Tras muchos años de luchar contra viento y marea, la Asociación Cultural El Vallín tiene el centro social con el que soñaron desde su fundación. El pasado mes de noviembre abría sus puertas, poniendo punto y final a un proyecto en el que se han implicado el Plan Leader, el Ayuntamiento y los vecinos de Morcín.
Amador García es uno de los fundadores y el actual presidente de la Asociación. Reconoce que han trabajado mucho y que tuvieron que llamar a muchas puertas para poder disfrutar del local que acaban de inaugurar. En él se realizan todo tipo de actividades y los socios de la Asociación que pertenecen tanto a Morcín como a Riosa, Mieres, Oviedo o Gijón, entre otros, encuentran en este centro un lugar de reunión y de puesta en común con amigos y vecinos.
-¿Qué ha supuesto para la Asociación ver abierto este centro social tan demandado?
-Esta es una deuda que teníamos pendiente desde hace doce años que creamos la Asociación. Luchamos mucho para poder tener un local. Hace unos años pudimos comprar una casa en el pueblo que tuvimos que restaurar y acondicionar para convertirla en nuestro local. Lo que pasó luego es que el volumen de socios fue aumentando, y se nos quedó pequeño. El local tenía dos plantas y tampoco nos servía de cara a las personas con movilidad reducida por el tema de las barreras arquitectónicas. Hace seis años tuvimos que dejarlo y comenzamos entonces una nueva lucha por conseguir un local nuevo. Compramos una finca, tuvimos una reunión con la nueva corporación y les trasladamos que era una demanda que teníamos pendiente desde hace mucho tiempo. Ellos ya eran conocedores del tema y fue una lucha dura a todo o nada. El Alcalde me dijo que iba a apostar por una vía que él creía que se iba a poder conseguir. Apostó y afortunadamente salió bien. Conseguimos ese local que tiene dos plantas y reúne las condiciones que necesitábamos. Con lo cual saldamos esa deuda que teníamos pendiente y que era uno de los sueños que yo tenía como presidente y también como asociación. Ahora podemos hacer ahí todas las actividades que programamos y la verdad es que desde que lo inauguramos a finales de noviembre, no hay fin de semana que lo tengamos libre.
-¿Qué actividades hacen a lo largo del año?
-Hacemos, cursos, juegos de entretenimiento y sobre todo cosas para las personas mayores que son las que más solas están. La verdad es que la gente lo pasa muy bien y como el local es muy grande tiene capacidad para acoger a todas las personas que quieran ir. Organizamos también presentaciones de libros, charlas de salud de diferentes temas como el ictus o el párkinson y todo lo que hacemos va siempre acompañado de comida porque a la gente siempre le presta. Fíjate cómo será el local de grande que el día de la inauguración estábamos unos 250.
-El pueblo tiene muy pocos habitantes. ¿Cuál es el secreto para atraer a tantos socios?
-El boca a boca. Se habla mucho de nosotros porque, independientemente de lo que hacemos en el local, también salimos. En el mes de marzo o abril, empezamos un ciclo de excursiones y otro en paralelo de rutas de senderismo. Siempre preparamos todo con tiempo porque en febrero o marzo nos reunimos y elaboramos unos calendarios con todas las actividades. Esto anteriormente no se hacía y la gente tenía ganas de viajar y de hacer cosas. Esto les gusta mucho porque, hay que decir bien alto y fuerte que, uno de los principios fundamentales que tiene la Asociación para que todo esto siga para adelante, es el respeto hacia los demás. La gente viene, lo pasa bien, no hay discusiones, todo está preparado con antelación, en cada excursión se marcan los horarios y no dejamos nada al azar. Esto aporta mucha seguridad porque saben que todo está organizado y van a llegar a casa satisfechos de haber gastado los euros que les ha costado esa actividad.
“En el local hacemos actividades, cursos, juegos de entretenimiento y sobre todo cosas para los mayores”
También tenemos unos responsables de las diferentes zonas porque lo que yo quise fue que esto fuese un equipo de trabajo a nivel general de todos los socios. Montamos unos núcleos de trabajo, como si fuesen delegaciones y yo tengo un contacto directo con la gente de esos pueblos. Esto hace que se vayan enterando de lo que hacemos y se vayan apuntando. Fíjate que tenemos un par de socios de Santander con raíces aquí.
-Los miembros de la Cofradía de Los Nabos les han reconocido como Cofrades de Honor. ¿Qué significa para ustedes?
-Para nosotros es un motivo de mucha satisfacción porque eso demuestra que nuestro trabajo se reconoce. Yo me siento muy orgulloso de esa Cofradía y del trabajo que realiza, así que es un honor que hayan pensado en nosotros. Estamos muy agradecidos.