Es el hombre orquesta de la escena asturiana. Un talento capaz de explorar sin prejuicios cualquier propuesta, por mucho que parezca alejada de su esfera cultural. Lo que ocurre es que la esfera cultural de Maxi Rodríguez es global y cambiante y flexible y audaz. Está dispuesto a meterse en jardines donde otros no osarían poner el pie. Así se explica que haya hecho una zarzuela asturiana con pinceladas bollywoodienses. Ahí es nada. Y el resultado arrancó los aplausos del público.
-Al parecer no se estrenaba una zarzuela en el Teatro Campoamor desde 1953 hasta que ha llegado Maharajá, un hito en el género chico. ¿Cómo surge la idea de esta sorprendente zarzuela?
-Fue directamente un encargo del Teatro Campoamor con motivo de la celebración de su 125 aniversario. Creyeron que era una buena manera de conmemorar al teatro y a la vez aportar aires de renovación a un género que muchas veces se tilda de anticuado, como es la zarzuela. Para mí fue un reto muy importante. Como dramaturgo profesional yo había transitado por otros medios, como el cine o la televisión, pero me resultaba difícil pensar en términos de zarzuela aquí y ahora, quiero decir, no refritando libretos preexistentes ni versionando cosas que ya existían, sino empezando desde el folio en blanco. Quería pensar qué tipo de zarzuela había que hacer para llegar al espectador de hoy. La apuesta fue una zarzuela que respeta el género pero desde una perspectiva contemporánea, con mi sello particular, con el sentido del humor que caracteriza toda mi obra y tratando de conectar con el espectador de hoy. Por supuesto, hubo quien se quedó con cierto rictus de perplejidad al enterarse de lo que iba a hacer, pero bueno, yo creo que el trabajo salió muy bien y estamos todos muy contentos.
-¿Te inspiraste en el estilo Bollywood?
-Me inspiré en una experiencia personal. Fui padrino en una boda india y eso marcó mi forma de ver la teatralidad de las cosas. Estuve casi dos meses en el país y regresé con un material muy bueno para hacer un guion de cine, pero al final la escaleta se guardó, como hacemos todos los escritores, en la despensa literaria. A raíz del encargo lo saqué porque me parecía que podría convertirse en zarzuela. Tenía ingredientes atractivos desde el punto de vista musical y comicidad suficiente, y pensé que podía ser divertido conectarlo con la realidad asturiana.
«No me gusta hacer el humor bobalicón, quiero que tenga un punto reflexivo y es lo que trato de hacer en toda mi obra»
-El autor de las partituras ha sido Guillermo Martínez. ¿Ha habido complicidad para llevar este desafío a buen puerto?
-El trabajo con Guillermo fue muy enriquecedor, es muy joven y tiene un gran porvenir, hizo un gran trabajo con la música. Espero que no suene pretencioso pero estoy seguro de que el tiempo va a poner en su lugar tanto el libreto como la partitura de Maharajá. Creo que tiene muchísima calidad y que va a perdurar. No es fácil que de una zarzuela de nueva creación la gente salga cantando músicas que no había escuchado jamás. Y aquí ha pasado.
La música envuelve muy bien este tipo de espectáculo, que hace que te rías y que reflexiones a la vez.
-El resultado fue un lleno total.
-Y estoy absolutamente satisfecho por eso, lástima de los que no han podido verlo porque creo que ese hastag de #OviedoQuiereZarzuela es muy real. Me gustaría que se viese más y que el espectáculo tuviese más vida y más trayectoria. Todo ese montaje para solo dos días es un poco frustrante, así que confío en que se programe más y todo el mundo pueda acceder a él, de hecho he constatado que mucha gente se quedó sin poder verlo. La cuestión es que no hay muchos teatros que programen este tipo de obras, algunos incluso se niegan a programar cosas que no hayan producido ellos mismos. Pero bueno, esperemos a ver qué pasa.
«Todo ese montaje para solo dos días es un poco frustrante, así que confío en que se programe más y todo el mundo pueda verlo»
-La obra hace una autocrítica en clave de humor, manifestando diferentes aspectos de Asturias. ¿Es una manera irónica de hacer que veamos nuestras contradicciones?
-La zarzuela es básicamente un entretenimiento musical, lo que pasa es que por mi forma de trabajar no me gusta hacer el humor inane y bobalicón, quiero que tenga un punto reflexivo y es lo que trato de hacer en toda mi obra.
Por otro lado, todas las zarzuelas están ubicadas en lugares concretos y tienen una conexión con la problemática de su momento. Ahí está La verbena de la Paloma, por ejemplo, que narra lo que sucedía en el Madrid de La Latina en ese momento. Aquí eso no podía ser menos. No obstante, quien piense que es solo localista es que desconoce absolutamente el género.
-¿Cuáles han sido las dificultades específicas del montaje?
-Pues aparte de las dificultades propias del género lírico, realmente teníamos que coordinar un equipo muy grande y variado. Había que lograr que los solistas fuesen capaces de interpretar y mezclarse con los actores, que los actores cantasen, en clave cómica; que todo eso se escuchase bien, gracias al director musical, que la orquesta no tape sino que acompañe; que la coreografía complementase todo esto, la iluminación fuese precisa… Es decir, lo que supone coordinar un equipo altamente cualificado. No nombro a nadie porque seguro que me dejo algún nombre en el tintero, pero la ficha técnica es espectacular. Todos se implicaron en el proyecto e hicieron un trabajo inmejorable.
-Además, un vestuario muy espectacular.
-De manera deliberada en el libreto se trataba también de buscar un contraste plástico entre la bulliciosa india del rayastán con mucho colorido y muchísima gente, mucha figuración y tal, frente a la asturias descolorida y despoblada donde había que trabajar en otra clave. Pasamos del color al gris, esta asturias verde y gris en la que nos toca convivir.
-Personalmente ¿cómo te ha marcado?
-Me ha hecho crecer más profesionalmente. Yo venía de hacer una obra en euskera, en el País Vasco, y entrar en la lírica con el género de la zarzuela me enriquece con la calidad profesional de todos los que trabajaron conmigo. Mientras sigamos trabajando, seguimos creciendo. Esa es la idea.
-Pues esperemos ver esta obra representada en Madrid.
-Yo estoy casi seguro de que va a ser, espero que más pronto que tarde. Y va a perdurar, lo tengo clarísimo. No sé si la haremos nosotros o no, pero el libreto y la partitura tienen la calidad suficiente. Creo que hemos hecho una aportación a la zarzuela que constituye un hito y pasará a formar parte del acervo cultural del género.