando a otros niveles?
-Totalmente, hay un anumerismo manifiesto en la sociedad. Se ve en estos meses de pandemia, si los chavales, si la gente en general, controlase más el tema de probabilidades, en muchos casos se actuaría de manera diferente. Si piensas un poco y analizas en base a datos y probabilidades ves que la sociedad vive una situación de anumerismo galopante que bajo mi punto de vista es bastante “peligroso”.
Hablamos de un virus que se propaga en una progresión geométrica y, por lo tanto, nos está dando una pista. Y es lo que nos dicen los científicos: las reuniones sociales, las justas y con protección. Si se percibe esto, ya es un punto de partido buenísimo para controlarlo.
-¿Cómo tenemos que mirar a las matemáticas para enamorarnos de ellas?
-Cuando escuchas la palabra matemática mucha gente interpreta automáticamente una pizarra llena de fórmulas y un examen a superar. Obviamente es una parte, pero la matemática es extraordinariamente amplia. Otra parte es interpretar datos, tomar decisiones en el día, es decir, aplicar la lógica amparándote en los números. Es algo que puede ser entretenido y sucede a diario.
-¿La clave está en descubrirla porque ya existe entre nosotros?
-Sí, totalmente de acuerdo contigo, me gusta esa expresión: descubrirla. Yo mismo, cuando estaba en el instituto, algunas partes de ella no me entusiasmaban. No fue en la enseñanza reglada donde las descubrí; si he aprendido algo de las matemáticas ha sido de forma autodidacta porque ya de niño me encantaban los números.
-Aunque evidentemente nunca seremos un Alberto Coto, ¿todos podemos desarrollarnos en el cálculo?
-Eso siempre, por supuesto. A mí me gusta correr, y cuando empecé obviamente no corría la distancia que hago ahora. He ido poco a poco mejorando con entrenamiento y con disciplina, subiendo los minutos, mejorando mi marca… No voy a ganar nunca un maratón, pero mejoro dentro de mí. Y esto es exactamente igual: cualquier persona que quiera mejorar su cálculo mental, sus conexiones neuronales en el plano cerebral, mejorar la rapidez en el pensamiento, la memoria a corto plazo, etc., puede entrenarse con autodisciplina y a ver hasta dónde llega. Eso es lo bonito del tema.
-Permíteme que te corrija, pero tengo entendido que sí ganaste una maratón.
-¡Estás en forma! Bueno, sí que gané una en Cuernavacas, México, pero había pocos participantes.
“Para mí, la suerte es algo que cada persona se busca, el azar es algo diferente”
-Mencionas en tus libros la importancia de aprender jugando, ¿cómo se hace eso?
-De lo que mejor puede hablar uno es de su propia experiencia. Yo aprendí a calcular jugando a las cartas, luego empecé a sumar, después a jugar con las matrículas de los coches, pero siempre jugando. Por ejemplo, vas al súper e intentas hacer un cálculo aproximado de lo que estás llevando.
Cuando mi sobrino era pequeño y venía a mi casa, le ponía sumas de tres dígitos y le daba un caramelo de premio. Así poco a poco, jugando, vas consiguiendo que pierda el miedo a los números y que lo pueda ver como algo divertido.
-¿Es la manera de que algo que nos cuesta llegue a apasionarnos?
-Sí, como todo en la vida. Tú vas a tener mucha probabilidad de ser bueno en algo si ese algo te gusta. Si no te gusta, ocurre al revés, con lo cual hay que intentar hacer que sea lo más divertido posible. Yo todo lo llevo al concepto de probabilidad.
Afortunadamente, cada persona es diferente. Cada uno tiene unas aficiones y unos retos, lo bonito es intentar ir superándolos y mejorándolos. Al final esa es la esencia del ser humano: la mejora personal.
“Si de manera tranquila y sosegada analizas la naturaleza, acabas concluyendo que realmente es milagrosa. A partir de que sea milagrosa, cada uno ya puede interpretar a su manera el concepto de Dios”
-Ahora, según diferentes autores, hay diversos tipos de inteligencias, algunos hablan de ocho, otros de doce, ¿qué valoras en una persona para considerarla inteligente?
-La capacidad de adaptación al medio en muchas circunstancias. Inteligencias múltiples, inteligencia emocional… se le pone la etiqueta según cada autor o firma pero, bajo mi punto de vista, una persona inteligente no tiene una característica concreta y determinada. ¿De qué vale, por ejemplo, una gran capacidad mental si luego la persona está totalmente desadaptada de la realidad?
Yo creo que el conjunto de ese tipo de inteligencias que sabemos que hay, el desarrollarlas un poquito en su medida, es ser realmente inteligente.
-Antaño, el cociente intelectual ¿pudo estar sobrevalorado?
-Probablemente. El cociente intelectual de una persona te da una pauta, pero luego habría que analizar hacia donde puede estar mejor dirigida esa persona porque tenga más capacidad para una u otra materia. Todas las personas en general y desde luego las que tienen un cociente muy elevado deben potenciarse en su conjunto. Y esto lo digo por experiencia, he coincidido con gente con cocientes intelectuales muy altos que estaban en órbita todo el día.
-¿La existencia de una sucesión numérica como la de Fibonacci, presente en la flora y en la fauna, te hace pensar en la existencia de un creador que también es matemático?
-Creo en el Dios de Espinoza, es la respuesta que le gustaba dar a Einstein. Yo creo que a Dios lo puedes encontrar en la naturaleza misma a través de lo que mencionas, a través de la sucesión de Fibonacci y también a través de la proporción áurea o, sin ir más lejos, en las construcciones de insectos como las abejas, que hacen hexágonos. Creo en la causalidad, no en la casualidad. Si de manera tranquila y sosegada analizas la naturaleza, acabas concluyendo que realmente es milagrosa. A partir de que sea milagrosa, cada uno ya puede interpretar a su manera el concepto de Dios. (…)
(La semana que viene publicaremos la segunda parte de la entrevista. ¡No os la perdais!)