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martes 21, octubre 2025

El miedo

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Kaos

¿Cuál es el origen del miedo? ¿Qué función cumple en el proceso evolutivo de la humanidad? ¿Es posible vencerlo…?
Cuando el Creador, el Uno, diseñó a la criatura hombre, soñó a un ser que pudiera superar a cualquier criatura existente en cualquier creación, y para ello la dotó de mente, una mente que con el tiempo se iría desarrollando y le acabaría convirtiendo en un Dios.

El proceso sería lento y largo y estaría lleno de experiencias, de errores, de aciertos, consecuencia todo ello de un aprendizaje imprescindible para poder comprender, manejar y dominar el vehículo mental.
Pero la mente, cuya función es básicamente creadora, está activa siempre, independientemente que su portador, el hombre, sepa o no utilizarla, sepa o no dominarla.

Por ello, durante toda la historia de la existencia del hombre, la mente creó infinitas distorsiones de la realidad, algo que aún sigue haciendo, distorsiones que llegaron a ser verdaderas formas o entidades mentales, focos poderosos de energías en el plano mental que a su vez influenciaban e influencian el pensamiento colectivo humano.

En la actualidad, el hombre, la humanidad, está siendo influenciada por innumerables formas de pensamiento lanzadas al plano mental por mentes más poderosas que persiguen sólo controlar las mentes de los hombres y dirigirlas inteligentemente hacia donde sus intereses egoístas designan.

Como complemento a este proceso, y para que el hombre no sea capaz de romper la telaraña mental creada, dichas mentes crean el miedo, el temor, como arma poderosa que encadena la mente del hombre a las mentes que le roban su libertad a cambio de ofrecerle una falsa seguridad y una inexistente protección, que además es absurda porque no existe nada de lo que proteger, excepto lo que las mismas mentes crearon para justificar y potenciar el miedo.

El miedo es la creación, por tanto, de seres que están en contra de la libertad del hombre, libertad de pensamiento, de acción, de expresión, de vida.
El miedo se alimenta de la desconfianza, de la ignorancia y de la cobardía, y esos tres aspectos son potenciados y alimentados permanentemente desde los poderes instaurados por las mentes de los seres que se oponen al proyecto del Uno de construir una criatura-hombre libre y poderosa.

Si analizamos el mensaje de cualquiera de los poderes existentes en el planeta, veremos que están basados en inculcar el miedo y la desconfianza hacia todo lo que no sean ellos mismos.
Un buen ejemplo es el funcionamiento de la mente de Trump. Su objetivo es confundir, manejar un “poder” que nadie le ha otorgado, jugar con la vida, con las necesidades básicas de la humanidad, con el bien y con el mal, mezclándolo todo y colocándose como si de un “dios” se tratara y los humanos seres insignificantes que están ahí para adorarle, y quien le “adore” tendrá su “premio” y quien no su desprecio.

Él se siente “dios” y ve a los hombres como sus vasallos.

Si estudiamos el desarrollo de la historia de la humanidad, veremos que quien se atrevió a enfrentarse a esas “verdades”, a desafiar esos poderes, fue tachado de rebelde, fue desprestigiado o quitado de en medio.
Y eso sigue estando muy vigente en la actualidad.

Por ello, enfrentarse al miedo es plantar cara a quienes ocultan y manipulan la verdad, es no admitir sus condiciones, es luchar por el derecho a pensar en libertad, a elegir en libertad, a expresar en libertad, derecho que todos poseemos porque, por encima de todo, el hombre es una creación del Uno, y a Él y sólo a Él le debe respeto.

Pero el auténtico Creador, el Dios que diseñó al hombre y le dotó de mente, no creó el miedo, tan sólo permite que exista para que el hombre, su criatura, pueda enfrentarse a la gran mentira que es, pueda vencerlo y conquistar así su libertad.

No se puede adorar a dos “dioses” al mismo tiempo, sobre todo si éstos son opuestos. Por tanto, no es compatible ni lógico creer, confiar, en el Creador, en el Uno, y al mismo tiempo admitir el miedo, que es la creación de otros seres, de otras mentes que se creen “dioses”.

El miedo sólo se puede vencer apelando a la lógica, al conocimiento que otorga la visión que nos revela la trampa tan bien trazada sobre la humanidad y la forma de salir de ella. Pero para liberarse de esa tela de araña, además del conocimiento se necesita valor, porque son tan sutiles sus hilos, porque está todo tan compenetrado por ellos, que sólo los valientes son capaces de romper y lanzarse a un aparente vacío donde, a cambio, se encontrarán con la presencia y la energía del verdadero Creador, del Padre.
Jesús dijo… “La verdad os hará libres”. A eso hay que añadir “Para buscar la verdad y vivirla se necesita ser valiente”.

Y hoy más que nunca, el hombre está ante el dilema de seguir siendo un zombi, movido por los hilos del miedo, o un ser libre que pueda utilizar su mente y descubrir el gran potencial que en ella existe.
Las redes del mal, sus tentáculos y sus protagonistas son cada día más evidentes.
Para los más intuitivos la naturaleza del verdadero Dios está cada vez más a la vista. Su Poder, su Amor y su Creación, la Vida, están a la vista de todos.
Sólo hay que saber mirar, saber sentir y saber enfrentarse al miedo, porque vencer el miedo supone ganar la libertad, vivir en libertad.

El hombre está ante la mayor elección de su existencia.

Su futuro depende de ello.

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