...Ya estamos en Olimpia, un recinto sagrado repleto de templos, tesoros (pequeños edificios) y espacios dedicados al deporte…
Antes de llegar a uno de los personajes míticos por excelencia, Heracles (similar al Sansón de los filisteos, pero con mejor cartel), hemos de pararnos unos instantes para explicar el lento discurrir de la Historia y el progreso de las actividades deportivas, partiendo de su nacimiento en el Egipto de los faraones y su vieja pirámide de Saqqara, donde el faraón celebraba todos los años el festival de regeneración de poderes en uno de sus patios interiores: el Heb-Sed, un recinto repleto de simbolismos donde el rey efectuaba su “Carrera del Jubileo”. Salvo esta carrera, el resto de ejercicios tenían una finalidad de entretenimiento a la vez que la preparación para las actividades cotidianas (la caza, pesca e incluso la guerra), pero el deporte propiamente dicho trascenderá y dará el salto a través del Mediterráneo para pasar a Creta y Tera (la actual Santorini) donde las cosas toman otro cariz, estableciéndose algo que será fundamental en su devenir, algo que es consustancial a los griegos –incluso los actuales– y que determinará su carácter competitivo: se establecen unas reglas. Se transforma el deporte en competición y así se puede determinar un campeón. Aparece una actividad donde solo vence uno y el segundo puesto es intranscendente. Nace el deporte como lo conocemos ahora.
Creta y Tera sirvieron de pilares del puente que permite el paso de vehículos por la calzada, en este caso la cultura y el deporte. Existen testimonios de que todo ocurrió antes de la gran explosión del volcán de Tera, la cual dejó la isla medio desaparecida, la misma que causó una ola gigantesca (ahora la conocemos como tsunami) y que pasó a las leyendas levantinas como “el Diluvio Universal”; probablemente la que provocó la aparición de los llamados “Pueblos del Mar”, inventores de la piratería, que devastaron las costas del Levante. Muestra de esta catástrofe la podemos observar en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas a través de un fresco de Akrotiri con dos niños boxeando, el pugilato, anterior a la erupción volcánica del 1.628 a.C.
Las primeras competiciones atléticas, así pues, nacen en Creta, durante la civilización Minoica. Allí la práctica deportiva tenía su origen en los ritos iniciáticos de los jóvenes, sobre todo, pertenecientes a la nobleza de Cnosos y alrededores. Era el paso a la edad adulta y con unas características peculiares de la isla: El salto del toro, la lucha y pugilato y la “Kimistimata”.
El salto de toro o taurocatapsia formaba parte de la veneración natural y de la danza ceremonial del Festival de Primavera celebrándose en las inmediaciones del Palacio de Cnosos, en el estadio. Los saltadores de toros pertenecían a la nobleza y eran jóvenes bailarines y acróbatas bien entrenados que tenían o querían enfrentarse a las dificultades que representa un animal totémico. De esta práctica/rito nos viene la frase de “coger el toro por los cuernos”. Para los jóvenes significaba una especie de iniciación a la edad adulta, la lucha por conseguir lo que deseas.
La Kimistimata se puede considerar como el antecesor de la actual gimnasia, pero para darle más emoción y hacer las cosas sencillas con cierta heroicidad, buscando la dificultad, hacían sus saltos acrobáticos sobre espadas para demostrar el control sobre lo que estaban realizando.
Los juegos también incluían el boxeo y la lucha, que tenían lugar en palestras especiales diseñadas en los terrenos de Palacio. Los jóvenes iban vestidos con prendas especiales, muy elaboradas y joyas en el cuello, llevaban unos cascos característicos, muy diferentes a los utilizados en la guerra.
Pero a Creta llegaron los Aqueos o Micénicos, una sociedad guerrera poco preocupada por las artes y mucho más por la lucha individual, donde gana el mejor y el segundo solía morirse por el camino. Es la primera gran civilización griega y tiene su momento álgido entre los años 1400 y 1200 a.C. (Guerra de Troya). En su modo de vida y costumbres, como guerreros y cazadores, preferían otros juegos distintos al salto del toro. Instituyen las carreras de carros o el lanzamiento de jabalina, los saltos o las carreras a pie. Y con los aqueos o micénicos, como hemos visto cuando hablamos de la Ilíada, de Homero y Aquiles, ahí nacieron nuestros JJ OO.