El legado que Arcadio Mon dejó en Foz fue muy grande. Su labor creando la escuela de música que lleva su nombre y su trabajo como director de la misma sirvió para establecer una cultura musical en la zona. Hoy día no solo perdura sino que crece año tras año gracias a la dirección de Felipe Sánchez, el músico y profesor que desde hace cuatro años está al frente del centro focense, al que se dedica en cuerpo y alma.
La Escuela Municipal de Música de Foz no cesa de crecer, y su oferta formativa es amplia. Los alumnos pueden matricularse en guitarra, piano, viento madera, viento metal, percusión y violín y los más pequeños, de 4 a 8 años pueden empezar con una especialidad (música y movimiento) que de forma lúdica les ayuda a entender los conceptos básicos. Además, bajo el paraguas de la escuela se ha creado una prebanda, una banda infantil, agrupaciones corales, un grupo de jazz y varios combos de música moderna.
Como el propio Felipe reconoce, “se está generando una cantera muy buena de grandes personas que se están forjando a través de la música. Se está creando una sociedad musical y esto es muy importante”.
-¿Cuánto tiempo lleva en la Escuela y cómo ve su evolución?
-En la Escuela llevo ocho años y hace cuatro que asumí el puesto de director que compagino con el de profesor. En 2015 el Centro contaba con una cifra aproximada de 95 alumnos y ahora mismo ya pasamos de 200, es un salto grande fruto del trabajo que se está realizando. Soy el único profesor que está a jornada completa, los demás están por horas, y antes de que estuviera como director normalmente rotaban cada año, lo cual resultaba muy frustrante para los niños porque no tenían continuidad. Lo que intenté es que se mantuvieran durante todos los cursos y esto ha sido muy positivo para la Escuela.
-¿Qué innovaciones habéis incorporado?
-Las escuelas de pueblo normalmente están centradas en la música de banda y aunque nosotros tenemos una parte orientada a esto, también se abrió otro espacio para la música coral. Hace ocho años empecé con un coro de quince niños y ahora hay tres agrupaciones, con lo cual fue un éxito bastante importante. Tenemos la asignatura de prebanda que es para generar cantera y también surgió por iniciativa del profesor de saxofón la orquesta de jazz, que está haciendo una labor súper buena. Y a base de ideas y también de demandas nació lo que es el Aula de Música Moderna que en un principio era un grupo de gente que se reunió y vio que tenían instrumentos que podían encajar dentro de un combo. Empezamos a hacer conciertos, la cosa empezó a funcionar y ya llevamos cinco o seis combos.
-También dais formación a niños de cuatro a ocho años.
-De esto se hace cargo la profesora de piano que es muy buena y tiene una demanda espectacular. Hasta los ocho años los niños no comienzan con el instrumento que van a elegir, pero en ese tiempo reciben instrucciones a través de algo lúdico como juegos, canciones, instrumentos de percusión, juegan con los timbres, las duraciones y reciben unas nociones importantes que luego les son de gran utilidad.
-¿Qué es lo más gratificante de esta experiencia?
-La respuesta de la gran mayoría de los usuarios de la Escuela, el agradecimiento, el ver que valoran el sacrificio que haces. Ver que los chavales van a la Escuela aunque no tengan que ir porque lo consideran su casa. Para que algo funcione esto es importantísimo. Se crea algo muy bonito que trasciende lo musical, existe un nexo entre los usuarios y los profesores que es muy positivo a nivel social y humano más incluso que musical aunque luego, por supuesto, repercute en la música.