Dos años y tres meses. Este ha sido el tiempo empleado por Manuel Sieres en preparar la Guía Total de las Rutas Costeras de Asturias. Un recorrido para conocer todos los rincones de una geografía privilegiada.
Si de algo puede presumir Asturias es de su costa. Kilómetros y kilómetros de litoral en el que se mezclan acantilados, playas de arena fina, bufones, simas y cuevas, calas desconocidas y un sinfín de opciones para todo tipo de gustos. Manuel Sieres, amante de la Costa Verde decidió plasmar en papel la riqueza de estos 345 kilómetros de la geografía asturiana recogiendo también en cada ruta elementos arquitectónicos, patrimoniales, culturales y gastronómicos. En la guía se recogen 27 rutas presentadas de este a oeste, todas ellas perfectamente documentadas e ilustradas con un total de 293 fotografías en color.
-¿Qué es lo que lleva a un cardiólogo nacido en Puerto Rico a escribir un libro de rutas de la costa asturiana?
-Siempre fui un amante de las playas asturianas y de la costa en general. Aunque ya conocía muchos de los puntos, me di cuenta que para hacer una cosa sistemática y profunda tenía que hacerlo paso a paso y de forma continuada. De hecho, hasta que no acababa una ruta no hacía nada de la siguiente, así me permitía hacer el camino en el sentido longitudinal por toda la costa y me di cuenta de que para tener una visión amplia de la zona había que abrirse también en sentido ancho, para poner todos los lugares de interés en torno a los puntos que yo trataba.
-Son 27 rutas y 345 kilómetros de costa. ¿Ha quedado algo fuera de este recorrido?
-La idea es que no, pero siempre queda algún punto al que no puedes ir porque por la orografía no puedes ponerte justo en el punto más pegado a la costa pero yo traté de pegarme a la costa lo más posible para detallar cada fenómeno costero que había. La parte más complicada, aunque aparentemente no lo parece, es la central. Es más urbana, en muchos sitios es bastante difícil acercarte a los puntos más costeros. En general puede decirse que está cubierto en un porcentaje bastante alto, he pretendido dar una visión completa en cada ruta.
«La costa asturiana es muy variada. Tienes cerca la montaña, cascadas y pueblos muy interesantes etnográficamente. En pocos kilómetros tienes muchos atractivos»
-En el libro mezcla costa con otras alternativas que se alejan de las playas, como por ejemplo, la gastronomía. ¿Se puede entender o conocer la personalidad de la costa de Asturias sin alguna de esas otras alternativas?
-En este libro he dividido cada sector en tres partes. La parte primera que es la estrictamente costera, la segunda que son lugares y excursiones de interés en la que cito iglesias románicas, casonas asturianas, cuestiones etnográficas, museos, nacimiento de ríos, montañas cercanas… Lo que quiero es dar una visión completa, que si una persona que viene a Luarca, a Llanes o a Gijón, quiere y tiene ese interés, amplíe el horizonte de una forma importante y pueda conocer cosas. Y después, un tercer punto, es la parte gastronómica que en mi libro es menos importante en el sentido en que no es una ruta completa gastronómica. Solamente cito los sitios donde estuve que me han gustado, hay otros que yo sé que son buenos pero no los he testado y por tanto no pueden estar.
-Desde su punto de vista, ¿qué es lo más desconocido de la costa asturiana?
-Yo creo que hay puntos desconocidos tanto en el occidente como el oriente. La gente va mucho al oriente pero a sitios puntuales como Llanes. Pero tu por ejemplo, si estás en Gulpiyuri, que es un punto muy masificado en verano, y te apartas hacia la derecha o hacia la izquierda ya no encuentras a nadie, es decir, la gente no recorre la costa y no se acerca a puntos que son más importantes que lo que es una playa en sí. En el momento en que te separas un poco de las rutas ya no encuentras a nadie. Yo creo que la gente es mala conocedora porque no sabe o porque no tiene herramientas o inquietudes, van a puntos concretos donde se puede llegar en coche.
-¿Cómo describiría usted la Costa Verde a alguien que no la conociese?
-La costa asturiana está llena de elementos de enorme interés para cualquiera que la quiera explorar. Hay una serie de fenómenos costeros pero tienes playas de piedra, de arena, más pequeñas, más grandes, hay bufones que tienes que verlos en el momento adecuado, un montón de cuevas, algunas a las que hay que entrar con frontal, otras que se ven con luz natural y otras que son para expertos… Es muy variada y permite tener mucha riqueza. Además tienes cerca la montaña, cascadas a tiro de piedra, pueblos muy interesantes etnográficamente con lo cual te permite, en muy pocos kilómetros, tener un montón de información de enorme interés.
-España es un país que disfruta de muchos kilómetros de costa, ¿qué tiene la asturiana que la diferencia del resto y la hace tan especial?
-La costa asturiana es bastante salvaje tanto en la parte oriental como en la parte occidental. Es muy desconocida, tiene cabos con acantilados verticales de 80 metros, algunas playas de imposible acceso, otras de acceso muy complicado a las que solo va algún pescador, otras con acceso bueno… Para la gente que es más cómoda o que simplemente quiere más tranquilidad tienes unas playas muy interesantes como puede ser la de Barayo que es un conjunto natural con sus dunas, o la playa de Frejulfe en esa misma zona. En otro orden de cosas está la playa de Torimbia para mí probablemente la playa nudista más bella de España. Hay mucha variedad, estás en una costa salvaje y que además tiene elementos arquitectónicos muy interesantes. Por ejemplo, en Celorio hay una ermita enfrente de la playa de San Martín, o en Pimiango la ermita de Santa María de Tina del siglo XIII. A lo natural se le añade el elemento cultural y eso trato de resaltarlo en el libro.
-Los concejos de oriente y occidente venden su costa en verano. ¿Cuál sería la forma de seguir ofertando la costa el resto del año?
-Una cosa es venir a la playa en verano por cuestión de temperatura pero para recorrerla no hace falta. Yo lo hice en dos años y tres meses con lo cual la recorrí en todas las estaciones y, cuando más cómodo se hace, es fuera del verano. Quizás en el invierno es un poco peor a nivel fotográfico porque la luz es muy baja pero para recorrerla, independientemente de la parte fotográfica, es fantástica tanto en invierno como en primavera. Date cuenta de que, para hacer este tipo de rutas, una vez que sales de las playas hay que ir con botas de monte o con playeros y yo iba con mi palo de monte. A veces te encuentras que la senda no está limpia y tienes que buscarte la vida para pasar, es como un recorrido de monte y en ese sentido se puede hacer perfectamente en cualquier época.