Un año más la luz vencerá a la oscuridad en la noche de San Juan. Esta es una noche en la que las supersticiones, las creencias y el ánimo de pasarlo bien se dan la mano, haciendo que lugares como Mieres se conviertan en el epicentro de una fiesta llena de tradiciones.
En Mieres, San Juan son las fiestas patronales y se prolongan más de una semana. Las calles son un centro de actividades al aire libre mientras que las noches son para los conciertos y el disfrute de una copa rodeado de amigos.
Alberto Álvarez Peña, gran conocedor de las tradiciones y la mitología asturiana, explica que la hoguera de Mieres se desarrolla en un ambiente urbano, lo cual contribuye a que se pierda lo que tradicionalmente se hacía en las aldeas. “Tiene mucha fama porque va mucha gente, hay actuaciones musicales y sobre todo mantiene la Danza Prima. Lo más característico de San Juan es que hay más horas de día que de noche, es la exaltación del sol, el triunfo de la luz sobre la oscuridad con lo cual tiene dos partes: el fuego como un símil del sol resplandeciente y el agua. Antiguamente se recogía la flor del agua que consistía en besar la superficie de las fuentes y esto proporcionaría buena suerte para todo el año”.
Actualmente en Mieres se mantiene otra de las tradiciones más bonitas de esta fiesta que es el enramado de las fuentes. Los “sanxuaninos”, ramas y flores que se han recogido a primera hora de la mañana por los vecinos, sirven para decorar de forma ritual las fuentes del Vasco y del Ayuntamiento. “Este tipo de celebraciones del solsticio lo que tienen como característica es que se abre una puerta entre los dos mundos, el real de las aldeas y ese otro mágico y especial -comenta Alberto-. En esa mañana es cuando aparecen las Xanas peinándose con peines de oro y es cuando tú puedes desencantarlas y casarte con ellas, consiguiendo así todos los tesoros de los que disponen”.
“Este tipo de celebraciones del solsticio lo que tienen como característica es que se abre una puerta entre los dos mundos, el real de las aldeas y ese otro mágico y especial». Alberto Álvarez Peña
Una vez enramadas las fuentes llega la hora de otra costumbre que rememora las antiguas tradiciones: la carqueñá. Un carro tirado por bueyes recorre las principales calles de la villa hasta la plaza del Ayuntamiento recogiendo leña y trastos viejos para quemar en la hoguera. El recorrido del carro lo amenizan bandas de gaitas y grupos folclóricos que llenan la calles de música y bailes tradicionales.
Cerca de la medianoche, fuegos artificiales marcan la proximidad del encendido de la hoguera, uno de los momentos más importantes de la noche. A las doce se procede a encender el fuego ritual y acto seguido se forma también el primer círculo de personas en torno a la hoguera. Con los meñiques entrelazados comienza la Danza Prima en la que sonará de nuevo el romance que todos repiten al unísono mientras bailan: “Hay un galán en esta villa…”.
Tras la hoguera llega la hora de disfrutar del concierto en el Parque Jovellanos y la verbena que se prolongará hasta altas horas de la madrugada.