El serpenteo del río Navia configura un paisaje mágico en Boal, un territorio tan interesante para recorrer que resulta difícil elegir sólo una de las opciones que plantea. La solución siempre es sencilla: hay que volver.
El aislamiento al que se ha visto sometido el occidente asturiano, y que tantos inconvenientes sigue causando a sus pobladores, es, en contrapartida, una bendición cuando lo que buscas es naturaleza en estado puro y tranquilidad. El Valle del río Navia es también el reino del agua y el silencio, un paraje de huellas celtas y piedras mágicas, de castros y dólmenes, y de una lengua con sello propio, la fala, que, sin ser bable ni gallego, se alimenta de ambos.
En Boal, las curvas de los meandros del Navia son marcadamente pronunciadas, como lo es la espectacularidad de un paisaje todavía salvaje. Bosques de fresnos y alisos, pero también robles y castaños, acompañan sus riberas y se adentran por un concejo rico en rutas y escenarios que merecen la pena ser recorridas. No hay duda que la geografía de este enclave nunca defrauda, pero para sacarle todo el partido a una incursión es preferible conocer qué nos vamos a encontrar por el camino.
Ahora que los rigores del verano se alejan invitando a guardar los enseres de playa, la mochila y el bastón adquieren mayor protagonismo. En familia, con amigos o disfrutando de un recorrido en soledad, hay muchas rutas –gran parte de ellas bien señalizadas– para realizar en esta zona interior de Asturias. El mapa turístico web municipal explica los recorridos homologados, pero también apunta otros posibles destinos de interés una vez que estemos en el concejo.
El Valle del río Navia es también el reino del agua y el silencio, un paraje de huellas celtas y piedras mágicas, de castros y dólmenes, y de una lengua con sello propio, la fala.
Ruta de Froseira y Cova del Demo
Infinitos matices y sensaciones se esconden tras la frondosidad de sus bosques y en itinerarios como la Ruta de Froseira y Cova del Demo (PR.AS-200) que se inicia en el pueblo de Doiras. Esta es, tal vez, una de las más exigentes por alguna de las pendientes que hay que ascender y sus 18 kilómetros, aunque tiene la ventaja de ser circular. Para llegar a uno de sus puntos de interés, la conocida Cova do Demo, habrá que empezar a sudar la camiseta. Esta cueva, que contiene grabados prehistóricos de la Edad de Bronce, también sirvió de refugio para combatientes en la Guerra Civil española y dio cobijo al ganado. La ruta continúa ascendiendo al Pico del Cuco y las amplias vistas desde su cima son testigo de que el esfuerzo merece la pena. Tanto a la ida como de regreso, el itinerario permite conocer Froseira, una aldea actualmente deshabitada tras el fallecimiento de su última vecina. El silencio ahora es dueño de este lugar tan encantador como solitario, y que está acompañado de las aguas del Urubio en una estampa para disfrutar.
Si esta ruta resulta demasiado larga, gracias a la señalización es posible acortarla hasta una distancia de 12 km. (Froseira – Cova del Demo – Pico del Cuco – Froseira). Aunque, ¡aviso a caminantes! Esta modalidad no te librará de alguna que otra pendiente.
Sierra de Penouta
La de Penouta (PR.AS-250) es otra opción para quienes estén acostumbrados a caminar largas distancias y no teman afrontar subidas. También circular, comienza en el pueblo de Boal, frente a la iglesia. La imagen de caballos en libertad es habitual en esta ruta que acoge también una necrópolis tumular y un área recreativa, Pena Queimada, en un entorno boscoso que frecuentan a menudo recolectores de setas. Como siempre, la ruta es posible adaptarla, aunque siempre es recomendable desviarse para conocer el Penedo Aballón, una formación granítica a la que se atribuye origen celta y que –a pesar de su gran tamaño– llamaba la atención por oscilar apoyada en pequeños puntos de apoyo. El lugar es toda una seña de identidad de los boaleses que contribuyen a cuidar de este paraje tan especial.
Ruta de los Miradores del Río Navia
Con un elemento excepcional como es el río Navia, no podía faltar una ruta que discurriera cercana a su cauce. Es la conocida como Ruta de los Miradores del Río Navia (PR.AS-299), un recorridocircular que acompaña en varias ocasiones el serpenteo del río y se asoma al embalse de Doiras. A diferencia de las dos anteriores, ésta no presenta dificultad y es posible realizarla en 3 horas, aunque siempre hay que contar con tiempo extra para disfrutar de algunas de las vistas espectaculares que ofrece, como las que hay sobre el embalse. El área recreativa del Puente de Castrillón, el punto de inicio de la ruta, tiene por sí mismo suficiente encanto como para hacer una parada, bien de ida o al regreso. Para muchos es el paraje más bello de este concejo: cuenta con un pequeño embarcadero y el área recreativa –inmersa en zona boscosa– es muy utilizada cuando la climatología lo permite. En este enclave comienza un itinerario de casi 12 kilómetros que alterna pequeñas aldeas, como Silvón, Doiras y Piñera, con zonas boscosas y de matorral y también miradores al Valle del Navia.
Ruta de los Castros
En realidad, la geografía boalesa es un mar de posibilidades, aunque prácticamente todas ellas aseguran paisajes naturales que merecen la pena. Algunos recorridos permiten también conocer otro tipo de patrimonio como la Ruta de los Castros (PR.AS-249), que conduce al pueblo de Pendia y al castro que recibe su nombre y posteriormente a los túmulos de Penácaros. Además, dado que el itinerario es circular y comienza junto a la Casa de la Apicultura, puede ser un buen momento para conocer este equipamiento y entender por qué la miel de Boal tiene tan buena prensa. Precisamente la reforma de este centro de divulgación e interpretación es una de las actuaciones contempladas dentro del Plan de Sostenibilidad Turística Parque Histórico del Navia para el concejo de Boal. Así que habrá que estar atentos para saber cuándo sus contenidos darán un vuelco importante gracias a la incorporación de nuevas tecnologías como, por ejemplo, la realidad virtual.
Ruta de los “selfies”
De cuño mucho más reciente, es la Ruta de los “selfies” que ofrece el municipio. El itinerario invita a fotografiarse en los selfie point ubicados en puntos clave: el área recreativa de Castrillón, el pueblo de Serandinas, los miradores de Penouta, el Penedo Aballón y en ubicaciones sobre el Castro de Pendia y sobre el río Urubio y el embalse de Doiras. Algunos de estos miradores (Penouta y Castro de Pendia) ya se han beneficiado del nuevo Plan que proyectó el Ayuntamiento de Boal.
Y no son los únicos puntos que experimentaron mejoras, ya que las rutas de Froseira y la de los Castros también estaban contempladas en este proyecto, junto con la construcción de un pantalán en Serandinas y la mejora del existente en Doiras.
Otra posibilidad para los que pernocten en Boal y no les apetezca coger el coche es realizar una ruta por el pueblo y los alrededores. En este caso, caminaremos por las calles de la localidad, conociendo sus barrios, pero también por pistas y sendas de tierra que atraviesan zonas arboladas. La ocasión es ideal para conocer un poco más de esta villa que fue Pueblo Ejemplar en el año 2014 por su movimiento vecinal y asociativo, y que –entre muchas otras cosas– hace gala con orgullo de su herencia indiana que podrán descubrir al recorrer la Milla Indiana con sus casas llenas de historia, que cuentan con una pequeña placa explicativa con los datos significativos de cada casa. Un recorrido por las historias de la emigración de Boal.