Aquel día llegó el mar
Inundando las estancias
Borró los límites, las distancias
Aisló los diques y las moradas
Aquel aire que olía a sal
enseñó a borrar distancias
derrumbó los muros, encendiendo hogueras.
Lo que tenía bordes definidos se rompió en pedazos
y aquellos muros insalvables se saltaron al mirarlos
Sólo quedó en el centro
rodeado de mar extenso, libre, indecoroso, desconcertado.
Sólo, unido en un pequeño istmo al resto de la presencia
atado a lo que nunca despega
sembrado de paradojas extremas
construyendo lejos del centro otro universo.
De Península. 2019
Me sobrecoge la fuerza de la poesia de peninsula penetra en el lector y se queda ,esta escrita con el alma. Marisa