Laura Valles y Cristina Ramos han creado una empresa para Mecas: adultos que no tienen miedo a disfrutar como niños. Sin prejuicios, y a veces sin móviles, estas gijonesas consiguen sorprender a quienes se atreven a lanzarse a nuevas aventuras.
Coincidieron por primera vez en Abierto hasta el Amanecer, una asociación juvenil pionera en ocio alternativo en la que trabajaron codo con codo, y en la que ya desarrollaban sus dotes para la imaginación. Con mucho desparpajo y grandes dosis de osadía, en 2017, se lanzaron a construir un proyecto empresarial atípico en el mercado: una empresa de animación y juegos para adultos. Así nació ‘Meca! Y eso?’, que ahora ya tiene su propia legión de seguidores.
Laura Valles Camisella es quien nos explica con más detalle el universo de ocio que han configurado, y que tan pronto te invita a ir de excursión como a viajar en canoa, cantar o disfrutar de una espicha. Cualquier opción que puedas llegar a imaginar puede suceder. Eso sí, todo, en Asturias.
-¿Por qué elegisteis el nombre de Meca para vuestro proyecto?
-“¡Meca!” es una expresión asturiana muy utilizada en nuestra tierra que expresa sentimientos de emoción, alegría, ganas, susto, felicidad, sorpresa… Así que, ¿qué mejor qué esta palabra que encaja muy bien con lo que son nuestras actividades y experiencias?
-Emprender en algo tan novedoso, con pocos referentes, daría un poco de vértigo. ¿Cómo fueron los inicios?
-La idea de la empresa ya la teníamos dos años antes de ponerla en marcha. Al principio emprender fue muy difícil porque, aunque trabajábamos bastante para llegar a un mínimo, la verdad es que ambas estábamos en una situación laboral en la que no teníamos queja. Pero queríamos apostar por nuestra propia empresa, así que decidimos dejar lo que teníamos. Con bastante miedo, dejamos nuestros trabajos, pedimos un crédito al banco y nos metimos con la nueva idea. Al empezar tuvimos un acelerón muy intenso, nuestro trabajo gustaba y se corrió la voz muy rápido. Esto nos abrumó bastante, hay que entender que no teníamos ni idea del mundo de la empresa. Yo tenía entonces 23 años y todo fue a base de ensayo y error, y a base de trabajar mucho. Fue emocionante a la par que complicado y con mucho riesgo, porque siempre temíamos qué pensaría la gente.
“Al principio todo fue a base de ensayo y error, y a base de trabajar mucho. Fue emocionante a la par que complicado y con mucho riesgo, porque siempre temíamos qué pensaría la gente”
-¿Cómo nació la primera actividad?
-De aquella nos gustaba mucho la música de Fito Fitipaldi y él para crear su último disco se había encerrado en una casa rural. Nos gustó esa idea tan romántica, y en diciembre de 2016 nos fuimos las dos a una casa rural para preparar nuestra primera actividad: el Fin de Semana Misterioso, que finalmente la hicimos en febrero de 2017. Estaba pensada para un número de personas de entre 15 y 30 y vinieron 24. Los recibimos en Gijón y los llevamos de fin de semana para hacer actividades en Asturias con alojamiento y pensión completa, sin que ellos supieran absolutamente nada. La idea la vendimos en redes sociales, creamos nuestro logo y así empezó todo.
-Vuestros clientes estarían expectantes ante la actividad, pero imagino que también vosotras lo estaríais al ser el primer paso.
-Pues sí, estábamos súper expectantes por ver la respuesta de los clientes. Quisimos hacerlo en febrero, en temporada baja, para que la inversión fuera mucho menor, pero teníamos un poco de miedo por el tiempo que tendríamos. La verdad es que tuvimos muchísima suerte, tuvimos un tiempo espectacular y fue un fin de semana brutal. La gente era súper divertida y fue fenomenal. A partir de ahí ya vimos que queríamos trabajar en Asturias y apostar por ello.
-En vuestro Facebook habláis de ser ‘Meca’. ¿Qué implica esto?
-Ser un Meca es ser un adulto pero con ganas de seguir disfrutando y de seguir viendo desde la mirada de un niño. En los eventos hay una parte misteriosa que el cliente no conoce, no sabe lo que va a contratar. Tanto si la experiencia es para una boda o un cumpleaños, jugamos con lo que experimentan los niños cuando van en coche y no saben dónde les vas a llevar. Jugamos con esa ilusión y con esa imaginación de no saber qué va a pasar. Eso significa dejarte llevar, disfrutar, conocer gente, y sí que es verdad que la gente viene predispuesta a pasárselo bien y a conocer a otras personas.
-¿Qué requisito hay que cumplir para apuntarse a una actividad con vosotras?
-Siempre decimos que lo único a traer son las ganas y la sonrisa, el resto corre de nuestra cuenta.
“En diciembre de 2016 nos fuimos las dos a una casa rural para preparar nuestra primera actividad: el Fin de Semana Misterioso, que resultó fenomenal”
-Además de eventos de unas horas o un día de duración también organizáis campamentos para adultos. ¿Qué tal funcionan?
-Muy bien. Los campamentos de adultos surgieron como el resto de los eventos, porque a la hora de pensar en actividades escuchamos primero al cliente y vemos sus necesidades. Aunque se haya repetido la actividad mil veces nos gusta preguntar para poder reformular las experiencias con nuevas aportaciones e ideas. En una ocasión que hicimos un campamento infantil, los padres nos dijeron “sería genial hacer uno para adultos y que fuesen los niños quienes nos despidiesen al marchar de campamento”, y así fue.
A la gente le gusta compartir y la convivencia forma parte de ese compartir. No es lo mismo que dos personas que no se conocen coincidan en una actividad de dos horas a que haya una noche de por medio para hacer actividades. Al final, mucha gente viene a conocer gente, este es un punto súper fuerte. A este tipo de campamentos para adultos lo llamamos Con treinta y de campo, pero en realidad viene gente de treinta, cuarenta, cincuenta… normalmente duran 3 o 4 días y suele gustar un montón.
También está El Misterio del Lúpulo que es una gymkhana de cervezas que hacemos por ciudades. Esto fue a raíz de una petición de participantes de Gijón: como estaba lloviendo y con la lluvia lo que menos te apetece es pasar frío, nos adaptamos e hicimos una gymkhana por cervecerías.
-La vuestra es una empresa seria pero con personas divertidas. ¿Rompéis muchos clichés?
-Sí, rompemos un poco el estereotipo. No dejamos de ser una empresa seria, profesional, en la que nos comprometemos al cien por cien con el cliente, pero por ejemplo, en el caso de una boda, nuestra forma de acordar un evento a lo mejor no es en la oficina. Sí tenemos oficina, pero en el fondo no la usamos mucho, porque para conocer a una pareja que se va a casar pensamos que debemos vernos en un ambiente en el que estén cómodos. Si es mejor alrededor de una cerveza, pues lo hacemos así.
“Siempre decimos que lo único a traer son las ganas y la sonrisa, el resto corre de nuestra cuenta”
-He visto vuestro cartel en Facebook de “sin móvil, sin datos, sin wifi, sin tableta”. ¿Cómo encaja la gente realizar una actividad y estar desconectada?
-A la gente, al principio, le parece una actividad súper romántica lo de “voy a desconectar”, pero a lo largo de un fin de semana también lo sufren, aunque luego lo valoran. Se dan cuenta de la necesidad que tenemos, de la dependencia, y aquí también nos incluimos nosotras en primera persona, porque lo hemos experimentado. Nosotras jugamos mucho con la reflexión, intentamos que después de vivir cada actividad quede algún mensaje o conduzca a algo que te pueda marcar. Al final hacemos la pregunta ¿te hizo falta el móvil para disfrutar de esto? El cliente se va con un aprendizaje y eso lo comenta con los amigos.
Y aunque no es igual en todas las actividades, sí intentamos que en todas se olviden de que tienen móviles.
-¿La gente descubre fácilmente que todavía puede ser niño?
-A veces la gente llega con miedo de participar y hacer el ridículo, sobre todo cuando trabajamos con grupos de empresa en los que no todos se apuntan voluntariamente. A lo mejor si de un grupo de quince se ponen a jugar once, los cuatro restantes, al final, acaban jugando y suele coincidir que se lo pasan mejor que nadie precisamente porque vienen con una expectativa de rechazo. Y luego reconocen la necesidad de volver a jugar. Tú, si quedas con tus amigos, no te vas a poner a jugar al escondite o al pañuelo, pero si alguien te dinamiza y te invita a hacer algo, recuerdas sensaciones de cuando eras pequeño y luego ves que son muy necesarias en tu vida.
-¿Para pasárselo bien hacen falta muchas estructuras?
-Qué va. Al principio como no teníamos recursos empezamos con nada, tirábamos de papel y boli para hacer gymkhanas, manualidades… Si hay imaginación y creatividad, no hace falta tener una gran estructura para pasárselo bien.
Ahora lo que hacemos a veces es subcontratar algunos servicios, como cuando organizamos una gymkhana en canoas, entonces tiramos de empresas vecinas, cercanas a Villaviciosa, que es la zona donde estamos afincadas y donde, para complementar nuestras actividades, gestionamos unos alojamientos rurales.
“Si hay imaginación y creatividad, no hace falta tener una gran estructura para pasárselo bien”
-Ahora que Meca! Y eso? ya está consolidado, y echando la vista atrás… ¿qué crees que tenéis ambas en común que os ha permitido sacar adelante esta idea?
-Yo creo que nos definen las ganas de hacer cosas diferentes. No somos buenas en nada, no destacamos en un deporte o algo por el estilo, pero sí nos gusta ir probándolo todo. Somos muy polivalentes y muy curiosas. Siempre nos gustó la aventura y la creatividad, e igual pecamos de ilusas, pero siempre estamos imaginando y creando como cuando eres niño. Partimos de que no hay nada imposible; a lo mejor tardamos un año en llevar a cabo una idea, pero al final la hacemos.
-Vamos, que a vosotras no os vamos a encontrar trabajando en una oficina de 8 a 3.
-¡Qué va!, podrás vernos en el pueblo que es donde estamos, rodeadas de cabras, ovejas, patos y perros. Después del confinamiento ya nos hemos quedado a vivir en el rural. Aquí estamos muy a gusto, por lo menos de momento, porque vivimos el presente. Luego ya se verá.
Me la juego!
La pandemia puso las cosas difíciles a este dúo de emprendedoras. El confinamiento y las posteriores medidas anti Covid echaron por tierra las actividades de Meca el pasado año, y antes de que la quietud hiciera mella en su estado de ánimo decidieron volver a jugársela. El objetivo: sacar adelante un juego diferente, con pruebas, ingenio y diversión para disfrutar en casa. “Se llama Me la juego! porque nosotras, que tuvimos que pedir otro crédito, también nos la jugamos con todo, pero estábamos pasándolo mal por el hecho de no poder trabajar y este proyecto nos salvó anímicamente, -confiesa Laura-. Es súper divertido, está enfocado para adultos pero los niños también pueden participar. Hicimos un crowdfunding que tuvo muy buena respuesta entre nuestra comunidad de seguidores y las pasadas Navidades lo lanzamos”.
El juego de mesa de Meca es de producción 100% asturiana, uno de los tres requisitos indispensables tanto para Laura como para Cristina. “Todo está hecho en la tierrina, desde la idea original, los materiales, la fabricación y hasta la empresa de envíos que lo lleva a tu casa”, – añade-. Los otros dos requisitos también los cumple, tenía que ser divertido y biodegradable.
El juego se puede adquirir a través de la web mecayeso.com, y como indican sus promotoras, se puede empezar a disfrutar desde un mínimo de dos participantes, y la edad recomendada para hacerlo es de 7 a 120 años. ¡Ahí queda eso!