El pasado 14 de marzo se presentaron las primeras pymes asturianas certificadas en eficiencia energética según la norma UNE-EN 16001, gracias a un proyecto coordinado por el Club de Calidad, en el que han colaborado el IDEPA, la Fundación Asturiana de la Energía, AENOR y Astureco PFS Consultores. Dado el éxito de esta primera convocatoria, ya está en marcha la segunda.
- Reducir el consumo de energía consiguiendo los mismos servicios o productos.
- Fomentar un comportamiento sostenible y reducir gastos, optimizando el uso de la energía disponible.
- Asegurar el abastecimiento y proteger el medio ambiente, sin renunciar a la comodidad que proporciona la energía.
La búsqueda de eficiencia energética trata de reducir el consumo de energía, sin variar el resultado anterior, o incluso mejorando su calidad. El tema está especialmente de actualidad debido a la crisis económica pero también a las diferentes crisis energéticas que se han ido produciendo en los últimos años.
Tradicionalmente, son las grandes empresas las más capacitadas para poner en marcha programas de eficiencia energética. Por eso se ha presentado este proyecto destinado a que también las pymes asturianas puedan tener acceso a asesoramiento y apoyo, para poner en marcha una serie de medidas personalizadas que conduzcan a un mejor aprovechamiento de la energía.
“El proyecto, cofinanciado por IDEPA en el marco del programa INNOEMPRESA y liderado por el Club Asturiano de la Calidad, consistía en implantar un sistema de gestión energética de acuerdo a la norma UNE 16001”, resume Carlos García, responsable del Area de Ahorro y Eficiencia Energética de la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN): “Para ello, la primera tarea es la realización de una auditoría energética que analiza los consumos de energía de la empresa y propone soluciones de mejora técnica y económicamente viables. A partir de esta información se fija la política de la empresa al respecto, se priorizan las mejoras propuestas y se confecciona un plan de acción con las actuaciones a llevar a cabo”. “Enseguida vimos las ventajas de contar con una certificación que combina el ahorro con la responsabilidad energética. Era lo que buscábamos: reducción de costes, reducción de emisiones y reducción del impacto medioambiental”
Natalia Tresguerres. Impulso.
La norma UNE-EN 16001 se publicó en 2010 en España. Se trata pues de una norma nueva y por tanto de escasa implantación, lo que aumenta la importancia de esta iniciativa tanto en Asturias como a nivel nacional. Roberto Rodríguez es el gerente de PFS-Astureco, una consultora que ha estado trabajando en este primer proyecto de certificación, acompañando a las empresas en todo el proceso: “Hay dos motivos que pueden llevar a una organización a querer certificarse o implantar esta norma. Por un lado, optimizar su nivel de eficiencia energética como tal, algo que va a depender del programa energético que definan y de las inversiones que realicen. La otra causa es obtener el reconocimiento de forma externa, de cara a licitaciones. Esto es importante en la medida que cada vez la legislación normativiza y apoya cada día más que las empresas restrinjan el consumo energético, y la administración está empezando a incluir entre sus requisitos trabajar con empresas que sean eficientes energéticamente”.
Según valoran en la FAEN, las ventajas de obtener esta certificación para una empresa son varias: “En primer lugar el conocimiento de cómo y dónde está consumiendo energía y las posibilidades de ahorro energético y económico que la empresa puede llevar a cabo, cuantificados en la auditoría realizada. En segundo lugar la sistematización del proceso de mejora energética adoptado por la empresa como consecuencia del conocimiento obtenido. Por último, además de la reducción de costes que proporciona, la mejora de la imagen pública de las empresas que lo implantan por su compromiso de sostenibilidad energética y medioambiental, así como una mayor confianza de sus clientes al suponer la existencia de unos procedimientos de funcionamiento sistematizados y controlados”. También se valora su creciente importancia en procesos de contratación pública y privada.
Las primeras empresas asturianas.
OCA Construcciones y Proyectos ha sido una de las seis primeras empresas en obtener la certificación. “OCA, desde prácticamente el inicio de su actividad, se ha preocupado de integrar en sus sistemas de gestión todos aquellos aspectos que supongan una mejora en el desarrollo de su actividad. Así el sistema de gestión de OCA cuenta con las certificaciones de AENOR del cumplimiento de la normativa de referencia en Calidad, Medio Ambiente, Seguridad y Salud, I+D+i y Seguridad en la Información. Al tener noticia de la convocatoria por parte de la Consejería de Industria y Empleo del Principado de Asturias y del Club de la Calidad de esta primera iniciativa para promover la implantación en la Pymes de los criterios de gestión energética en sus sistemas de gestión, no dudamos ni un solo instante en apuntarnos a la misma”, cuenta la directora del departamento de calidad, Cristina Cabilla. “Hay dos motivos por los que una organización puede querer certificarse: optimizar su nivel de eficiencia energética y obtener el reconocimiento de forma externa”
Roberto Rodríguez. PFS-Astureco.
Es también el caso de la empresa Daniel González Riestra, dedicada a la instalación, métodos de trabajo y transformación de materiales férricos y no férricos, como explica su contable Raúl Alvarez: “Hace tiempo que venimos trabajando con el Club Asturiano de Calidad, desde la implantación de las normas ISO. 2010 fue para nosotros un año importante, porque conseguimos el sello de calidad TQM 200+, implantamos este sistema de eficiencia energética y también participamos en el proyecto de responsabilidad social dentro de nuestro sistema”.
Una nota común en todas las empresas participantes es que ya cuentan con otras certificaciones de calidad. Es también el caso de Impulso, una empresa especializada en ingeniería industrial y civil, en donde vieron enseguida las ventajas de contar con una certificación que combinara el ahorro con la responsabilidad ecológica. Así lo resume su portavoz Natalia Tresguerres: “Buscábamos básicamente la reducción de nuestros costes operativos y la minimización de nuestras emisiones e impactos sobre el medioambiente en general”.
Pasos para una mayor eficiencia.
El proyecto de certificación energética consta de varias partes: una evaluación inicial, mediante una auditoría energética, un plan de mejora que fije los objetivos de eficiencia, así como la planificación y recursos necesarios para su consecución y una auditoría externa que realiza una nueva evaluación sobre la estructura del plan de mejora, para reforzar la gestión y calibrar las posibilidades de mejora. Durante esta fase AENOR emite un informe de auditoría que permite a las empresas conocer el grado de cumplimiento de la norma. “Aunque aún nos quedan medidas por poner en marcha, de momento sólo con una pequeña inversión hemos conseguido reducir notablemente nuestra factura de la luz”
Raul Alvarez. Daniel González Riestra.
PFS-Astureco, en su calidad de empresa colaboradora, aportó una asistencia global durante todo el proceso, hasta llegar a la certificación final: “Quizá las mayores dificultades tuvieron que ver con la auditoría energética, que define unas posibles medidas a implantar, que en ocasiones requieren inversiones y la adquisición de tecnología cara”. En consecuencia, las empresas participantes tuvieron que hacer un esfuerzo en función de sus características particulares. En el caso de OCA, Cristina Cabilla valora especialmente la preparación previa: “La experiencia acumulada desde hace ya varios años en las distintas certificaciones con las que OCA cuenta y el hecho de disponer de un departamento específico que atiende todo lo relacionado con nuestro sistema de gestión, ha propiciado que el esfuerzo necesario en el proceso de implantación en nuestros procedimientos de los criterios de eficiencia energética haya sido mínimo”.
En cambio, en una empresa como Daniel González Riestra, con un importante gasto energético, ha supuesto una renovación importante, según cuenta Raúl Álvarez: “Nuestro principal proceso es una planta que funciona con electricidad, y tenemos un consumo muy grande, con muchos procesos intermedios. Así que los propios consultores veían la dificultad de medir la eficacia energética de cada uno de los sistemas que tenemos implantados. Esto lleva asociado una inversión que tampoco se puede acometer en el momento, hay medidas que ya están funcionando, pero además hemos puesto en marcha un plan a medio y largo plazo, con otras inversiones que habrá que ir acometiendo para ir mejorando el consumo y, en definitiva, la productividad”. “Las empresas certificadas mejoran su imagen pública y la confianza de sus clientes”
Carlos García. FAEN.
Para Natalia Tresguerres, de Impulso, es importante valorar las implicaciones del proceso de certificación: “Es un proceso largo en el que hay que invertir tiempo de personas cualificadas y dinero. El entorno económico actual no es favorable a la inversión de recursos en asuntos que no son estrictamente operativos. Es necesario contratar una empresa especializada externa que diagnostique la situación actual de nuestra empresa y valore las inversiones a ejecutar de cara a mejorar nuestra eficiencia. Resumiendo, se trata de un tema que lleva mucho trabajo y dinero”.
“Para las empresas que ya disponen de un sistema de gestión implantado como el de calidad o medioambiente, es un paso sencillo ya que es perfectamente compatible con ellos. Para quien no esté certificado en ningún sistema de gestión puede suponer un mayor esfuerzo inicial, sobre todo para la requerida sistematización de los procedimientos de la empresa y la documentación necesaria para ello”, resume Carlos García desde la FAEN. “No obstante, las ventajas obtenidas de su implantación superan con creces las dificultades que puedan encontrarse en el proceso de certificación”.
Nuevas certificaciones.
En la presentación de las primeras certificaciones, el director general de Minería y Energía del Gobierno del Principado, Isaac Pola, destacó la creciente necesidad estratégica de gestionar la energía de una forma inteligente, y se mostró muy satisfecho de que este modelo se vaya incorporando poco a poco en las pequeñas empresas asturianas. Por eso, ya está en marcha la segunda edición del “Plan de Mejora e Innovación de Eficiencia Energética en Pymes Asturianas”. Además del acompañamiento durante todo el proceso, las pymes participantes se beneficiarán de una subvención del 50% del coste total del proyecto. De este modo, nuevas empresas podrán beneficiarse de contar con esta certificación, que recibe una valoración muy positiva por parte de las empresas participantes en la primera edición. “Aunque aún nos quedan medidas por poner en marcha, de momento sólo con una pequeña inversión hemos conseguido reducir notablemente nuestra factura de la luz”, cuenta Raúl Álvarez. “Además, para nosotros el propio sello de certificación es un paso más allá, porque nos da un grado de diferenciación dentro del sector. Que nuestros clientes valoren que, aparte de dar un buen servicio, tenemos el plus de que estamos invirtiendo y mejorando para ser lo más eficientes posibles en todos los ámbitos”. “Una empresa debe tomar una posición activa en temas energéticos por la responsabilidad social que nos corresponde”
Cristina Cabilla. OCA.
Desde el Departamento de Calidad de OCA el resumen es muy satisfactorio: “La aportación más relevante ha sido la de tomar conciencia de la posición activa que debe tomar una empresa la hora de abordar todos los aspectos de la energía, no sólo por la repercusión económica derivada de los mismos, sino por la responsabilidad social que nos corresponde”.
También en Impulso valoran la vertiente social de este proceso: “Existe una mayor concienciación de nuestro personal, tanto a nivel personal como profesional. Su forma de entender el desarrollo del trabajo se encuentra sin duda afectada por este nuevo compromiso de la empresa para con la minimización del consumo energético. También sus propias vidas… Este nuevo paso de la empresa ha hecho a nuestros profesionales mejores”.
A pesar de la crisis económica, el interés mostrado para esta segunda edición es algo que demuestra que la concienciación social e institucional sobre temas energéticos continúa evolucionando.
Europa a por el triple veinte
La Unión Europea se ha comprometido a cumplir un triple objetivo para el año 2020: reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 20%, aumentar la eficiencia energética en un 20%, y que la energía de la UE provenga en un 20% de energías renovables.
En esa línea se ha creado la norma ISO 50001 para un sistema de gestión de la energía. Se trata de un estándar pensado para reducir los costes energéticos, además del impacto ambiental, estableciendo los sistemas y procesos necesarios para mejorar el rendimiento en el uso de la energía, y se espera que entre en vigor durante 2011.